La escalada de precios avanza de forma consistente en el entorno europeo y, además, supera las previsiones para alcanzar un nuevo pico en la serie histórica. La inflación interanual en la eurozona se consolida en el 5,9% en febrero, una décima por encima del dato provisional, tal y como confirma Eurostat. El IPC general avanza desde el 5,1% correspondiente a enero, mientras la inflación subyacente que excluye la volatilidad energética y de los alimentos no elaborados se coloca en el 2,7%.
Según los datos de Eurostat, la escalada de los precios de la zona euro en el segundo mes de 2022 responde a la subida interanual del 6,2% del coste de los alimentos frescos, frente al 5,2% del mes anterior, mientras que la subida del precio de la energía se aceleró al 32% desde el 28,8% de enero. A su vez, los servicios se encarecieron un 2,5% interanual, dos décimas más que en enero, mientras que los precios industriales no energéticos se encarecieron un 3,1%, frente a la subida del 2,1% del mes anterior.

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En el caso de España, la tasa de inflación armonizada se situó en febrero en el 7,6%, frente al 6,2% de enero, lo que implica un diferencial de precios desfavorable respecto de la zona euro de 1,7 puntos porcentuales, frente a los 1,1 puntos del mes anterior, ratificando una pérdida de competitividad frente al conjunto del euro.
Para el conjunto de la Unión Europea (UE), la tasa de inflación interanual se situó en febrero en el 6,2%, seis décimas por encima de la subida de precios registrada en enero.
El BCE prevé la inflación más elevada desde Maastricht
El Banco Central Europeo (BCE) ya pone cifras la inflación “más elevada y persistente” de lo esperado previamente. Bruselas sitúa la inflación media anual en el 5,1% para este 2022, su registro más elevado en la serie histórica que arranca en 1991, impulsado por el conflicto en Ucrania y la elevada incertidumbre económica global. La nueva previsión es casi dos puntos superior a la de diciembre, cuando proyectaba un IPC anual del 3,2% este año. Es el dato de inflación más elevado desde el Tratado de Maastricht, la integración política que, además, reforzó la integración económica y las instituciones comunitarias, convirtiendo a la Comunidad Económica Europea en la Unión Europea.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, advirtió la semana pasada de que “la guerra entre Rusia y Ucrania tendrá un impacto material en la actividad económica y la inflación a través del aumento de los precios de la energía y las materias primas, la interrupción del comercio internacional y el debilitamiento de la confianza”. La magnitud y duración del conflicto condicionará las proyecciones macroeconómicas del entorno.
En el peor de los escenarios, el banco central teme un crecimiento del PIB de los países del euro del 2,3%, con la inflación presionando en el 7,1% interanual y superando el objetivo del 2% tanto en 2023 como en 2024. En la propia fiebre que aporta el BCE se observa ya en el escenario central un crecimiento plano que, sumado al nivel de precios, aviva el temor de la estanflación en la eurozona.
La inflación subyacente “sigue siendo elevada en 2022”, explica el BCE, que proyecta un 2,6%. Este dato “refleja los efectos indirectos de la subida de los precios de la energía y las repercusiones al alza de los actuales cuellos de botella”. A medida que estas presiones disminuyan, se espera que el IPC subyacente disminuya hasta el 1,8% en 2023 y aumente al 1,9% en 2024.
Fuente: Revista El Economista