La economía de España volvió a sorprender la semana pasada con un dato de PIB que batió todas las expectativas de analistas y el consenso del mercado. Ya parece algo habitual que cada vez que se anuncia un dato preliminar de la actividad en España, la publicación supere con creces, incluso a los vaticinios de los más optimistas. Pues bien, este último dato obliga, nuevamente, a modificar a todos los organismos las previsiones que habían lanzado en los últimos meses para la economía de España en este 2025. Cosas de la contabilidad nacional, un gran trimestre a finales de año modifica por completo el dato de PIB esperado para todo este 2025. Tal es el cambio, que aunque la economía de España quedase absolutamente congelada durante todo el 2025 (este es un escenario hipotético), el crecimiento final del PIB este año sería superior al de Francia, Italia o Alemania. ¿Por qué sucede esta singularidad? El carry-over effect o efecto arrastre tiene la respuesta.

El carry-over effect en el crecimiento del PIB es un concepto fundamental para entender cómo la evolución de la economía en un año impacta sobre el crecimiento del año siguiente. Según explica el Banco Central Europeo (BCE), este efecto representa la inercia que arrastra la economía desde el último trimestre del año previo, de modo que, si el PIB se mantiene constante a lo largo del nuevo año, el crecimiento anual reflejaría únicamente el efecto de arrastre dejado por el año anterior. En palabras del BCE, “el carry-over effect muestra cuánto crecería el PIB en un año determinado si todas las tasas de crecimiento trimestrales de ese año fueran cero”. En otras palabras, incluso sin variaciones adicionales en la actividad económica, el PIB anual puede reflejar un crecimiento positivo o negativo derivado del punto de partida en el que se encontraba la economía. Parece arte de magia, pero no… es contabilidad nacional.

Este va a ser el caso de España. Acudiendo a las cifras de PIB de volúmenes encadenados a través de índices (el índice 100 equivale a un año de partida desde ahí varía ese 100 en función del crecimiento o caída del PIB) que publica el INE se puede ver como en el último trimestre de 2024, el PIB español alcanzó un índice de 121,49 (un 0,8% más alto que el del trimestre anterior, que era de 120,584 y un 3,5% superior al mismo índice de un año antes). Si la economía de España se estancase de ahora hasta el final del año que viene y durante los cuatro trimestres de 2025 este índice se quedara congelado en los 121,49 puntos, el PIB ya presentaría una expansión del 1,2% anual, superando las previsiones de crecimiento para 2025 de países como Alemania, Francia o Italia que se sitúan entre el 0 de Alemania, y el 0,5% de Francia en el mejor de los casos (a Italia le dan un 0,3% de media). Lo normal es que la economía de España siga creciendo con intensidad, dada la fuerte creación de empleo y la resistencia del sector servicios, con el turismo a la cabeza. Por ello, la mayoría de las revisiones del PIB van a prever un crecimiento de entre el 2,4 y el 2,8% del PIB para este año.

Daniel Kral, economista de Oxford Economics, señalaba en la red social X que “España es la economía avanzada entre las grandes que presenta un mayor crecimiento den 2024, con el fuerte final de año, incluso si no hubiera crecimiento alguno en cada uno de los trimestres de 2025, el crecimiento del año sería 1,2%. Solo con que el PIB avanzase un 0,4% trimestral (la mitad del ritmo de este año), el crecimiento sería del 2,3% en 2025, el doble que el de la eurozona”, señalaba este experto. Kral exponía un gráfico que se ve a continuación donde el año 2024 se establece el índice 100 del PIB para simplificar la explicación.

El año 2024 equivale al PIB índice 100. Fuente: Oxford Economics.

Otra forma de verlo más sencilla, pero menos exacta (aquí ya entra en juego la inflación pasada, presente y la futura que no conocemos) es analizarlo con el PIB en euros. En el último trimestre de 2024, el PIB de España creció un 0,8% trimestral y un 3,5% interanual, una cifra que deja el PIB de ese trimestre en los 407.457 millones de euros aproximadamente, una cifra inédita hasta la fecha (por grande).

De modo que, si la economía se estancase por completo durante todo 2025 y el PIB se mantuviera trimestre a trimestre en esos 407.457 millones de euros, el dato final de 2025 de 1,629 billones de euros, frente a los 1,593 billones en los que ha cerrado en 2024. Con estos datos, si el PIB se estancara en esos 407.457 millones trimestrales ya ofrecería un crecimiento del 2,26%, no obstante, esto es un ejemplo sin validez real ninguna, porque los datos en euros son cifras nominales que habría que convertir en tasas de crecimiento reales (a través del deflactor del PIB). Solo por la inflación, el PIB trimestral será más grande, pero luego habrá que depurarlo.

De este modo, en el caso de España, el fuerte crecimiento económico registrado en el cuarto trimestre de 2024, con una tasa de expansión intertrimestral del 0,8% y un crecimiento interanual del 3,5%, ha generado un efecto de arrastre positivo para 2025 que va a marcar el PIB de este año de forma notable. Esto significa que, incluso si la economía española no creciera en ningún trimestre de 2025 (si la economía quedará congelada), el crecimiento anual real del PIB reflejaría un incremento del 1,2% debido exclusivamente a la herencia estadística del crecimiento previo. Como señalaba el BCE en su informe, “el efecto de arrastre positivo se debe al hecho de que el PIB generalmente muestra una tendencia ascendente”, lo que explica que en promedio más de un tercio del crecimiento anual del PIB en la zona euro esté determinado por este fenómeno.

Otros ejemplos

No solo España, esto tiene efecto en cualquier economía que llegue a la parte final del año en plena aceleración de la actividad o en plena caída sufre este efecto. El impacto del carry-over effect es particularmente relevante en contextos de fuerte recuperación o desaceleración económica. En 2009, durante la crisis financiera global, el BCE observó que el PIB de la zona euro se contrajo un 4% de los cuales -1,7 puntos porcentuales correspondieron al efecto de arrastre negativo del año anterior. Por el contrario, en años de fuerte recuperación, el carry-over effect puede ser un motor del crecimiento anual. En el caso español, este fenómeno sugiere que, aunque la actividad económica se desacelere en 2025, el crecimiento interanual seguirá reflejando cifras positivas debido al impulso dejado por el último trimestre de 2024

Desde una perspectiva de previsión macroeconómica, el carry-over effect implica que las expectativas de crecimiento deben analizarse con cautela, ya que el crecimiento anual no siempre refleja la evolución real de la actividad económica dentro del año en cuestión. Como advierte el BCE, “la diferencia entre la tasa de crecimiento media anual y el carry-over effect corresponde a la dinámica de crecimiento dentro del año”. En este sentido, si España lograra mantener un crecimiento positivo a lo largo de 2025, la cifra final del PIB podría ser aún mayor de lo previsto, mientras que, si la actividad se estanca, el crecimiento anual dependerá exclusivamente del efecto de arrastre y no de nuevos avances económicos.

En conclusión, el caso español es un claro ejemplo de cómo un fuerte crecimiento al final de un año puede impulsar mecánicamente las cifras del PIB en el año siguiente (efecto arrastre). Este fenómeno estadístico tiene importantes implicaciones para la formulación de políticas económicas, ya que los gobiernos y organismos financieros deben distinguir entre el crecimiento real dentro del año y el crecimiento heredado del período anterior. En el contexto de 2025, la economía española parte con una ventaja en términos de crecimiento gracias al efecto de arrastre positivo de 2024, pero el desafío será consolidar esta tendencia con nuevas mejoras en la actividad económica en lugar de depender únicamente de la inercia estadística.

Fuente: Revista El Economista

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