Elizabeth Cabezas: Maliciosa y temeraria

Así fue la declaratoria de la Corte Provincial de Pichincha en febrero del 2022 a la falsa denuncia presentada en Noviembre del 2020 por un sujeto que tuvo la audacia de hacer varios vídeos ( borrados todos a la fecha) donde de manera reiterada buscó afectar mi buen nombre e imagen, publicando en sus redes sociales, Facebook y compartiendo en Whatsapp una serie de mentiras.

Hoy he decidido compartir mi caso, que es uno más de la larga lista de actos que atentan contra mujeres que hemos surgido por nuestro esfuerzo dedicación e integridad, más aún cuando las involucradas somos mujeres en el ámbito político que día a día somos víctimas de “aspirantes a analistas y comentaristas” que sin la menor rigurosidad, movidos por bajas pasiones, odios personales, intereses económicos, y muchos, por el afán de salir del anonimato y tener notoriedad arremeten contra figuras políticas relevantes.

Lo paradójico, es que estos individuos todos pretenden hacer plataforma política, esperando ser algún día tomados en cuenta.

Luego de casi 2 años de un largo proceso investigativo la fiscalía archivo esta falsa denuncia en mi contra y la Corte Provincial ratificó este dictamen.

El falso denunciante entendiendo las graves consecuencias que tiene una declaratoria de malicia y temeridad ahora no sólo que quiere convertirse en una supuesta “víctima” de la justicia al presentar una acción extraordinaria de protección a la Corte Constitucional, sino que pretende salir del país evadiendo a la justicia, difundir nuevas mentiras a través de terceros, y hasta tratar de incidir en instancias legales donde estas falsas denuncias ya fueron resueltas y en donde me he defendido como una ciudadana más .

No puede ser que la honra, el buen nombre y la trayectoria de las personas sean mancillados con tanta facilidad, pues la ética y la decencia no pueden sucumbir ante la tentación de oscuros intereses.

Sigo pensando que la razón y la ética priman en los seres humanos, aunque es evidente que estos valores se perdieron en las redes sociales, en muchos casos amparados por el anonimato.

Gracias a las miles de personas que conocieron de mi caso, y que durante estos años se han solidarizado conmigo, quienes además me hicieron llegar documentación que evidencia el miserable calibre del ataque, de su gestor y de quienes podrían estar detrás.

Mi voz es importante en este inmenso espacio donde día a día las mujeres estamos luchando por erradicar los actos de odio, agresión y violencia de género contra las mujeres.

Que el testimonio de muchas mujeres movilice las conciencias para eliminar a los verdugos y financistas de estos actos.

El escándalo vulnera derechos y es fugaz, pero la justicia debe sancionar a quien actúa en contra de la ley para que los ciudadanos sintamos la protección del estado.

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