La economía es caprichosa y el siguiente ejemplo real lo corrobora. Corría el año 2012. España se encontraba inmersa en una crisis histórica, la tasa de paro superaba el 20% y encontrar un trabajo era casi más difícil que ganar la lotería. Sin embargo, en ese justo momento, la población rumana que había llegado a España buscando un futuro mejor marcaba máximos. Año 2025: contra todo pronóstico y mostrando cómo la economía puede cambiar en unos pocos años, las empresas españolas tienen cada vez más problemas para encontrar determinados trabajadores en el mercado laboral. Frente a lo que sucedía en 2012, los ciudadanos rumanos están marchándose en desbandada, lo que puede agravar la escasez de mano de obra de España. El buen hacer de la economía rumana, el envejecimiento de la primera oleada migratoria y el lúgubre futuro que le depara a la economía española están generando esta peligrosa tendencia para el mercado laboral español. El 30% de los rumanos que residían en España se han marchado en unos pocos años, además, según los economistas, “una buena parte son los perfiles más preparados”. Perfiles con una cualificación media o medio-alta que desempeñaban algunos de los trabajos manuales más demandados en la actualidad.
Desde 2012 hasta los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (en 2022), la población rumana en España ha descendido en más de 250.000 personas. En 2012, tocó techoel influjo agregado de ciudadanos de ese país que rozó los 900.000. En la actualidad, los rumanos en España apenas superan los 620.000, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. El acusado descenso no ha terminado y es una auténtica pena que el tejido productivo español no haya podido retener a una población que comparte importantes lazos culturales, que se había integrado casi a la perfección y que presentaba una cualificación notable, sobre todo las segundas generaciones.
Stefan Posea, economista de ING, señala en declaraciones a elEconomista.es que “los datos recientes del Instituto Nacional de Estadística de Rumanía indican que se han producido flujos netos positivos de residentes. Creemos que la peor fase de las tendencias de emigración entre los rumanos nativos probablemente ya ha pasado y que cada vez más rumanos que viven en el extranjero están regresando a su país, siendo un factor clave el aumento del nivel de vida en el país”, explica este experto.
Los rumanos vuelven a casa pese a todo
Los rumanos están volviendo a casa. Es cierto que en las últimas semanas Rumanía ha ocupado los titulares de prensa por su crisis política. La decisión del Tribunal Supremo de anular unas elecciones en las que en la primera vuelta había vencido un candidato outsider del sistema y con simpatías hacia Rusia y Donald Trump ha conmocionado a la opinión pública y nublado un poco más las perspectivas económicas en la medida en las que las tradicionales fuerzas políticas se han visto zarandeadas y hace falta estabilidad para abordar los restos fiscales. Pero este contexto no tapa la historia de éxito económico de Rumanía en las últimas décadas, coronada con una buena noticia reciente opacada por el terremoto político: su adhesión este 2025 al espacio Schengen de libre circulación entre países de la UE.
“Las tensiones políticas en Rumanía se producen en el contexto de una generación o más de transformación general con éxito tras décadas de régimen comunista. El dictador comunista Nicolae Ceausescu -máxima autoridad del país durante más de 20 años- era represivo y económicamente incompetente, incluso para los estándares comunistas. Cuando los rumanos derrocaron su régimen en una rápida (y violenta) revuelta en diciembre de 1989, Rumanía era uno de los países más pobres de la Europa dominada por los soviéticos. Ahora ya no. Tras unos comienzos lentos, las reformas de libre mercado de Rumanía dieron sus frutos. Su economía se ha cuadruplicado desde 1989 y ha ingresado en la OTAN y la UE”, destaca Daniel Fried, exembajador de EEUU en Polonia en un análisis para el think tank Atlantic Council.
Un análisis reciente del banco central del país revela que el PIB per cápita de Rumanía, medido en paridad de poder adquisitivo en relación con el promedio de la UE, ha aumentado desde representar tan solo el 25% a principios de los años 90 a casi el 80% en la actualidad, alcanzando a sus pares de Europa central y oriental (CEE), Polonia, Eslovaquia y Hungría. Por el contrario, el de España se ha atascado en los últimos años.
El milagro económico de Rumanía
En las últimas tres décadas, Rumanía ha experimentado un “milagro económico”, logrando un crecimiento económico notable y transformándose en una economía de desarrollo medio, según ha declarado Csaba Balint, miembro de la junta directiva del Banco Nacional de Rumanía (BNR), en un artículo titulado ‘La ‘Edad de Oro’ económica de Rumanía: la percepción pública frente a la realidad en números’.
Además, la fuerza laboral de Rumanía es ahora tres veces más productiva que en 2000, aseguraba Balint. Rumanía ahora tiene una de las tasas de convergencia más aceleradas de Europa después de casi un siglo y medio de subdesarrollo y de lucha contra los desafíos tras la transición desde una economía centralizada a una de mercado. ¿Cómo fue posible este espectacular progreso en los últimos 20-25 años? La respuesta corta es: la integración europea, asegura el banquero central.
“La integración en la Unión Europea dio a Rumania acceso a un vasto mercado común, fondos estructurales y oportunidades de inversión sin precedentes. La adopción de estándares europeos, la implementación de reformas estructurales y el fortalecimiento de las instituciones democráticas fueron elementos clave en este proceso”, añade el experto del banco central.
