En los últimos días, el ataque arancelario de Donald Trump convenció a los inversores de que la Reserva Federal estadounidense tendría que salir al rescate de la economía estadounidense con un recorte de tipos de interés más agresivo de lo que se esperaba. Si el viernes se llegó a descontar hasta 5 bajadas de tipos en Estados Unidos en lo que queda de año, ahora los mercados ya sólo descuentan 3 recortes. En los primeros días de la semana se corrigió la expectativa hasta las 4 bajadas, y el anuncio de Trump de prorrogar 90 días la imposición de aranceles ha eliminado uno más.
La nueva hoja de ruta que descuentan los inversores apunta a que la próxima bajada de tipos de la Fed será en la reunión de junio, y que repetirá este movimiento en julio. La tercera bajada se descuenta para octubre, por lo que no habría recortes en el precio del dinero ni en el encuentro de mayo, ni en el de septiembre, ni en el de diciembre.
El giro en las expectativas asume que la economía estadounidense se beneficiará de la retirada del plan inicial de Trump, después de que, en los últimos días, los inversores comprasen las expectativas de ver un deterioro económico grave en el país si los aranceles terminaban imponiéndose. Goldman Sachs, de hecho, ha retirado su previsión de que la economía estadounidense entraría en recesión tras el plan arancelario.
Esto permitirá a la Fed poder mantener el precio del dinero en niveles más altos de lo esperado, frente a un escenario en el que los aranceles hubiesen aguantado, lo cual habría forzado al banco central, según la percepción de los inversores, a ser más agresivo con los recortes de tipos para apoyar a la economía.
Para François Villeroy de Galhau, gobernador del Banco de Francia, y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, la decisión de Trump merece celebración, ya que es “el comienzo de un regreso a la una política económica razonable, y a un escenario realista”, ha explicado. El análisis del francés encaja con el giro que ha llevado a cabo el mercado, ya que supone que, con los aranceles la inflación habría aumentado y el crecimiento se habría hundido. “el proteccionismo es una mala política, que juega en contra, primero, de EEUU, con más inflación y un crecimiento económico significativamente más bajo”, ha señalado Villeroy de Galhau.
Fuente: Revista El Economista