El gobierno de Argentina, con Javier Milei en la presidencia, ha logrado equilibrar las finanzas del país y alcanzar el equilibrio fiscal, lo cual ha ayudado a estabilizar la divisa e intenta mejorar la confianza de los inversores internacionales. Uno de los siguientes pasos que está preparando el ejecutivo es convertir Banco Nación, el banco público en una entidad solvente y competitiva frente a sus comparables. Para ello, el gobierno quiere impulsar un proceso de privatización, y convertir el banco, hasta ahora controlado al 100% por el estado, en un organismo similar al Banco do Brasil: una entidad público privada que tiene presencia en los mercados internacionales. El primer paso que planea el gobierno es lanzar la primera emisión de deuda en el mercado desde 1993.
El Banco de la Nación Argentina, más conocido como Banco Nación, es la entidad bancaria más grande del país por volumen de activos. Por sí mismo iguala a los tres siguientes bancos más grandes de la lista, Banco Galicia, Banco Provincia de Buenos Aires y Banco Santander, con un tamaño de su balance de casi 31.000 millones de dólares en activos. La entidad está controlada al 100% por el estado, y el gobierno quiere cambiar esto: su plan inicial era lanzar la compañía al mercado en el proceso de privatización que trató de impulsar, pero la justicia argentina obligó a que decidiese el Congreso, y la oposición impidió que se incluyesen en la ley de privatizaciones que finalmente se aprobó.
El gobierno, sin embargo, sigue teniendo en mente llevar a cabo el proceso de privatización, en el momento en el que consiga negociar los apoyos necesarios para que se apruebe. Daniel Tillard es presidente de Banco Nación desde el pasado mes de diciembre, con el encargo de Milei de transformar el banco público en una entidad competitiva. Después de una reforma en la que se ha despedido al 6% de los trabajadores y se trabaja para mejorar el balance del banco, reduciendo los préstamos con alto riesgo de impago, el plan del gobierno es tratar de convertir Banco Nacional en una entidad público-privada similar al Banco do Brasil.
El primer paso marcará un hito en la historia reciente del banco: el plan de Tillard es emitir deuda en los mercados, algo que no ha hecho el organismo desde hace más de 30 años, cuando, el 25 de febrero de 1993, emitió sus últimos bonos conocidos en el mercado, una emisión a 3 años con un cupón del 9%. La idea que tiene el presidente del banco es salir al mercado doméstico, en primer lugar, para luego tantear a los inversores internacionales con una emisión en los mercados externos.
“Vamos a hacer todo lo posible, dadas las circunstancias. Primero, una emisión de deuda en el mercado de capitales doméstico; y luego, una emisión internacional”, ha destacado Tillard en una entrevista concedida a Bloomberg. “Nuestra intención es imitar el modelo del Banco do Brasil”, explica el presidente del banco. “Si encuentras que algo es exitoso, hay que tratar de imitarlo”, ha destacado el presidente. Por el momento, estos planes han sustituido las ambiciones de Milei de privatizar la compañía en el medio plazo.
La financiación que podría conseguir el banco con estas emisiones se usará en buena parte para impulsar los avances tecnológicos en la entidad. “Tenemos que ir a los mercados de capitales para conseguir financiación adicional para profundizar en nuestra oferta de préstamos”, ha señalado Tillard, y también, como destaca la agencia Bloomberg, para alcanzar a los bancos competidores en el frente de la tecnología.
El banco como arma política
Esta semana se ha conocido que el gobierno de Milei ha advertido a los municipios que aumenten los impuestos municipales que cerrará las sucursales del Banco Nación en su región como castigo. Luis Caputo, ministro de Economía de Argentina, ha declarado que Milei “pidió que cerráramos las sucursales del Banco Nación de aquellos municipios que insisten en abusar de sus vecinos mediante subidas de tasas municipales injustificadas”, señala el ministro.
La idea de Milei es utilizar esta amenaza de cierre de las sucursales del banco público como arma política, para forzar a los municipios rebeldes a que no suban los impuestos. “Estamos todos los argentinos haciendo un gran esfuerzo para sacar al país adelante, pero aún hay una buena parte de la política que quiere aferrarse al modelo de privilegios para pocos y pobreza para muchos”, ha destacado Caputo.
Fuente: Revista El Economista