Hacer de la necesidad virtud. Esto es lo que podría estar haciendo Europa ante la nueva actitud de EEUU que fuerza al Viejo Continente a reinventarse, protegerse y depender menos de su histórico aliado. Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero lo cierto es que desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se están produciendo una serie de movimientos en los indicadores económicos y en las previsiones de los grandes organismos que son cuanto menos sorprendentes. Si Europa parecía muerta hace solo unos meses y EEUU era el único refugio occidental en el que la economía se mantenía con fuerza… ahora esta previsión podría estar dándose la vuelta. Desde JP Morgan han revisado al alza el crecimiento para todas las grandes economías de la zona euro (España, Alemania, Italia y Francia) para este año y el que viene, al mismo tiempo que han rebajado la previsión de EEUU. En la misma línea, el euro está viviendo un auténtico rally contra el dólar después de haber rozado la paridad hace escasas semanas. Todo lo que hace poco más de un mes parecía casi imposible hoy es un poco más probable.

Una política fiscal más expansiva, inversión en infraestructuras, mayor estabilidad y certidumbre para los inversores (frente a los cambios y bandazos de Trump, Europa parece una balsa) y una inflación que parece bajo control podrían jugar a favor de la zona euro. En EEUU ocurre algo casi opuesto: incertidumbre, mayor inflación… El reflejo de esta naciente disparidad puede observarse en la fuerte apreciación del euro frente al dólar, que se ha apreciado un 5% en un solo mes, una subida más que notable para el cruce de divisas más negociado del mundo. Un célebre columnista del Financial Times publicaba este martes una pieza titular ‘Trump is making Europe great again‘ (Trump está haciendo Europa grande otra vez) en la que argumentaba que las decisiones del presidente de EEUU estaban desencadenando “el mayor estímulo para la integración europea desde la Guerra Fría”.

Con todo, JP Morgan ha actualizado sus estimaciones y ahora proyecta una desaceleración en la economía estadounidense, al tiempo que mejora las expectativas para el crecimiento en Europa. En tan solo una semana, el banco norteamericano ha revisado al alza las previsiones de crecimiento para la eurozona, España, Alemania, Francia e Italia, reflejando un cambio positivo en el panorama económico de Europa. Para la eurozona, la estimación ha pasado del 0,8% al 1% en 2024 y del 1,2% al 1,3% en 2025. En el caso de España, la previsión para 2024 ha subido del 2,2% al 2,7%, mientras que la de 2025 ha pasado del 1,5% al 2%, lo que confirma una aceleración del crecimiento impulsada por la fortaleza del consumo y la inversión. Alemania, que hasta ahora mostraba señales de debilidad, ha visto su proyección para 2024 revisadas al alza desde -0,1% hasta 0,4%, mientras que la de 2025 ha subido de 0,4% a 1,5%, reflejando un impulso derivado de políticas fiscales más expansivas.

En Francia, por su parte, también han mejorado sus perspectivas, con un crecimiento esperado del 0,5% en 2024 (frente al 0,4% previo) y del 0,9% en 2025 (antes 0,7%), lo que sugiere una mayor estabilidad en su recuperación. Por su parte, Italia ha visto revisiones al alza en sus previsiones para ambos años, pasando del 0,2% al 0,4% en 2024 y del 0,6% al 0,8% en 2025, lo que indica una mejora en la actividad económica y la inversión.

Una auténtica batería de revisiones que concluye con la rebaja para EEUU, cuyo PIB crecerá un 2,1% frente al 2,2% estimado anteriormente. No obstante, cabe destacar que esta previsión se realizó antes de que Trump haya admitido que la implantación de su agenda política podría llevar a EEUU hacía una recesión, algo que aún no está en el escenario base de las grandes casas de análisis. Pese a que EEUU sigue creciendo, el cambio en el tablero económico no es desdeñable. De hecho, los datos entrantes del primer trimestre, con unas muy débiles ventas minoristas y un preocupante agujero en el consumo, han sido la cerilla que se ha prendido con las últimas declaraciones de Trump avivando la nunca extinta llama del miedo a la recesión en la primera potencia del mundo.

