En los bulliciosos mercados de Europa, donde la tradición y las nuevas corrientes provenientes de todas partes del mundo generan un bonito mosaico (productos europeos, chinos, americanos…), se cierne una sombra de inquietud. Las recientes políticas arancelarias del presidente estadounidense Donald Trump han desatado una tormenta en el comercio global que va a generar grandes desvíos de mercancías. En esencia, China va a tener serios problemas para vender a EEUU los cientos de miles de millones que exportaba en bienes. ¿Y cuál es la economía en el mundo que se parece más en tamaño, riqueza, patrones de consumo, etc. a la americana? Blanco y en botella: Europa. El Viejo Continente teme ser el próximo puerto donde ‘encallen’ miles de buques chinos rebosantes de mercancías a precios de derribo.

La imposición de crecientes aranceles por parte de EEUU a productos chinos ha generado una preocupación palpable en la Unión Europea. Existe el temor de que Pekín, al enfrentarse barreras comerciales crecientes en el mercado estadounidense, redirija su excedente de productos a Europa, inundando el mercado con bienes a precios ya no reducidos, sino de auténtica ganga . Esta situación podría poner en jaque a los fabricantes europeos, que ya operan en un entorno muy competitivo.

Robin Winkler, economista jefe para Alemania en Deutsche Bank, advierte de que el “shock comercial inmediato en Asia probablemente repercutirá en Europa”. Según Winkler, los fabricantes chinos intentarán vender más de sus productos en Europa y otros lugares al enfrentar “un formidable muro arancelario en EEUU”. Andrzej Szczepaniak, economista de Nomura, señala que los aranceles impuestos por EEUU a China (un espectacular 145%) son “mucho mayores de lo que muchos, incluidos nosotros, habíamos esperado”. Como consecuencia, el riesgo de que China “inunde Europa con bienes” ha aumentado “materialmente”, pone de relieve.

Este plan se ha acelerado ahora, pero lo cierto es que ya venía fraguándose meses atrás. Pekín sabía que los aranceles llegarían antes o después, y en este mundo hay poca gente más previsora y trabajadora que los chinos. Esto ha llevado a que una serie de expertos lleve tiempo especulando con la posibilidad de que China haya estado meses preparando un plan para desviar parte de los bienes que hoy van a EEUU y llevarlos a la zona euro. Para que la estrategia surta efecto, China sabe lo que tiene que hacer: reducir márgenes y vender estos productos a un precio muy competitivo.

La baja inflación de China

Las últimas pistas dan pie a este escenario. Esta misma semana se ha conocido que China sigue coqueteando con la deflación, con un índice de precios al consumo (IPC) del -0,1% interanual en marzo. Más preocupantemente, la deflación de los precios de producción (IPP) pasó el mes pasado del -2,2% interanual en febrero al -2,5% el mes pasado, firmando el mayor descenso intermensual en seis meses. La lectura parece clara: “parece que el IPP seguirá bajando, dadas las recientes caídas de los precios de las materias primas y el golpe que recibirán las exportaciones, lo que animará a algunos fabricantes a recortar los precios”, elucida Julian Evans-Pritchard, estratega para China de Capital Economics.

El gran problema, subraya el analista, es que el consumo interno chino sigue siendo muy débil y, pese a las promesas de las autoridades de arreglar esta situación, lo cierto es que gran parte del gasto fiscal se sigue dedicando a ampliar la oferta de la economía, haciendo imposible que el gasto de los ciudadanos locales compense el debilitamiento de las exportaciones infligido por el castigo de EEUU. Todo ello conduce, redondea el experto, a un todavía mayor exceso de capacidad, sintagma maldito para algunos en Occidente.

Este exceso de capacidad no se refiere a otra cosa que a una China produciendo muy por encima de sus necesidades, provocando un stock sobrante de productos que van desde coches eléctricos hasta bienes de consumo menores. Ya el exceso de capacidad en el sector automovilístico está siendo un doloroso quebradero de una Europa que decretó aranceles, con muchas dudas y debate interno, contra estos vehículos.

El impacto sobre la economía de la zona euro de una avalancha ahora acrecentada por el castigo americano es un tanto incierto. Por un lado, permitirá a los europeos acceder a bienes a precios baratos, pero por otro también puede expulsar a los bienes ‘made in Europe’ que se venden dentro del continente. Más poder adquisitivo para el consumidor y problemas para algunas empresas. La historia de la globalización podría repetirse de forma rápida y contundente en un corto periodo de tiempo y concentrada en Europa.

Bajas de precios en los bienes chinos

También desde Capital Economics, su analista para Europa Jack Allen-Reynolds contempla que el aumento de la competencia de las importaciones chinas baratas podría hacer bajar los precios de los bienes en el Viejo Continente. “Desde el Día de la Liberación, el euro se ha fortalecido casi un 3% frente al yuan. Y dado que China se enfrenta actualmente a unos aranceles mucho más elevados de lo que esperábamos, sus exportadores podrían reducir aún más los precios para descargar mercancías que, de otro modo, se habrían enviado a EEUU”, razona.

Aunque confía en que pueda haber un efecto limitado -las importaciones procedentes de China sólo representan en torno al 1,5% del consumo de la eurozona, el analista no descarta un aumento de la competencia china que socave aún más la competitividad de las empresas europeas, lo que desencadenaría una UE aplicando derechos antidumping.

La situación es delicada. Mientras que los consumidores europeos podrían beneficiarse de precios más bajos a corto plazo, una afluencia masiva de productos baratos podría socavar la competitividad de las industrias locales, llevando potencialmente a pérdidas de empleo y cierres de empresas. La UE se encuentra en una encrucijada, buscando equilibrar la apertura comercial con la protección de sus sectores estratégicos.

Ante esta perspectiva, la Comisión Europea está considerando la implementación de medidas de emergencia para proteger sus mercados. Estas podrían incluir la imposición de aranceles adicionales a productos asiáticos que se desvíen hacia Europa como consecuencia de las barreras comerciales estadounidenses. Funcionarios han indicado que se ha intensificado la vigilancia de los flujos de importación para detectar y responder a cualquier aumento inusual. En los pasillos de Bruselas son conscientes de los riesgos que conllevan un alud así de bienes desde Oriente y así lo verbaliza un diplomático de la UE: “Tendremos que tomar medidas de salvaguardia para más de nuestras industrias”.

En el plano político, sin embargo, esta respuesta chocaría con la estrategia de un acercamiento táctico a Pekín, reflejada en el reciente viaje del presidente español, Pedro Sánchez, a China. El referido diplomático admite la preocupación por que esta protección de las industrias locales con aranceles genere otro punto de tensión con China, ya que no solo se espera que Pekín no cambie su modelo de exportación de sobrecapacidad, sino que lo intensifique habida cuenta del golpe de EEUU.

Fuente: Revista El Economista

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