Según la teoría económica, el crecimiento se basa en dos elementos fundamentales: la contribución de la fuerza de trabajo (número de empleados y horas trabajadas y la productividad laboral. Esta última está determinada por el capital (equipos, fábricas, infraestructura) y la productividad total de los factores (PTF), una medida de la eficiencia del uso de los recursos económicos, que refleja la innovación, el progreso tecnológico y la calidad de la gestión. “La integración europea ha permitido que la fuerza laboral rumana sea aproximadamente tres veces más productiva hoy en día en comparación con principios de este siglo, desbloqueando un enorme potencial de crecimiento”, asegura el miembro del banco central de Rumanía.
Un cambio radical
La transformación de Rumanía de una economía cerrada a una economía de mercado abierta nos ha permitido participar en el comercio internacional e integrarnos en las cadenas de valor globales. Este camino ha traído consigo desafíos y una intensa competencia, pero el impacto positivo en la economía es innegable. Además, los fondos europeos han apoyado reformas esenciales e inversiones en infraestructura y servicios públicos, contribuyendo directamente al crecimiento económico. La inversión extranjera directa (IED) también ha desempeñado un papel decisivo, proporcionando capital y aumentando la productividad total de los factores a través de la transferencia de tecnología y experiencia gerencial, elementos indispensables de una economía moderna, asegura este experto.
El economista de ING Stefan Posea aclara que “hay pruebas de que los inmigrantes rumanos cualificados están regresando a los centros urbanos. Además, un aumento significativo de los inmigrantes a Rumania, especialmente del sudeste asiático, ha contribuido a los flujos netos positivos de residentes… aunque todavía hay más rumanos que abandonan el país que los que regresan… la situación es definitivamente más equilibrada ahora en comparación con los años anteriores”, asegura el experto. Muchos de los que abandonan España tenían formación en fontanería, carpintería, electricidad, albañilería… perfiles que se demandan con gran intensidad en la actualidad.
No obstante, “para la diáspora rumana, unos servicios públicos de mayor calidad en el extranjero podrían seguir siendo más importantes que unos ingresos mejores a la hora de considerar regresar o emigrar. El desarrollo regional desigual en Rumania sigue siendo una barrera importante para quienes solo consideran su ciudad o pueblo natal como una opción para el retorno. En general, si bien hay algunos casos de retorno de rumanos, todavía no se trata de una tendencia extremadamente generalizada, ya que todavía existen muchos factores limitantes”, sentencia este experto.
Más crecimiento en el corto plazo
Pero Rumanía sigue creciendo, lo que puede incrementar aún más esta tendencia. El economista de ING aclara que hoy en Rumanía los principales factores que han impulsado la expansión del PIB son, en general, un fuerte apetito de los consumidores, una política fiscal expansiva y el aumento de las inversiones.
“El consumo privado se ha visto generalmente respaldado por tasas saludables de crecimiento de los salarios y las remesas. En la industria y los servicios, los sectores automovilístico y de las tecnologías de la información han sido los principales impulsores del crecimiento. Más recientemente, una visible aceleración de las mejoras de la infraestructura también mejorará el potencial productivo”, apunta Stefan Posea.
Más allá de los rumanos que vuelven a su país por la mejora de las condiciones económicas, también están los que deciden regresar para vivir allí la jubilación. Así lo destaca Flavia, coordinadora de la Asociación Hispano-Rumana Salva, que explica en declaraciones a elEconomista.es que existen otros factores relevantes que explican esta ‘fuga’ de rumanos de España. Por un lado, muchos de los ciudadanos que llegaron en la primera oleada migratoria han comenzado a jubilarse o están llegando a la etapa final de sus carreras laborales. “Cuando llega ese momento son muchos los que deciden volver a Rumanía, a sus pueblos o sus regiones de origen, donde suelen tener una casita y familia”. Esta experta matiza y asegura que aunque la economía ha mejorado, Rumanía todavía siguen siendo un país relativamente pobre de Europa.
Por otro lado, los datos de la Seguridad Social española plantean una radiografía radicalmente opuesta, en apariencia, a la del censo: desde 2012, los afiliados medios de nacionalidad rumana han aumentado un 24%, pasando de 266.433 a 336.599. Sin embargo, una lectura más profunda de las cifras arroja claves que no solo reducen la eliminación, sino que confirman que ambas estadísticas cuentan una historia similar.
La discrepancia entre el número de ciudadanos rumanos y el de afiliados se explica por dos razones: la primera es la volatilidad de los empleos de estos trabajadores, que los datos de la Tesorería de Seguridad Social no recogen tan claramente. Ello contribuye a que aparezca diferencia entre trabajadores en alta y población. La segunda es el empleo sumergido.
Pero, además, los datos demuestran un elevado retroceso de los trabajadores de menos de 35 años, que ha caído un 47%, pasando del 50% al 22% del total, mientras los de más edad han aumentado. ¿Qué significa esto? Que no llegan nuevos trabajadores, sino que los que llegaron hace unos años y se han estabilizado han ido accediendo a mejores empleos, el resto vuelve a sus países. Eso explica también que la brecha entre censo y afiliación se haya reducido.
También hay otro factor menos importante, pero también destacable, que son los rumanos que se marchan a otros países de la Unión Europea, donde los salarios son más altos y las oportunidades laborales mayores que en España, como puede ser el caso de Suiza o Alemania, sentencia la experta.
Fuente: Revista El Economista