Uno de los factores que está detrás de este cambio global es el giro en la política fiscal. En Europa, la nueva coalición de gobierno en Alemania ha propuesto una relajación de las restricciones presupuestarias para incrementar el gasto en infraestructuras y defensa, lo que creará un espacio fiscal superior al 5% del PIB. “Vemos que el presupuesto alemán aumentará hasta un 4% del PIB el próximo año, lo que impulsará el crecimiento en más de un punto porcentual en 2025 y 2026”, destaca JP Morgan. Este impulso fiscal contrasta con el endurecimiento en EEUU, donde las políticas recientes están generando incertidumbre y podrían terminar afectando la expansión global.

Los aranceles también dañan a EEUU

El banco también advierte sobre la posibilidad de que EEUU entre en recesión a finales de año, especialmente si se confirman los aranceles del 25% sobre las importaciones de Canadá y México. “Si se implementan estos aranceles, esperamos que el PIB de EEUU se desacelere hasta un ritmo del 1% anualizado en los próximos trimestres”, explica el informe. Además, JP Morgan señala que la administración estadounidense ha pasado de aplicar medidas fiscales orientadas a mejorar la eficiencia a otras que podrían inducir austeridad, lo que sumado a la incertidumbre comercial afectará la confianza empresarial.

Mientras tanto, en Europa, el impacto de estos aranceles será más moderado. JP Morgan espera que las represalias comerciales puedan elevar la inflación en la eurozona, pero de forma contenida. “Seguimos esperando que la inflación en la eurozona se dirija hacia el 2%, lo que permitirá que el BCE continúe con su ciclo de relajación monetaria”, aunque el ritmo de recortes de tipos podría ser más pausado de lo previsto. De hecho, la entidad ahora anticipa que el tipo de interés de referencia del BCE tocará fondo en el 2%, en lugar del 1,75% proyectado anteriormente.

A nivel global, los riesgos aumentan. JP Morgan estima que hay un 40% de probabilidad de una recesión global este año, debido a la combinación de medidas extremas en la política comercial y fiscal de EEUU. “Si se materializa una recesión liderada por EEUU, su impacto será no lineal y se transmitirá a través de las condiciones financieras, afectando de forma significativa el crecimiento de la eurozona”, advierte el informe. No obstante, si el continente europeo mantiene el impulso fiscal y consigue mitigar los efectos de la desaceleración estadounidense, podría cerrar la histórica brecha de crecimiento con EEUU en los próximos trimestres.

En cualquier caso, el cambio en las expectativas es notable: lo que hasta hace poco parecía un escenario de dominio económico de EEUU, ahora se ve amenazado por su propia política. Mientras tanto, la eurozona, tradicionalmente rezagada, podría aprovechar este momento para consolidar su crecimiento. El equilibrio de fuerzas en la economía global podría estar redefiniéndose, y las próximas decisiones políticas serán clave para determinar el rumbo definitivo de esta nueva tendencia.

Europa vuelve al centro de la escena

Hay más analistas que comparten estas sensaciones. “Los escenarios de mercado que prevalecían a comienzos de año han quedado borrados, como mandalas de arena. La excepcionalidad estadounidense que brillaba desde hace dos años, y que el consenso había imaginado que se mantendría, se tambalea. Lastrado por el hundimiento de la balanza comercial, provocado a su vez por el acusado incremento de las importaciones en previsión del aumento de los aranceles, el crecimiento estadounidense debería ralentizarse con fuerza, al menos en el primer trimestre“, apunta en su último comentario Enguerrand Artaz, estratega de La Financière de l’Echiquier (LFDE).

Por el contrario, continúa Artaz, Europa, “región sobre la que muy pocos inversores albergaban todavía esperanzas a comienzos de año, ha vuelto al centro de la escena y, por una vez, por buenas razones, como un plan de 800.000 millones de euros de inversión en defensa a escala europea, unos estímulos presupuestarios más rápidos y sustanciales de lo previsto en Alemania antes de las elecciones federales de febrero y una estabilidad política recuperada -al menos, temporalmente- en Francia”. “Aunque las estadísticas macroeconómicas siguen siendo pobres en estos momentos en el Viejo Continente, estas perspectivas más optimistas han llevado a los inversores, escarmentados con la inestabilidad estadounidense, a reconsiderar Europa como destino de inversión”, constata el estratega.

