El país que ha convertido el aceite de oliva en su petróleo para independizarse del FMI

A falta de pan, buenas son tortas, dice el refranero español. Pese a tener frontera con Libia (gran productor de petróleo) y Argelia (gran productor de gas), Túnez no ha sido bendecido con grandes cantidades de hidrocarburos bajo su suelo. Sin embargo, la economía de este país ha encontrado un sustituto que no tiene el mismo margen ni capacidad para generar ingresos, pero que está siendo suficiente para reducir el fuerte desequilibrio de su balanza comercial: el aceite de oliva.

Túnez es uno de los mayores productores del mundo de aceite de oliva. Aunque su producción no llega a hacer sombra a la de España, su impacto en la economía es mayor por dos factores clave: la producción per cápita de aceite en Túnez es mayor (solo tiene 12 millones de habitantes y produce unas 200.000 toneladas anuales, frente a los 46 millones de habitantes de España y 750.000 toneladas) y la renta de los tunecinos es muy inferior a la de España. De este modo, mientras que las exportaciones de aceite de oliva en España son casi imperceptibles en la balanza comercial española, en la de Túnez tienen un impacto más que notable que está ayudando al país africano a reducir su déficit comercial.

Tras registrar un amplio déficit en cuenta corriente, equivalente al 8,6% del PIB en 2022, en 2023 se ha producido una mejora importante que dejará este déficit en alrededor del 2,6% del PIB el año pasado (la previsión del FMI era que se quedara todavía por encima del 5%), lo que permitió a Túnez presentar un panorama externo sólido a pesar de que el apoyo del FMI no llegó nunca a materializarse.

Los inversores vuelven a mirar a Túnez

Sin embargo, la reducción del déficit por cuenta corriente ha permitido a Túnez ganarse la confianza de inversores privados que han financiado ese déficit, logrando un incremento de las reservas oficiales, que aumentaron en 1.200 millones de dólares, gracias a la ayuda de varios acuerdos bilaterales y multilaterales con otros países, según explican desde JP Morgan.

¿Cómo ha conseguido Túnez este milagro? Por un lado, está el fuerte el superávit de los servicios gracias a los ingresos por turismo, que alcanzaron los 2.300 millones de dólares en 2023, un aumento de casi 1.000 millones de dólares en comparación con 2022. Esto fue posible gracias a un fuerte retorno de turistas de las vecinas Libia y Argelia y de los países occidentales.

Sin embargo, los expertos de JP Morgan explican que con diferencia, el mayor cambio entre 2022 y 2023 se produjo en la balanza comercial, donde el déficit comercial de bienes se redujo en más de 2.600 millones de dólares (5,4% del PIB). Esto se logró gracias a un gran repunte de las exportaciones (+8%), mientras que las importaciones disminuyeron un 5%. Una oscilación positiva de los términos de intercambio, un apoyo externo y una débil demanda interna desempeñaron un papel clave, y es probable que algunos de estos factores se mantengan en 2024.

Petróleo y aceite de oliva

¿Cuál ha sido la clave de esta reducción? Los economistas de JP Morgan lo explican con un juego de palabras que solo tiene sentido en inglés, que vamos a intentar explicar: “El petróleo (oil en inglés) baja, el aceite de oliva (olive oil) sube”, se titula el epígrafe donde se expone el principal factor que ha permitido este milagro comercial.

“Para comprender mejor cómo la balanza comercial mejoró tan considerablemente y qué significa esto para las perspectivas, analizamos de cerca los componentes. Por un lado, el deterioro en 2022 se debió en gran medida a las elevadas importaciones de hidrocarburos y alimentos impulsadas por los altos precios internacionales. En el mismo sentido, la mejora de la balanza comercial de 2.600 millones de dólares en 2023 se debió en gran medida a una reversión de esta dinámica junto con una majora de las exportaciones”, apostillan los economistas de JP Morgan.

Para explicar el crecimiento de las exportaciones de bienes cabe destacar que hubo “una ayuda sustancial de las exportaciones de artículos eléctricos y del aceite de oliva… el aumento notable en el precio del aceite de oliva significó que las exportaciones aumentaron en más de 400 millones de dólares (+50%), a pesar de que la producción fue menor en el año”, comentan desde JP Morgan. Arabia Saudí, España o EEUU son los grandes compradores del aceite de oliva de Túnez.

Túnez no quiere depender del FMI

Ahora, con esta mejor, Túnez ha ganado algo de margen sin necesidad de apresurar las reformas que le exige el Fondo Monetario Internacional para recibir un préstamo de 1.900 millones de dólares. Según revelaron a finales del año pasado fuentes de Reuters, el Gobierno de Túnez se niega a implementar las duras reformas que pide el FMI, lo que está retrasando la llegada de este préstamo.

El retraso de más un año para entregar el préstamo es de récord, según datos públicos sobre más de 80 casos recopilados por Reuters. Por ejemplo, los préstamos del FMI a otros países tardan de media 55 días. “La falta de voluntad política en el gobierno de Túnez para abordar una larga lista de reformas necesarias es el principal obstáculo”, aseguraba a Reuters James Swanston, economista senior de Capital Economics en Londres.

Si el precio del aceite de oliva sigue en niveles relativamente elevados, Túnez podría seguir sorteando esa bala de las reformas. A pesar de que se está produciendo una recuperación parcial en los dos principales productores de aceite de oliva del mundo (España e Italia), parece probable que los niveles se mantendrán por debajo de los de la temporada 2021/22. Además, las malas cosechas en el tercer (Turquía) y el quinto (Grecia) mayores productores probablemente dejarán la producción mundial general por debajo de la ya mala temporada 2022/23.

Con todo, “se espera que Túnez recupere parte de su producción perdida, por lo que su participación global debería aumentar alrededor del 8%. Esta dinámica debería traducirse en otro año fuerte en términos de ingresos del aceite de oliva. Los precios internacionales se encuentran actualmente en máximos históricos y es poco probable que bajen significativamente hasta el verano, cuando comenzarán a formarse indicios de la cosecha de la próxima temporada”, sentencian los expertos de JP Morgan.

Fuente: Revista El Economista

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