Casi medio millón de personas recibe cada año en Estados Unidos un diagnóstico de enfermedad de Lyme, lo que evidencia la magnitud de este problema de salud pública. Aunque muchos asocian la afección con una erupción en forma de diana tras la picadura de una garrapata, la realidad es más compleja.
Según Time, solo el 20% de los casos presenta esa lesión característica, mientras que el resto puede experimentar síntomas variados, como afecciones cardíacas, trastornos neurológicos o fatiga extrema. Reconocer estos signos menos conocidos resulta crucial para obtener un diagnóstico temprano y prevenir complicaciones graves.
Qué es la enfermedad de Lyme y cuáles son sus síntomas iniciales
La enfermedad de Lyme es una infección causada por la bacteria Borrelia burgdorferi, transmitida por la picadura de garrapatas de venado infectadas. De acuerdo con Time, alrededor del 75% de los pacientes desarrolla una lesión cutánea entre una y cuatro semanas después de la picadura, pero solo una minoría presenta la erupción en forma de diana.
En las etapas iniciales, la enfermedad suele manifestarse con síntomas similares a los de una gripe: fiebre, escalofríos, dolores musculares y ganglios linfáticos inflamados. Estos signos aparecen entre cinco y diez días tras la infección y, si se identifican a tiempo, el tratamiento con antibióticos como la doxiciclina durante dos o tres semanas suele ser eficaz. No obstante, la ausencia de síntomas clásicos o su confusión con otras enfermedades puede dificultar el diagnóstico y derivar en complicaciones.
Síntomas menos conocidos: el impacto multisistémico de Lyme
Cuando la enfermedad de Lyme no se diagnostica ni trata oportunamente, puede afectar diversos sistemas del cuerpo. La Dra. Amy Edwards, profesora asistente de pediatría en la Case Western Reserve University School of Medicine, declaró a Time que “hay casi nada que no pueda hacer esta enfermedad”, aludiendo a la variedad y severidad de sus manifestaciones.
Problemas cardíacos
Uno de los efectos más graves es la afectación cardíaca. En uno de cada cien casos, la bacteria puede llegar al corazón y provocar carditis de Lyme, una inflamación que causa mareos, desmayos, dificultad respiratoria, palpitaciones o dolor torácico.
En casos severos, puede presentarse un bloqueo auriculoventricular, que impide el paso de señales eléctricas entre las cámaras del corazón. El Dr. Sunjya K. Schweig, integrante del consejo asesor científico de la Bay Area Lyme Foundation, explicó a Time que algunos pacientes requieren un marcapasos temporal y antibióticos intravenosos. “Es tratable, es curable, y también puede matarte si no se detecta”, advirtió.
Alteraciones neurológicas
El sistema nervioso es otro de los grandes afectados. Un síntoma frecuente es la llamada niebla mental (brain fog), que implica dificultad para concentrarse, pensar con claridad o retener información. Kirsten Stein, quien tardó más de dos años en recibir un diagnóstico correcto, relató a Time que experimentó pérdida de memoria a corto plazo y confusión. “Recuerdo pensar: ‘Eso no está bien’”, afirmó, al describir cómo olvidaba nombres de personas cercanas y tenía problemas para desenvolverse en tareas cotidianas.
Asimismo, la enfermedad puede inflamar los nervios craneales y provocar parálisis de Bell, una debilidad repentina en un lado del rostro, que suele aparecer semanas o meses después de la infección, sobre todo en adultos.
Problemas oculares
Los ojos también pueden verse afectados. En las primeras etapas, algunos pacientes presentan conjuntivitis o irritación ocular. Si la enfermedad progresa, puede producir visión doble, pérdida de visión, daño en el nervio óptico o queratitis neurotrófica, que reduce la sensibilidad de la córnea. Otros síntomas incluyen visión borrosa, destellos, lagrimeo, fotofobia e inflamación de la retina, según detalló Schweig a Time.