En una línea similar se pronuncia Axel Botte, director de estrategias de mercado en Ostrum AM, quien tira de aforismo histórico -“hay semanas en las que ocurren décadas“- para destacar el reciente impulso de una Europa que ha sabido adaptarse a la situación mientras EEUU muestra dudas. “El ambicioso plan de infraestructuras de Alemania y el aumento del gasto en defensa en Europa marcan un punto de inflexión significativo en la política fiscal”, escribe el analista, poniendo el acento en Alemania y su “revolución cultural” tras décadas de restricción fiscal. Grandes palabras emplea también Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM: “En Europa hay un ambiente revolucionario. La reacción de las instituciones de la UE y de los gobiernos nacionales ante el desafío estadounidense está siendo más rápida y contundente de lo esperado”.

Más optimismo aún rezuman los analistas de BNP Paribas, que no solo creen que Europa reducirá en 2025 la gran brecha registrado respecto a EEUU en los últimos años, sino que ven cómo las amenazas de Trump acabaran siendo un catalizador positivo para que Europa ‘se ponga las pilas’. “Hay buenas razones para creer que veremos cambios del mismo orden de magnitud que los provocados por la pandemia: con mercados internos de bienes y servicios más profundos y mejor integrados; con muchas más empresas que operan a escala; con normativas más pragmáticas; y con una mayor inversión -tanto colectiva entre los Estados miembros como del sector privado-, incluso en áreas críticas para la soberanía económica, la transición ecológica y la defensa”, argumenta la estratega del banco francés Isabelle Mateos y Lago en un informe del banco francés.

Otra de las fortalezas de Europa respecto a EEUU que aprecian desde BNP radica en la citada inflación. En la eurozona, la inflación ha caído al alcance a corto plazo del objetivo del 2% del BCE y la postura de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) se encamina rápidamente a neutral. La Reserva Federal, por el contrario, se está viendo obligada a pausar su ciclo de flexibilización con los tipos en un elevado 4,5%, y el Banco de Inglaterra está proyectando una inflación persistente que limitará su capacidad de recortar los tipos rápidamente o muy por debajo del 4,5% actual.

Tocando uno de los peligros más comentados, el de los aranceles, Mateos y Lago señala que la herida puede no ser tan grande como se está temiendo. Según el informe de BNP, la participación de EEUU en las exportaciones totales de los países de la UE es inferior al 8%. Por lo tanto, se necesitarían aumentos relativamente pequeños de las exportaciones de la UE a otros países para compensar la pérdida de exportaciones a EEUU. Realmente, expone la economista, como la UE comercia predominantemente consigo misma, la agenda de profundización del mercado único promulgada por el ex-primer ministro italiano Enrico Letta tiene el potencial de liberar un comercio intracomunitario adicional significativo. Por ejemplo, para compensar una disminución del 1% de las exportaciones a los EE. UU., solo se necesita un aumento del 0,12% del comercio intracomunitario.

Una gran oportunidad la puede encontrar Europa también en el ‘abandono’ de la transición energética por el que aboga la nueva administración de EEUU. “El hecho de que el gobierno estadounidense haya puesto en pausa, o incluso revertido, sus esfuerzos por limitar el calentamiento global es, sin duda, una mala noticia. Pero, al menos en un aspecto, podría beneficiar a la economía de Europa: el eliminar el poderoso incentivo de los subsidios promulgados durante el gobierno de Biden en virtud de la mal llamada Ley de Reducción de la Inflación para impulsar la inversión verde en EEUU. Ahora que la UE redobla sus propios esfuerzos para descarbonizar su economía y apoyar la I+D y las inversiones a tal efecto, su atractivo para el capital con mentalidad verde (tanto de dentro como de fuera de la UE) se verá magnificado”, plantean desde BNP.

En definitiva, la cuestionable gestión económica y política de EEUU está llevando a la mayor economía del mundo hacia una desaceleración que aún no es alarmente, pero que ha llevado al propio Trump a hablar de recesión. En el lado opuesto se encuentra la zona euro, donde la palabra recesión y estancamiento llevaba sonando con fuerza un año o más. Ahora, los indicadores de la zona euro y, sobre todo, las expectativas parecen algo más ‘luminosas’. El renacimiento de Europa podría estar a la vuelta de la esquina, mientras que el ‘apagón’ de EEUU para hoy un poco más probable.

Fuente: Revista El Economista

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