El mercado entra en ‘modo recesión’ con el “brusco” frenazo de la economía europea

“El crecimiento económico de la eurozona se ha deteriorado drásticamente, cayendo a mínimos de 16 meses en junio”. Esta es la primera frase de S&P Global en su comentario sobre el indicador adelantado PMI de junio del área euro. La situación de Alemania, la mayor potencia de la región, no parece mucho mejor. Los PMI vienen a confirmar un secreto a voces: la economía de la zona euro está cerca de sufrir una contracción de su actividad económica. Y aunque se necesitan dos trimestres seguidos para hablar de recesión, es un escenario que los mercados ya están cotizando.

 

A las caídas de las jornadas pasadas, se suma este jueves la reacción de los diferentes activos a la publicación de los PMI que, aunque de forma comedida, deja entrever que los inversores empiezan a posicionarse frente a una recesión: caen las bolsas y el petróleo (considerados activos de riesgo), mientras que el dólar y el yen (vistos habitualmente como refugio) se hacen fuertes. Asimismo, suben los precios de los bonos soberanos (al tiempo que bajan sus intereses), por lo que los mercados vuelven a comportarse con su ‘lógica’ habitual, a diferencia de las semanas pasadas, con las bolsas cayendo y los bonos subiendo.

En concreto, las bolsas han iniciado este jueves con ascensos moderados, que han tardado poco en ampliarse y superar el 1% tras la publicación de los PMI (en Francia primero, los alemanes después y, por último, los de toda la eurozona). La banca y las acciones de crecimiento, las más sensibles al ciclo económico, lideran esta corrección.

Entre los activos de riesgo, también destaca la caída del petróleo, que pierde los 110 dólares el barril de Brent (referencia en Europa) con un descenso cercano al 2%. Una recesión reduciría sin duda la demanda de crudo, por lo que el precio está reaccionando con descensos que descuentan ese posible escenario futuro.

En cuanto a los bonos soberanos, vuelven a convertirse en refugio. El precio del bund alemán a 10 años sube con fuerza, mientras que el interés cae por debajo del 1,5%. También disfrutan de ganancias los bonos franceses, holandeses… y el bono estadounidense (T-Note), cuya rentabilidad (siempre inversa al precio) se sitúa sobre el 3,10%.

La última pata de este ‘modo recesión’ es el de las divisas. El yen y el dólar vuelven a funcionar como refugio. El dólar sube con intensidad (+0,5%), mientras que el yen asciende más de un 1% contra el euro. Ambas divisas son consideradas activos refugio en momentos de incertidumbre, volatilidad y miedo.

Por último, el oro se mantiene estable en los 1.830 dólares por onza.

La amenaza de recesión crece en las mayores potencias de Europa

El PMI compuesto adelantado de este en la zona euro (que refleja el comportamiento de la actividad económica) presenta varios datos preocupantes, pero uno lo es particularmente: el PMI de producción de la industria se ha contraído por primera vez en dos años, mientras que el sector servicios se ha enfriado de forma “considerable”.

Los PMI permiten anticipar con elevada precisión el comportamiento de la economía. Siempre se ha dicho que el producto interior bruto (PIB) es un buen indicador, pero va con excesivo retraso. Su publicación llega a toro pasado y hay que esperar a dos trimestres consecutivos de contracción para hacer oficial la recesión, un escenario que parece cada vez más probable.

En cambio, los índices PMI, elaborados por S&P Global, se han convertido en uno de los indicadores adelantados más fiables para detectar caídas súbitas del producto interior bruto (PIB), como sucedió con el impacto del covid, al tratarse de encuestas masivas a empresas de distintos sectores. Y en esta ocasión no dejan títere con cabeza en el Viejo Continente.

En estos indicadores, la línea que separa el crecimiento de la actividad económica de la contracción está en los 50 puntos.

Así, si se mira al último PMI manufacturero de Alemania (la mayor potencia de la eurozona), se comprueba que su industria registra la expansión más lenta dentro los países de la región al retroceder a 52 puntos frente al 54,8 puntos de mayo. Las encuestas de S&P Global registraron una renovada desaceleración de la producción manufacturera y un crecimiento más lento del sector servicios.

La preocupación con Alemania aumenta si se tiene en cuenta que además experimenta un ritmo más intenso de aumento de los costes, vinculado con un aumento récord en el sector servicios.

