Ríos de tinta han corrido sobre el impacto de la guerra comercial en la industria de EEUU y el gigantesco golpe que se viene para los consumidores. Se ha señalado el precio de los iPhones y sus componentes extranjeros, el motor… Estas preocupaciones se vieron refrendadas en que el republicano ha eximido a los smartphones y productos concretos (como ordenadoras y chips) de los aranceles recíprocos. Sin embargo, pocos han reparado que la industria no es el elemento más expuesto a los componentes e insumos del gigante asiático y que el sector que más puede verse afectado es otro: la construcción.

Más del 6% de todos los insumos del sector del ladrillo de EEUU dependen directamente de China, según la OCDE. Si bien hay segmentos concretos dentro del industrial como el textil, la maquinaria o el motor que sí tienen una dependencia mayor que incluso supera el 12%, la realidad es que la construcción como gran segmento es el más expuesto.

La dependencia es enorme y va desde la maquinaria que usan las firmas para levantar sus edificios hasta los materiales. Empezando por lo primero EEUU importó cerca de 152.000 millones de dólares en equipos como herramientas eléctricas o equipos pesados (el 27% de sus compras totales de este producto) y 117.000 millones de aparatos mecánicos como grúas, tuneladoras o mezcladoras de cemento (el 20% de las mismas). Todo esto según datos del Departamento de Comercio de EEUU.

Respecto a los materiales de construcción EEUU compró 13.000 millones de dólares, es decir, el 7% de lo que se usó para levantar nuevas viviendas, según la Asociación Nacional de Constructores del país. Estas materias primas son claras. Por un lado, el gigante norteamericano compró cerca de 19.000 millones de dólares en acero a China que empleó para estructuras. También compra en gran cantidad mármol y aluminio y en menor medida cemento. Sin embargo, la gran preocupación son el vidrio y el plástico industrial. En ambos casos China no solo es el líder del mercado sino que ofrece precios más competitivos y, dada la capacidad del ladrillo de EEUU se antoja muy difícil de sustituir.

Según la patronal del sector con los aranceles actuales cabe esperar un golpe mínimo de 3.200 millones de euros que se repartirá en las empresas del sector. Viviendo esos sobrecostes de la primera parte, los equipos. Desde Gavekal dejan claro que “la construcción depende abiertamente de China y eso es algo muy visible para los consumidores. Muchos de los materiales que se ven en las grandes superficies de todo el país albergan materias primas chinas o componentes fabricados allí”. En ese sentido la firma advierte de “que los contratistas sufrirán picos de precios e incluso escasez, algo que llevará a una amenaza de reducción de demanda”.

En resumen, esperan que los nuevos proyectos de construcción se paren de forma clara los próximos meses hasta que se resuelva la situación, se encuentren insumos alternativos que puedan suplir a China o se disperse la incertidumbre (y se construya ya con precios más altos). Esto ocurre en un momento realmente complicado en el que, tal y como ocurre en el resto del mundo, la situación de la vivienda y la construcción atraviesa momentos difíciles. Años de inflación y altos tipos de interés han golpeado al mercado y las empresas. Por lo tanto esto afectará a unos precios todavía más altos cuando la tendencia ya parecía imparable.

El mercado es estrecho, pero hasta los aranceles estaba relajándose. La oferta venía aumentando de forma clara hasta ahora y en febrero el inventario de viviendas existentes aumentó a 1,24 millones, un incremento interanual del 17%. Gracias a este boom productor los precios se habían logrado contener las subidas y situarse en los 487.100 dólares de media por vivienda en febrero de 2025, un 2,2% menos que el año anterior por estas fechas, según el Índice de Precios de Vivienda de la FHFA. Ahora todo esto está en juego con las medidas de Trump.

Sin embargo, el golpe va más allá de afectar a un sector económico concreto. La actividad de las constructoras tiene una influencia determinante en los precios generales del país pues la vivienda es un componente clave. “Cualquier arancel implementado sobre los materiales de construcción, especialmente si son difíciles de sustituir mediante importaciones de otros países, probablemente tendría un efecto inflacionario“, comentan desde la asociación financiera BankRate. Esto también se vería agravado por el arancel del 10% que ya se ha impuesto a nivel general, más allá de China.

El golpe en la economía y la inflación

La industria de la construcción supone cerca de 1,83 billones de dólares y representa cerca del 3,15% del PIB de EEUU. Según la consultora PB Mares el sector se ha visto atravesado por problemas ya en los aumentos de costes de los insumos. “Los costes han subido en particular con una inflación muy alta y unos altos tipos de interés que han elevado la carga financiera de las empresas del sector”. Los costes de la energía serían los próximos responsable pero “se han mezclado con una escasez de mano de obra y problemas en la cadena de suministro. Se estima que solo en 2024 el sector tenía que haber incorporado 501.00 nuevos trabajadores”. Respecto a la escasez de trabajadores, desde BankRate explican que esto se verá agravado por “las deportaciones masivas que planea Trump” algo que “puede elevar los precios de la vivienda en el país”.

Todos estos factores provocaron que el gasto en el sector se disparase un 6,5% siendo uno de los que más avanzaron en 2024. “La industria enfrentó desafíos considerables. Las altas tasas de interés y la inflación de precios continuaron afectando los segmentos residencial y comercial. Se espera que el complejo mercado crediticio y la persistente debilidad en la facturación de las firmas de arquitectura se prolonguen durante el año”, comentan desde Deloitte.

Con todos estos problemas el sector tiene que traspasar estos precios al consumidor y supone una de las amenazas inflacionarias más serias. El precio de la vivienda representa un 34% de la composición del OPC general, especialmente por los alquileres. Sin embargo, según calculan desde el Departamento de Estadísticas Laborales (BLS), un aumento del 1% en los precios de la vivienda supone cerca de 0,32 puntos porcentuales más de inflación general.

La ‘puñalada’ de los bonos

Y ya no es solo que China pueda golpear al sector de la construcción y con él a la producción de vivienda, sino que puede hacer daño al mercado inmobiliario de muchas otras maneras que ya están sobre la mesa. Ginnie Mae, la Asociación Nacional Hipotecaria del Gobierno (una corporación gubernamental que garantiza préstamos hipotecarios) explica que China es una de las principales tenedoras de títulos respaldados por hipotecas de EEUU (MBS).

Los países extranjeros poseen el 15% del total de estos títulos, 1,32 billones de dólares y los principales y China es uno de los grandes protagonistas junto con Japón, Taiwán y Canadá. Aunque no hay cifras exactas, Ginnie Mae defiende que China ya había vendido un 8,7% a finales de septiembre y un 20% en diciembre. En una entrevista con la CNBC, Guy Cecala, director ejecutivo de Inside Mortgage Finance explica que “si China quisiera golpearnos fuertemente podría vender sus bonos rápidamente“. Respecto a los bonos ligados a las hipotecas, “el impacto sobre el mercado inmobiliario podría ser severo”.

Desde BankRate defienden que “además del aumento de los precios de las viviendas de obra nueva y los costos de renovación, los aranceles podrían limitar aún más la asequibilidad”. El motivo es que todo lo mencionado puede generar unos tipos hipotecarios más altas, en particular estos bonos, pero también los títulos a diez años en EEUU, cuya rentabilidad aumenta y supone una referencia clave para las hipotecas. “Como los aranceles conducen a precios más altos y una mayor inflación, esto podría afectar tanto a las tasas de interés a corto plazo, como las establecidas por la Reserva Federal , como a las tasas a largo plazo, que están relacionadas con las tasas hipotecarias”.

Fuente: Revista El Economista

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