Las posibilidades de que el Ejecutivo francés caiga por una moción de censura, ante la imposibilidad de sacar los Presupuestos adelante, siguen aumentando en un debate completamente estancado. Aunque parece que el Ejecutivo de Barnier todavía no nota la dicha presión en la nuca. El ministro de Economía, Finanzas e industria, Antonie Armand, aseguró este jueves que está abierto a hacer “concesiones” sobre el texto presupuestario cuando la amenaza de la moción de censura sea clara.
En una entrevista por la mañana en la cadena económica BFM TV, recogida por elEconomista.es, el titular de las finanzas galas reiteró que estaría dispuesto a hablar de concesiones en el momento en el que el grupo de ultraderecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) concrete si finalmente irá adelante con la moción de censura en los próximos meses.
El primer ministro, Michel Barnier, aseguró el martes en otra entrevista televisiva que la caída de su Gobierno provocaría “una tormenta financiera”. Y precisamente, el titular de Finanzas le dejó caer la pelota a Le Pen en su tejado: “Sean cuales sean las diferencias de valores que tengamos (por Le Pen), hoy nos enfrentamos a una situación gravísima para el país. El Primer Ministro habló de una “tormenta”. No es una palabra elegida al azar, es una palabra que tiene resonancia financiera, económica y presupuestaria, y obviamente estamos dispuestos a hacer concesiones para evitar esta tormenta”, dijo.
Según las cuentas de Barnier, el fisco francés precisa de un ajuste de 60.000 millones de euros en el próximo año fiscal. De ese total, un tercio corresponderá a subidas de impuestos y dos tercios (40.000 millones) en recorte del gasto público.
Preguntado por concesiones concretas, Armand habló sobre el impuesto de la electricidad, que en este proyecto presupuestario está previsto que se incremente. Algo que Marine Le Pen, líder de la ultraderecha francesa, considera “inadmisible”. Este tributo sobre el consumo final de electricidad era de 32 euros cada megavatio hora (MWh), pero los efectos de la crisis energética por la guerra de Ucrania hicieron que el Gobierno lo redujese a menos de un euro MWH en 2022.
El pasado mes de febrero se incrementó hasta los 21 euros MWh y a día de hoy está en 22,50 euros. La normativa preveía que en febrero de 2025 volviese a su nivel anterior a la crisis inflacionaria, pero el Gobierno pretende en estos presupuestos poder aumentar los impuestos sobre la electricidad a niveles superiores a los de antes de la crisis y así recaudar hasta 3.000 millones de euros.
Marine Le Pen y su partido se opondrán a “todo aquello que pueda socavar el poder adquisitivo de los franceses”. Por tanto, la ultraderecha francesa está dispuesta, incluso, a votar en bloque con la izquierda para hacer caer al actual gobierno. “Queremos compromisos claros y firmes”, dijo Le Pen, sobre suprimir los 3.000 millones de euros de aumento del precio de la electricidad. Asimismo, también piden que se borre del proyecto la supresión de reembolso de los nuevos medicamentos y la supresión de la revalorización de las pensiones hasta junio.
En lo que se refiere al impuesto sobre la electricidad, Armand estuvo dispuesto a “hacer un gesto” pero “no a cualquier precio”, sino solo “en función del proyecto de presupuestos que llevamos”.
Tono alarmista
La estrategia discursiva del Gobierno de Barnier es hacer saltar las alarmas de que una supresión de pagos por parte del Estado, tal y como casi sucede en Estados Unidos, es real. El ministro de Economía y Finanzas presiona a los 66 diputados del grupo socialista hablando de “responsabilidad de Estado”, ya que estos podrían permitir que el presupuesto saliese adelante y el Gobierno siguiese adelante con una simple abstención.
En el caso de que caiga el Gobierno “corremos el riesgo de estancarse como un avión que está en altura y que en un momento dado corre el riesgo de perder el control. Sin embargo, hay un camino: este camino es este presupuesto”, advirtió el ministro de Economía, aunque reconoció que se puede mejorar.
“Existe el camino hacia lo desconocido, hacia la degradación, hacia la dislocación del país, existe el camino hacia el salto a lo desconocido, presupuestario, económico y financiero”, prosiguió.
¿Francia no es Grecia?
Es curioso como, al mismo tiempo que el Gobierno habla de “tormenta” financiera, luego intentan mandar mensajes de calma. El ministro de Economía reiteró en la entrevista que “Francia no es Grecia”, mientras el bono francés a 10 años superaba brevemente el del país heleno.
Actualmente, las cuentas galas están totalmente descuadradas con un déficit que se espera que remate el año en el 6,1% del PBI y la deuda al 110% del PIB. En el caso de Grecia, el pasivo se acerca al 160% y en España superó en el segundo trimestre de este año el 105% del PIB.
Pero lo que hace evidente que Francia no sea Grecia es que en el país heleno está en una senda de reducción de la deuda y el déficit. Desde 2020 han reducido el pasivo 40 puntos y el presupuesto presenta un déficit del 1,5%. Asimismo, el Monitor Fiscal del FMI, publicado en octubre de este año, prevé que Grecia consiga recortar su déficit al 0,9% el próximo año y se quede estancado en el 1,5% hasta 2029. Por su parte, la deuda se quedará estancada en el 145% de media.
En cambio, la entidad multilateral no confía en que Francia sea capaz de atajar el problema con sus cuentas. Prevén que el déficit se estanque en el 6%, casi el doble de lo que manda Bruselas, y la deuda subirá hasta el 124% del PIB en 2029.
El propio ministro del Interior galo, Bruno Retailleau, aseguró que si mañana el gobierno “se derrumba” por el tema presupuestario “habrá inmediatamente una crisis financiera al estilo griego”.
La ultraderecha francesa se desmarca de las acusaciones que le atribuyen el intentar llevar al país a un colapso financiero al estilo de Grecia en 2012 y de un cierre gubernamental al estilo Estados Unidos.
En una rueda de prensa, uno de los varones de Agrupación Nacional, Jean-Philippe Tanguy, acusó a Barnier de gritar “¡que viene el lobo!”, después de sus declaraciones en el informativo de la noche de TF1 el miércoles. “Al no poder garantizar una reforma fiscal basada en la justicia, con impuestos justos para todos, el señor Barnier se ve obligado a sembrar el pánico y el caos”, reiteró Tanguy.
El calendario juega a la contra del Gobierno. El lunes, 2 de diciembre, el proyecto de presupuestos de la Seguridad Social, bajará del Senado a la Asamblea Nacional y Barnier ya dijo que “seguramente” recurrirá al artículo 49,3 de la Constitución, que le permite aprobar leyes sin votación. Esto le someterá a la primera moción de censura prometida por la izquierda, seguramente, el 4 de diciembre.
Fuente: Revista El Economista