El BCE se ha puesto en modo de cautela, a pesar de que Lagarde ha dibujado un horizonte oscuro para la economía del euro. Los arrebatos de Trump con los aranceles han forzado al banco central a bajar tipos, pero los mercados piden más. Para junio descuentan un 90% de probabilidades para una nueva rebaja de tipos y aparecen dos más para lo que resta del año.

El mercado se está poniendo en lo peor con la guerra de aranceles y pide al BCE que actúe en consecuencia. Que siga bajando tipos hasta dejarlos al 1,5% desde el 2,25% en lo que resta de añoLagarde ha insistido en que hay que ir de reunión a reunión, pero los recortes se le amontonan. Hasta en la rueda de prensa le han preguntado si se había planteado un recorte de 50 puntos básicos para este jueves.

La banquera francesa ha explicado que había habido unanimidad para los 25 puntos básicos, pero el jumbo recorte no había estado encima de la mesa. “Sin una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos, el debate del BCE de esta semana probablemente habría sido mucho más complicado, con muchas fuerzas desinflacionarias desatadas al mismo tiempo, habría habido mucha presión, no solo para recortar, sino probablemente también para proporcionar una orientación firme sobre la necesidad de estimular eventualmente la economía”, Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.

Esa presión de la que habla el experto es la que se ha desatado por parte de los mercado. Ya para la reunión del próximo cinco de junio el modelo OIS (Overnight Indexed Swap), que refleja las posiciones de cobertura de los inversores ante los movimientos de tipos anticipa un 89% de posibilidades de volver a bajar tipos. Sería dejar el precio del dinero al 2%.

“La reunión de junio presentará proyecciones macroeconómicas actualizadas y, en nuestra opinión, parece una buena oportunidad para que el BCE reevalúe de manera integral si será necesaria una postura política para defender su objetivo de estabilidad de precios del 2%”, indica Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO.

El BCE en su comunicado ha sido más expresivo que de costumbre y además de dibujar un escenario complicado para la economía, ha indicado que “aplicará un enfoque dependiente de los datos, en el que las decisiones se adoptan en cada reunión, para determinar la orientación apropiada de la política monetaria“. Lagarde posteriormente ha incidido en señalar que las decisiones sobre los tipos de interés se basarán en su valoración de las perspectivas de inflación teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, “sin comprometerse de antemano con ninguna senda concreta de tipos”.

Por debajo del nivel neutral

Ha sido una manera de evitar precipitarse y anunciar algo que piden los mercados que se ponga en modo dovish, llevando los tipos a niveles que sirvan para empujar la economía. Para la jerga de banqueros centrales significa bajar los tipos por debajo de los tipos neutrales, es decir, estimular la economía con los tipos de interés. En marzo, la frase mágica del comunicado fue “la política monetaria está adoptando una orientación considerablemente menos restrictiva”. Es decir, los recortes iban a detenerse y esa referencia ha desaparecido del comunicado.

Lagarde durante su intervención ha intentado distanciarse de la teoría de la tasa neutral. “Solo funciona en un mundo libre de shocks, pero a cualquiera en esta sala que piense que estamos en un mundo libre de shocks, le sugeriría que revise su cabeza”.

Sin embargo, los mercados se lo están pidiendo y también más de un experto lo ve como el escenario central. “El BCE destacó que las perspectivas se han deteriorado, lo que indica que probablemente continuará bajando los tipos de interés en las próximas reuniones, dado que el impacto neto de los aranceles probablemente sea deflacionario, esto podría permitir al BCE recortar los tipos por debajo del rango inferior de su estimación de tipo neutral si fuera necesario”, comenta Yael Selfin, economista jefa de KPMG. Los swaps financieros están apuntando que además de junio, el BCE bajará tipos en septiembre y para final de año.

Fuente: Revista El Economista

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