El repentino auge de las ventas de China, Armenia o Turquía a Rusia hace saltar las alarmas en Occidente

Las fuertes sanciones que ha impuesto Occidente a Rusia prometían tener un impacto brutal sobre la economía. Aunque es cierto que estas sanciones tenían la capacidad de dañar (y mucho) a la economía europea (muy dependiente de la energía rusa), sobre todo tenían el potencial para devastar la economía de Rusia. Sin embargo, más de un año después, Rusia sigue resistiendo y haciendo malas esas lúgubres expectativas. Todo hace indicar que las sanciones, por ahora, solo han modificado los flujos de intercambios de bienes y servicios, pero no han privado a Rusia de sus exportaciones de petróleo ni de las importaciones de los tan necesarios bienes intermedios (maquinaría para seguir produciendo petróleo y fabricando bienes) y la tecnología. ¿Cómo es posible que el todo-poderoso Occidente no haya logrado aislar a Rusia? La respuesta parece cada vez más clara: Rusia tiene una larga lista de países ‘aliados’ que actúan como intermediarios.

 

En el caso del petróleo y los refinados, los flujos comerciales han revelado que Rusia estaría colocando sus productos derivados del petróleo a través de terceros países que usan su gran capacidad de refino para comprar el crudo ruso a descuento (unos 60 dólares barril) y después enviarlo de vuelta a Europa. El proceso es relativamente sencillo, legal y, por tanto, cumple con los parámetros de las sanciones.

Rusia vende su petróleo en cantidades masivas a las refinerías de China y la India para que conviertan el crudo en diésel y otros derivados que finalmente terminan en Europa. Esto es por el lado de las exportaciones rusas. Por el lado de las importaciones (lo que Rusia necesita comprar para seguir produciendo), el proceso es simular pero con otros protagonistas.

El Banco Europeo para la Reconstrucción y del Desarrollo (EBRD por sus siglas en inglés) ha publicado un informe en el que intenta desgranar los flujos comerciales qué hay detrás del incremento de las exportaciones de la Unión Europea a países que son considerados como aliados de Rusia. Estas economías podrían estar actuando como intermediarios (obteniendo un beneficio) y manteniendo con vida a la industria rusa.

Los datos desglosados permiten a los expertos del EBRD identificar productos o grupos de productos parcial o totalmente sujetos a las sanciones de la UE. Nos centramos en las exportaciones a Rusia, así como a una serie de vecinos de Rusia. De particular interés son los flujos comerciales hacia Armenia, Kazajistán y Kirguistán. Estos tres países son parte de un bloque de libre comercio aduanero con Rusia, la Unión Económica Euroasiática.

“El comercio intermediado a través de una serie de países vecinos de Rusia puede utilizarse para eludir las sanciones económicas, pero en una escala limitada”, según un documento de trabajo del EBRD recientemente publicado y titulado The Eurasian roundabout: Tradeflows into Russia through the Caucasus and Central Asia.

Por un lado, el documento demuestra la drástica reducción de las exportaciones de la UE, el Reino Unido y EEUU a Rusia tras la introducción de sanciones económicas en marzo de 2022 tras la invasión rusa de Ucrania. Al mismo tiempo, revela el aumento de las exportaciones a Armenia, Kazajistán y la República Kirguistán (todos los miembros de la Unión Económica Euroasiática o UEE). El estudio también documenta el fuerte aumento de los flujos comerciales entre estos estados y Rusia. La UEE es una unión económica nacida en 2015 que está formada por Rusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán y que planea abrir sus puertas a otros países como Uzbekistán o Corea del Norte.

Los datos hasta finales de 2022 hablan por sí solos. Las exportaciones de Armenia a Rusia se han disparado un 77% comparado con 2021, según Rusia (esto explicaría la fortaleza de la divisa de Armenia). Sin embargo, las estadísticas oficiales de Armenia muestran un aumento aún más drástico. El comercio ruso-armenio casi se ha incrementado un 100% hasta los 4.400 millones de dólares en un año. Esta cifra representa más de un tercio del comercio exterior total de Armenia. Todo hace indicar que este repentino crecimiento de las ventas a Rusia incluyen bienes fabricados en terceros países y reexportados desde Armenia a Rusia como consecuencia de las sanciones económicas occidentales contra Moscú.

Cambios en los patrones comerciales

“La guerra ha provocado cambios significativos en los patrones comerciales regionales. Las exportaciones directas de las democracias occidentales a Rusia se han reducido drásticamente”, explican los expertos que han publicado este documento. La UE, EEUU y Reino Unido están intentando que Rusia no pueda comprar los bienes intermedios y el capital necesario para que Moscú mantenga su industria. Sin embargo, Rusia ha logrado mantener, hasta la fecha, la producción de petróleo, gas o metales, que son industrias muy intensivas en capital (maquinaria), lo que dejaba entrever que el país gobernado por Vladimir Putin estaba encontrando la forma de seguir adquiriendo esos bienes intermedios tan necesarios para seguir produciendo.

“Vemos al mismo tiempo el surgimiento del comercio intermediado: un aumento en las exportaciones occidentales a los países de Asia Central y el Cáucaso acompañado de un aumento en las exportaciones de estos países a Rusia”, aseguran estos economistas de EBRD.

Turquía y China colaboran

“Este comercio intermediado, sin embargo, es solo una fracción de lo que antes se exportaba directamente a Rusia. Esta situación creó una oportunidad para otros proveedores, como Turquía y China, que han aumentado sustancialmente sus ventas a Rusia“, explicó Beata Javorcik, economista jefe del EBRD y una de las autoras del nuevo artículo. China se mantuvo cauta en un primer momento tras el inicio de la invasión a Ucrania, pero más tarde comenzó a exportar y comprar grandes cantidades de bienes a Rusia.

La evidencia sugiere que el comercio intermediado a través de economías vecinas puede usarse para eludir las sanciones económicas, hasta ciertos límites, puesto que estás exrepúblicas soviéticas no son economías muy grandes que puedan soportar todo el comercio que necesita Rusia. No obstante, “también se ha demostrado que dicho comercio es una herramienta para evadir aranceles o impuestos. Este comercio intermediado complementa los patrones de desviación comercial en el comercio directo de Rusia con otros socios y, en particular, un aumento en las exportaciones de China y Turquía”, aseguran los autores del informe.

Además, el documento publicado por el EBRD argumenta que los flujos comerciales consistentes con el desvío del comercio a Rusia fueron más pronunciados para los grupos de productos donde los bienes están al menos parcialmente sujetos a sanciones y para los bienes que son similares a los sancionados.

Volviendo a los países que con vecinos de Rusia y pertenecen a la unión económica, “los bienes exportados a estas economías podrían potencialmente enviarse a Rusia con controles mínimos (similares a los envíos, digamos, dentro de la UE). También consideramos las exportaciones a Georgia (que proporciona el único puente terrestre entre Armenia y Rusia, ya que la frontera entre Armenia y Azerbaiyán permanece cerrada), otras economías seleccionadas que comparten una frontera terrestre con Rusia y el resto del mundo.

Los patrones de comercio resumidos en el documento del EBRD se basan en los datos oficiales de exportación, pero no incluyen ninguna actividad ilícita como el contrabando de bienes sancionados o no sancionados.

Fuente: Revista El Economista

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