Trastornos auditivos y del equilibrio
La inflamación provocada por Lyme puede alcanzar el oído interno, causando pérdida de audición, tinnitus (zumbidos), vértigo y problemas de equilibrio. Un estudio citado por el medio, basado en 216 pacientes con enfermedades transmitidas por garrapatas, reveló que 162 presentaban síntomas otorrinolaringológicos. El tinnitus fue la manifestación más común (77%), seguido de vértigo y mareos (54%), cefaleas (39%) y pérdida auditiva unilateral (17%).
Artritis y dolor articular
En menores, la artritis es una de las manifestaciones más frecuentes. La Dra. Edwards indicó a TIME que muchos niños acuden a urgencias en otoño con una rodilla inflamada y fiebre baja, sin antecedentes de lesión. Aunque el dolor no suele ser incapacitante, la inflamación puede limitar el movimiento. El tratamiento con doxiciclina durante cuatro semanas suele resolver el cuadro, pero el diagnóstico puede retrasarse si los síntomas no se reconocen adecuadamente.
Fatiga extrema
La fatiga debilitante es otro de los síntomas persistentes menos reconocidos. Un estudio citado por Time concluyó que quienes han tenido Lyme presentan entre ocho y quince veces más probabilidades de sufrir fatiga moderada o severa que quienes no han contraído la enfermedad. Caitlin Durcan, diagnosticada tras una picadura en un campamento en Nueva York, explicó que debía dormir varias horas al día y no lograba mantenerse despierta en la universidad. “No podía estar despierta un día entero, y mis amigos decían: ‘Claramente algo está muy mal’”, recordó.
Testimonios de pacientes: dificultades en el diagnóstico
Los casos de Kirsten Stein y Caitlin Durcan reflejan las dificultades para diagnosticar Lyme cuando no aparecen los signos clásicos. Stein nunca tuvo la erupción típica y pasó más de dos años sin diagnóstico, mientras sufría confusión mental y otros síntomas físicos. Durcan tampoco presentó fiebre ni erupciones, pero sí migrañas, inestabilidad emocional, hinchazón ocular y fatiga severa.
Ambas destacan la importancia de encontrar médicos dispuestos a escuchar a sus pacientes. Durcan afirmó a Time que, tras un tratamiento intensivo, recuperó su energía y su vida social, e incluso se inscribió en una media maratón. “Es una enfermedad realmente extraña y complicada, y se presenta de forma diferente en cada persona”, señaló. “Encontrar un médico que te crea y quiera ayudarte es fundamental”.
Opiniones de especialistas
Los expertos consultados por el medio advierten sobre la necesidad de prestar atención a síntomas atípicos, especialmente en verano, cuando aumentan los casos. La Dra. Edwards señaló que Lyme puede adoptar formas tan variadas que resulta difícil de identificar. “Una vez que te sorprende un par de veces, empiezas a buscarla en todas partes”, afirmó.
El Dr. Schweig insistió en no subestimar signos como las palpitaciones, debido a las posibles complicaciones cardíacas. Por su parte, la Dra. Amy Duckro, especialista en enfermedades infecciosas de Kaiser Permanente en Colorado, explicó que la falta de tratamiento temprano puede provocar daños cardíacos, neurológicos y reumatológicos.
Datos sobre frecuencia y gravedad de los síntomas
La información publicada por Time indica que, de los casi 500.000 diagnósticos anuales, solo el 20% presenta la erupción típica. Hasta el 10% desarrolla síntomas persistentes y severos, especialmente si el tratamiento se retrasa. Los estudios citados destacan que la fatiga, las alteraciones neurológicas y los problemas auditivos son comunes y, en algunos casos, incapacitantes.
La importancia del diagnóstico temprano
El diagnóstico precoz y el tratamiento inmediato con antibióticos son claves para evitar complicaciones a largo plazo. Expertos y pacientes consultados por Time coinciden en que la diversidad de síntomas puede dificultar la detección de la enfermedad, por lo que recomiendan estar atentos a cualquier señal inusual tras una posible exposición a garrapatas.
En declaraciones con el medio, Caitlin Durcan alentó a quienes sospechen de Lyme a priorizar su salud y buscar atención médica. La atención oportuna puede marcar la diferencia en el curso de esta enfermedad compleja y muchas veces desconcertante.
Fuente: infobae