Elizabeth Cabezas: LA CORRUPCIÓN

Una palabra que sirve, sirvió y servirá para que nuevos y viejos políticos se rompan las vestiduras y juren eliminarla, una palabra que encuentra en la ciudadanía un pretexto o una bandera de lucha para hacerse visibles o intentar ir en su combate, ahora resulta que esta palabra se ha convertido en el factor común en la mayoría de gobiernos en este y en muchos otros países.

“Corrupción es la acción y efecto de corromper, es decir, es el proceso de quebrar deliberadamente el orden del sistema, tanto ética como funcionalmente, para beneficio personal. Además de que el corrupto comete una acción ilegal, también presiona u obliga a otros a cometer tales actos”.

Cuando la ciudadanía votó por el actual presidente (Lasso) se escuchaba con mucho entusiasmo decir…..”como es millonario no a de robar”, que resulta, que igual que en otros gobiernos donde no eran millonarios y también pensamos que no robarían, se ha nombrado a funcionarios en el sector público al más alto nivel que han visto la oportunidad de mermar para ellos y sus amigos de los fondos públicos en las empresas estatales.

Quien fue designado por el Presidente Lasso como presidente de las empresas públicas, el señor Luque Lecaro venía de un desempeño de muchos años eficiente y honesto en el sector privado, y me atrevo a afirmar, que si hubiese habido pistas de corrupción no hubiera trabajado tanto tiempo en el Banco de Guayaquil. Es por ello que cabe la pregunto ¿Cómo sucumbió en un año este ciudadano y se convirtió en la cabeza visible de un esquema de corrupción en las empresas estatales?.

Queda claro entonces que la corrupción como bien se define se da no sólo por el actuar improcedente de quienes llegan a ocupar los cargos públicos, sino por las debilidades en el sistema.

No hay controles, los términos de referencia para los contratos en el sector público son hechos a medida, y nadie se preocupa de reformar la ley de contratación pública que permite casi de manera “legal” asignar a los ganadores de los concurso que siempre serán los panas.

Es evidente que la ambición moviliza a todas las personas, no discierne estrato social, quienes ven las falencias del sistema meten la mano. Como dice un refrán popular “en arca abierta el justo peca”.

SERCOP es el talón de Aquiles. La ley de compras pública es un manual para la sapada, y los mandos medios de SERCOP conocen cómo funciona el sistema y lo manejan a su antojo en beneficio de quien más les convenga.

Por eso me pregunto el corrupto nace o se hace… y la respuesta parece ser… se hace… y este mal aflora cuando ven la oportunidad y cuando ven que el sistema le permite hacerlo sin castigo y sin sanción.

Usted cree que Luque Lecaro fue un corrupto en el Banco de Guayaquil institución de la cual fue su vicepresidente por años? Yo creo que NO, porque los controles y procesos en el sector privado no permiten sapadas y saben detectar a tiempo cualquier irregularidad.

Mientras la ley de compras públicas siga vigente, mientras existan vicios de procesos cualquier santo que venga al sector público puede ser presa fácil de los vivísimos que hablándoles en la oreja buscan ser beneficiarios de los fondos públicos.

No cabe duda que cualquier ciudadano puede sucumbir y ser tentado por esta horrible plaga de la corrupción….

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