La creación de empleo en EEUU en diciembre ha sorprendido muy al alza, según los datos publicados este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. La cifra de nóminas no agrícolas, la más observada habitualmente del informe, fue de 256.000, muy por encima de las 160.000 que esperaba el consenso de economistas. Aunque el dato de noviembre se ha revisado en 15.000 nóminas a la baja (hasta 212.000), la tasa de paro ha caído una décima hasta el 4,1% (se esperaba que se mantuviera en el 2%) y los ingresos medios por hora se aceleran un 3,9% interanual (una décima menos de lo esperado), el caliente dato principal ha agitado por momentos a los mercados, y es que un mercado laboral que no acaba de sucumbir deja muy poco margen a la Reserva Federal de EEUU para recortar los tipos de interés este año. De hecho, los mercados no esperan ya hasta octubre un recorte de tipos que ahora mismo sería el único de 2025.
La sorpresa en el dato de nóminas ha sido recibida con un vuelco en las expectativas de tipos de la Fed. Tras conocerse el informe de empleo, los operadores han empezado a descontar un primer recorte de tipos (de 25 puntos básicos, lo estándar) este año para octubre, habiendo apostado hasta hace unos minutos por una primera bajada en junio. Esta senda llena de pausas el calendario de reuniones hasta el otoño. Si los swaps ya reflejaban algo menos de dos recortes para 2025 (unos 40 puntos básicos), han pasado a descontar unos 30 puntos básicos de bajada. En sus proyecciones trimestrales de diciembre, los funcionarios de la Fed revisaron de cuatro o dos su pronósticos de recortes para este ejercicio. Y hasta marzo no se van a pronunciar de nuevo a través de otro dot plot o diagrama de puntos. No hace tantos meses, los medios de Wall Street hablaban de hasta siete bajadas para el año.
Los datos “respaldan la decisión de la Reserva Federal de ralentizar el ritmo de recortes de tipos y han aumentado las especulaciones de que el ciclo de relajación ya ha terminado, presionando aún más al alza los rendimientos del Tesoro”, certifica Thomas Ryan, analista de Capital Economics.
Dentro del equilibrio que exige su doble mandato (vigilar la inflación y el mercado laboral), la Fed había pasado a fijarse en un notorio deterioro del mercado de trabajo una vez la senda de desinflación parecía sólida. Sin embargo, la atención del supervisor ha vuelto a centrarse firmemente en la inflación tras un repunte en los últimos meses, y varios funcionarios han señalado que podrían mantener los tipos estables durante un tiempo después de reducir los costes del endeudamiento en 100 puntos básicos desde septiembre. Se antoja clave el dato de IPC (índice de precios al consumo) de diciembre que se publicará la próxima semana.
Cada comienzo de mes, el informe oficial de empleo mueve la aguja de los operadores más de lo que cabe esperar. Aunque se trata de datos sujetos a revisiones continuas y cuya metodología a menudo se cuestiona, el impacto que se presupone de cada sorpresa en las cifras sobre la política monetaria que desarrolle la Reserva Federal en el corto y medio plazo suele agitar a Wall Street. Este viernes, la primera reacción al dato ha sido la escalada hasta las puerta del 4,8% en el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años, con el dólar registrando ganancias por encima del 0,5% ante el euro y la libra esterlina.
El camino de la nota de referencia de la deuda estadounidense hacia el 5% no parece tener obstáculo ante las perspectivas que se manejan: una Fed que recorte menos los tipos ante una economía que sigue fuerte, una inflación que no ‘quiere’ bajar del 3%, unas políticas de Donald Trump más inflacionarias (aranceles a las importaciones y restricción de la inmigración), amén de unos mayores déficits ante los regalos fiscales que promete el electo presidente y que ‘cargan’ el rendimiento de los bonos en la parte de la prima por plazo.
Un mercado laboral firme en 2024
El informe de este viernes confirma que el mercado laboral se mantuvo firme el año pasado a pesar de los altos tipos (por encima del 5%), la inflación persistente y la incertidumbre política. Si bien la demanda de trabajadores se moderó y la tasa de desempleo aumentó en 2024, la economía agregó 2,2 millones de empleos, por debajo del aumento de tres millones en 2023, pero por encima de los dos millones creados en 2019.
El avance de las nóminas en diciembre estuvo encabezado por la atención sanitaria y la asistencia social, el comercio minorista y el ocio y la hostelería. Las nóminas del sector público también avanzaron. La industria manufacturera y el comercio mayorista registraron descensos. “Las nóminas del sector privado sin asistencia sanitaria -nuestra medida preferida de las tendencias subyacentes del empleo- aumentaron en más de 100.000 puestos de trabajo por segundo mes consecutivo, lo que sugiere que el mercado laboral podría estar cobrando impulso tras las elecciones“, señalan desde Capital Economics.
La tasa de participación -la proporción de la población que trabaja o busca trabajo- se mantuvo sin cambios en el 62,5%. La tasa de los trabajadores de entre 25 y 54 años, también conocidos como trabajadores en edad productiva, también se mantuvo sin cambios. Los números también muestran que menos personas perdieron sus empleos de forma permanente y más trabajadores dejaron sus puestos de trabajo voluntariamente, mientras que la duración media del desempleo fue menor.
Hasta la sorpresa de este viernes en las nóminas, algo que fue una constante en la salida de la pandemia, los últimos datos conocidos venían constatando la normalización del mercado de trabajo. Según la encuesta JOLTS, también del Departamento de Trabajo, publicada esta semana, las vacantes de empleo repuntaron en noviembre, pero no a niveles alarmantes y con otros indicadores de ofertas de empleo, como el de la empresa especializada Indeed, a la baja. La tasa de contratación apenas bajó ese mes una décima y en un contexto en el que la tasa de despidos sigue siendo extremadamente baja. Por último, la tasa de abandonos en el sector privado cayó hasta su nivel más bajo desde el punto álgido de la pandemia, lo que emite un cierto mensaje de tranquilidad a la Fed por las presiones salariales, y por ende inflacionarias, que esta métrica supuso durante la salida del covid.
De una forma algo más prospectiva, las cifras de diciembre del ISM, el indicador adelantado de actividad que elabora el Institute for Supply Management, referidas al empleo mostraron cierta atonía tanto en sector manufacturero como en los servicios. En el primer caso, el índice se moderó hasta 45, algo por debajo de los 50 que separan la expansión de la contracción. En el segundo, la marca cayó también levemente hasta algo por encima de 50. Se trata de niveles bastante bajos que sugieren que las condiciones del mercado laboral siguen relajándose, pero no se hunden, explican los analistas de ING.
FUENTE EL ECONOMISTA