El motivo psicológico por el que algunas personas dejan de hablar por completo cuando se enfadan

La tendencia a evitar conflictos, a expresar opiniones o a invalidar las emociones de otra persona puede derivar a lo que se conoce como ‘ley del hielo’. ¿Alguna vez has discutido con una persona hasta el punto de que deje de hablarte por completo? Entre amigos, con una pareja o con algún familiar, este método silencioso de ignorar a otra persona como consecuencia de un enfado puede tener importantes consecuencias en la persona que lo sufre.

“Este tratamiento silencioso, nos afecta debido a que activa la corteza cingulada anterior, la parte del cerebro que detecta el dolor físico. Por lo tanto, podríamos afirmar que ignorar es violencia a pesar de que no haya ningún contacto físico con la persona”, explican los especialistas en psicología de Mundopsicologos.com.

Cuáles son las consecuencias de este comportamiento

Este comportamiento es realizado por algunas personas de manera inconsciente y, desde el portal de psicología, explican cuáles son las razones por las que determinadas personas pueden aplicar la ley del hielo a los demás:

  • Culpabilizar: algunas personas utilizan la ley del hielo para culpar a la otra persona de un problema que tienen ellas mismas. “Intentan hacer desaparecer el problema ignorando al otro”.
  • Castigar: ignorar a una persona es una manera para “dañar o castigar”, como una forma de manipulación emocional.
  • Una forma de evitar el problema: otra razón es que las personas que aplican esta ley del hielo piensen que es la mejor alternativa para hacer frente a un problema. “En muchos casos, las personas usan este tipo de comportamientos para evitar una confrontación”.

En cualquier caso, este método de ignorancia puede tener consecuencias emocionales y psicológicas en la otra persona. “La ley del hielo hace que las víctimas experimenten rechazo, culpa, soledad y desesperación”, detallan. Asimismo, puede perjudicar su autoestima y generar episodios de estrés o angustia.

Y no solo tiene consecuencias psicológicas, sino que también afecta a nivel físico. “Nuestro cerebro detecta este tipo de comportamientos como un dolor físico y esto acaba implicando que aquellos que lo sufren sientan dolor de cabeza, así como pueden experimentar molestias en el estómago y hasta sufrir de ansiedad o insomnio”.

Fuente: Semana

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