Una de las obsesiones del presidente de Francia, Emmanuel Macron, es conseguir el pleno empleo en 2027. Es decir, que el país vecino tenga una tasa de paro estructural del 5%. Para ello, tras elevar la edad de jubilación a los 62 años, el anterior Ejecutivo, liderado por Gabriel Attal, planteó una reforma del empleo ‘senior’ que llevan debatiendo los agentes sociales desde abril de 2023 y, ahí sigue, sin acuerdo. A pesar de eso, los datos de desempleo de Francia del tercer trimestre, publicados este miércoles, muestran una caída del desempleo en mayores de 50 años en 0,3 puntos, hasta el 4,7%, alcanzando así su nivel más bajo desde 2008, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE, por sus siglas en francés).

Es cierto que los datos de paro de verano, en el resto de fragmentos de población activa, no son tan halagüeños. A pesar de que el empleo se mantiene resiliente en el país vecino, la tasa de paro general dista mucho de acercarse al 5% deseado por Macron. En concreto, subió ligeramente entre los meses de julio y septiembre hasta el 7,4%, es decir, un 0,1 más que en el trimestre anterior. Así, el número total de desempleados en Francia aumentó en 35.000 personas, hasta alcanzar los 2,3 millones de personas.

Como pasa en gran parte del Viejo Continente, los jóvenes de 14 a 24 años son los más perjudicados por el desempleo. La tasa aumentó en los meses de verano 1,8 puntos, hasta el 19,7%, un incremento de 2,4 puntos con respecto al mismo período del año anterior. En las personas entre 25 y 49 años, el dato se mantuvo prácticamente estable (6,6%).

Pero lo que destaca es el promedio en el que cómputo global de la población activa trabajando. Según los datos del INSEE, el 69,1% tenían trabajo, lo que supone la tasa más alta desde que hay registros (1975), creciendo más de 0,7 puntos en un año.

El fin de toda esta reforma del empleo ‘senior’ es que las personas que están en el fin de su vida laboral y están desempleadas, en vez de recurrir al subsidio por desempleo, trabajen en una empresa al 80% y que el Estado se haga cargo del resto de cotización. El horizonte es conseguir que el 65% de las personas entre 60 a 64 trabajen en 2030, ya que la edad de jubilación, según la reciente reforma de pensiones, irá aumentando paulatinamente hasta situarse en los 64 años.

Esta reforma, al igual que sucedió con la del subsidio de desempleo, se debe negociar con los agentes sociales. Mañana (14 de noviembre) será la fecha decisiva para que tomen una decisión patronal y sindicatos acerca de esta ley.

En el caso de los sindicatos, la jubilación gradual es muy difícil. La patronal propuso un contrato indefinido para los mayores desempleados, para que así no tengan que recurrir al subsidio por desempleo antes de que culmine su vida laboral. Este es el punto más difícil en las negociaciones de esta medida.

Este es un tipo de contrato que se destinaría a los solicitantes de empleo mayores de 60 años o más que hayan estado durante medio año o más en situación de desempleo, sabiendo que autorizaría al empleado a rescindirlo tan pronto como llegue a su edad de retiro con la pensión completa. Esta propuesta también prevé la posibilidad de, mediante una negociación entre empresa y trabajador, abrir el acceso a este tipo de contrato indefinido sénior a los 57 años.

En este sentido, las personas contratadas en esta modalidad de contrato indefinido ‘senior’ recibirían una mayor compensación por cualquier pérdida de remuneración en su puesto. Esto le pasa igual a las personas desempleadas, que reciben una compensación que se calcula en relación con el importe de la prestación por desempleo, es decir, el 57% de su último salario. Por su parte, a partir de los 60 años será el propio salario antiguo el que se tendría en cuenta, eso sí, siempre dentro del marco de los derechos de asignación adquiridos por el desempleado.

Así, las personas titulares que estén bajo esta modalidad de contrato de trabajo específico trabajarían el 80% de su tiempo, recibirían el 90% de su salario y tendría derecho al 100% de su pensión. Lo que deja espacio a la Seguridad Social para librarse de muchos subsidios por desempleo.

El objetivo de este nuevo sistema sería permitir a las personas que están al final de su carrera, pasar a trabajar a tiempo parcial, sin reducir su nivel de cotizaciones de jubilación. Según explicaba el Ministro de Economía por aquel entonces, Bruno Le Maire, los costes vinculados a la implementación de este nuevo contrato serían financiados entre el Estado y las empresas.

En esta parte, la patronal (Medef) se encuentra de frente con las Pymes. La Confederación de Pequeñas y Medianas empresas reiteran que este modelo de contrato “aumentará aún más el coste de la mano de obra”, lo que desembocará en un problema para el empleo de las personas mayores.

Lo que proponen desde la patronal de las pymes es reducir el ritmo de trabajo al final de la carrera laboral, primero a partir de los 55 años y luego a partir de los 65, mediante procesos de formación y auditorías.

Este tema tiene que resolverse antes de finales de año. El actual primer ministro, Michel Barnier, necesita recortar el gasto manteniendo las políticas de apoyo al empleo, para poder llegar a su objetivo de una tasa del 5% de paro. Este martes, el Gobierno dio marcha atrás en sus planes de subir los costes laborales a las empresas vía impuestos en los presupuestos de 2025, ya que los líderes empresariales y los legisladores de la Asamblea advirtieron que dicha medida destruiría empleos.

Fuente: Revista El Economista

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