“Quizás la mayor causa de preocupación es una disminución generalizada de la demanda, con una caída cada vez más profunda en fabricación de nuevos pedidos coincidiendo con la primera caída en nuevos negocios del sector de servicios”, explican desde S&P Global Market Intelligence.

Así las cosas, el PMI compuesto de junio adelantado, que incluye servicios e industria, se ha situado en 51,3 y apunta a una contracción del PIB alemán en este segundo trimestre.

Tampoco son halagüeños los datos de Francia, la segunda economía de la zona euro. La actividad del sector privado del país vecino en junio cae más de lo previsto. El PMI compuesto registra la mayor bajada desde noviembre de 2020 al retroceder 4,2 puntos hasta los 52,8 puntos, el nivel más bajo en cinco meses.

“La desaceleración fue impulsada por tendencias de debilitamiento en ambos sectores principales, servicios y manufactura”, comenta Joe Hayes, economista de S&P Global Market Intelligence.

La industria gala sufrió la primera caída de producción desde octubre de 2021 y la demanda retrocede al nivel más bajo en año y medio. Lo peor es que se espera una situación parecida para el sector servicios.

“La desaceleración se ha visto agravada por presiones de precios, siendo particularmente agresiva en el sector manufacturero, donde la producción y los nuevos pedidos descendieron fuertemente”, comenta Hayes. Y advierte de que “podría ser lo que viene para el sector servicios”. Por tanto, la encuesta de los PMI también asoma a Francia una recesión.

Una desaceleración “brusca” en toda la eurozona

Así las cosas, la actividad privada en la eurozona pierde fuerza por segundo mes consecutivo. Es más, su ritmo de expansión en junio es el más bajo en 16 meses, según el índice PMI compuesto de toda la región, que se ha situado en 51,9, el nivel más bajo desde febrero de 2021. La ralentización de la actividad es mayor a la esperada por los analistas.

En este sentido, Chris Williamson, economista jefe de S&P Global, resalta que la desaceleración de la actividad económica en la región este mes es “la más brusca desde el punto álgido de la crisis financiera mundial en noviembre de 2008”, eso sí, sin tener en cuenta los meses del shock por la pandemia en la primavera de 2020.

“El crecimiento económico de la eurozona está mostrando signos de flaqueza, ya que el viento de cola de la demanda reprimida por la pandemia ya se está desvaneciendo, habiendo sido contrarrestado por el choque del coste de la vida y la caída de la confianza de las empresas y los consumidores”, comenta al calor de estos datos Williamson.

Tanto el sector servicios como la industria reflejan una paralización del crecimiento de la demanda. La producción manufacturera se contrajo por primera vez en los dos últimos años y el crecimiento económico del sector servicios se atenuó considerablemente, bajando a 52 puntos y a 52,8 puntos, respectivamente.

Las empresas también indicaron a S&P Global unas peores expectativas de actividad durante los próximos doce meses. Tanto la falta de crecimiento de la demanda como el empeoramiento de las perspectivas fueron ampliamente vinculados a la creciente inflación, a las condiciones financieras más estrictas y a las inquietudes en torno a las energías y las cadenas de suministro generadas por la guerra en Ucrania y los persistentes trastornos económicos por la pandemia.

Cabe recordar que la inflación que sufren los consumidores y la mayorista se encuentran en niveles nunca vistos en la historia de la zona euro.

No obstante, Williamson destaca “un tímido indicio” de que la inflación en la eurozona “alcanzará su punto máximo en un futuro próximo”: el reciente enfriamiento de la demanda ya está notándose en los precios de los bienes.

Así las cosas, S&P Global indica que el producto interior bruto (PIB) de la zona del euro muestra una tasa de crecimiento de “solo” el 0,2% en el final del segundo trimestre de este 2022, frente al 0,6% que se expandió entre enero y marzo. “Es probable que lo peor esté por llegar en la segunda mitad del año“, alertan desde la firma.

“Los PMI de hoy tienen dos asuntos destacables: hacer un balance de las preocupaciones sobre la recesión y obtener pistas sobre la inflación máxima, pero la gran pregunta es si junio marca el final del efecto reapertura tras el omicrón o si el turismo de verano le dará otro impulso final antes de que el crecimiento negativo del salario real y la débil confianza del consumidor tomen el control y provoquen una mayor desaceleración”, reflexionan desde ING Economics.

Por su parte, Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, asegura que lo “más preocupante” es que el frenazo en la economía “se produce incluso antes de que el Banco Central Europeo (BCE) empiece a subir los tipos de interés”.

Fuente: Revista El Economista 

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