Los primeros datos de inflación relativos a septiembre conocidos en la eurozona añaden más presión al Banco Central Europeo (BCE) para que acelere los recortes de los tipos de interés. Las lecturas adelantadas del índice de precios al consumo (IPC) de Francia y España conocidas este viernes han sorprendido a la baja cayendo por debajo del sempiterno objetivo del 2% y han provocado que los mercados presionen más fuerte al banco central para que vuelva a bajar los tipos en su reunión de octubre, pese a que en Fráncfort no se han cansado de repetir que prefieren esperar a diciembre. Mientras los operadores ya le dan casi un 80% de probabilidades a la bajada en octubre (20 puntos básicos de recorte), para diciembre descuentan ya más de 50 puntos básicos. Es decir, prácticamente se están comprando recortes para las dos reuniones que quedan este año. El mensaje ya no es la venidera cascada de recortes, sino que hay que acelerarla.

Igual que el petróleo y la energía fueron los principales impulsores de la inflación en 2021 y 2022 (cuando el BCE aseguraba que este era un fenómeno temporal), hoy vuelve a ser el mismo componente el que está calmando los precios en la zona euro. El IPC está sorprendiendo a la baja en todas las economías antes la caída de los precios de los combustibles, que tienen un peso elevado en cesta realizada por Eurostat. Además, la transmisión de esta caída de precios en los hidrocarburos se está produciendo de forma rápida a bienes y alimentos.

Los datos de inflación franceses y españoles se han unido a larga sombra que para el BCE ha supuesto la decisión de la Reserva Federal de EEUU de comenzar su ciclo de recortes de tipos con uno ‘jumbo’. La sombra se hizo aún más alargada a comienzos de esta semana con unos indicadores adelantados de actividad privada (los PMI) que evidenciaron un importante deterioro, destacando el bajón francés en los servicios una vez acabaron los Juegos Olímpicos de París esta semana y el eterno marasmo de una industria alemana en la que se multiplican los despidos. La debilidad mostrada por las métricas de la encuesta de confianza empresarial del Ifo alemán fue la puntilla.

Aunque desde el BCE el mantra ha sido que diciembre es el punto al que mirar tras los dos recortes de junio y septiembre, el escenario está complicando la comunicación de sus funcionarios. Los miembros del Consejo de Gobierno se resisten a volcar su preocupación al lado del crecimiento y siguen apuntan a una inflación de servicios todavía elevada y las presiones salariales que eso implica. Hasta el punto de que miembros como Martins Kazaks salían en los medios azuzando el espantajo de la inflación de servicios (es cierto que sigue encasquillada en el 4% interanual) al tiempo que los PMI mostraban la peor lectura en empleo de Alemania en 15 años, exceptuando el estallido del covid.

Entre los datos de este viernes, destaca el retroceso de la inflación francesa. El IPC se ha reducido en septiembre al 1,2% interanual, según los datos avanzados publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INSEE). El dato es seis décimas menor que en agosto y queda notablemente por debajo del 1,6% esperado por los analistas. De hecho, se trata del nivel más bajo de la inflación en Francia desde julio de 2021.

Aunque el principal catalizador de esta bajada ha sido la caída de los precios de la energía (descenso interanual del 3,3% en los precios de la energía, frente a un ascenso del 0,4% en agosto, la principal razón son los productos petrolíferos), el principal mensaje para el BCE llega de la inflación de servicios en Francia. El incremento en los servicios se ha ralentizado al pasar al 2,5% en septiembre, cinco décimas menos que en agosto.

En España, la tasa anual del IPC mantuvo la tendencia y se moderó al 1,5% en septiembre, ocho décimas por debajo de la registrada en agosto y su nivel más bajo desde marzo de 2021, tres años y medio. Según el dato adelantado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), esta evolución refleja el descenso de los precios de los carburantes, y también, aunque en menor medida, la caída de alimentación y electricidad frente a la subida de septiembre de 2023. También influyen ocio y cultura, cuyos precios bajan con mayor intensidad que en el mismo mes del año anterior, añade el INE.

En cuanto a la tasa anual del indicador adelantado de la inflación subyacente -sin alimentos frescos ni productos energéticos- disminuye tres décimas, hasta el 2,4%, su menor nivel desde enero de 2022. La tasa anual de la inflación de septiembre supone la menor desde marzo de 2021 cuando se situó en el 1,3% iniciando en ese momento una senda de subidas que llegó a tocar el 10,8% en el verano de 2022.

Brzeski (ING): “Todos los datos apuntan todos a un crecimiento débil y a una desinflación más rápida, es evidente que las palomas del BCE volarán alto”

Este mismo viernes ha trascendido también que las expectativas de inflación de los consumidores de la zona euro disminuyeron en agosto, según el propio BCE, lo que refuerza los argumentos a favor de una nueva reducción de los tipos de interés el mes que viene. El banco central ha indicado en su sondeo mensual que los precios subirán un 2,7% en los próximos 12 meses, frente al 2,8% de julio y el nivel más bajo desde septiembre de 2021. El indicador a tres años también se ha reducido, del 2,4% al 2,3%. Las expectativas sobre la evolución futura de los precios desempeñan un papel clave en el impulso de la inflación, y los responsables políticos siguen buscando más pruebas de que su objetivo del 2% se cumplirá de forma sostenible a finales del próximo año, como está previsto actualmente.

Otra noticia de este viernes ha contribuido al nuevo ‘relato’. El mercado laboral alemán ha vuelto a mostrar su debilitamiento. Es cierto que, en septiembre, el desempleo alemán ha disminuido en 65.600 personas, situándose la cifra de parados en 2,806 millones. No obstante, en comparación con septiembre del año pasado, el desempleo aumenta en casi 180.000 personas y la mejora de septiembre publicada es la tercera más débil desde 2001. Además, el desempleo ha aumentado en 17.000 personas en septiembre en términos desestacionalizados.

“No olvidemos que el mercado laboral es siempre un indicador rezagado y no adelantado. Para el Banco Central Europeo, los datos del mercado laboral alemán de hoy ponen fin a una semana que ha vuelto a poner sobre la mesa un recorte de los tipos en la reunión de octubre. Cuando los indicadores adelantados, como los PMI y el índice Ifo de esta semana, así como los indicadores rezagados, como los datos del mercado laboral alemán de hoy y los datos reales de inflación de Francia y España, apuntan todos a un crecimiento débil y a una desinflación más rápida, es evidente que las palomas del BCE volarán alto“, escribe en una nota para clientes Carsten Brzeski, analista de ING.

Desde Ebury, sus analistas coinciden con esta lectura: “Parece que factible que la debilidad económica europea, y en particular del sector industrial alemán, indican que las bajadas de tipos serán más agresivas de lo que pensábamos hace unas semanas y la fuerte bajada del Euribor así lo refleja”.

“Gran sorpresa a la baja en la inflación francesa, con una bajada del IPC general al 1,2% en septiembre. Y lo que es más importante, la inflación de los servicios también se redujo, hasta el 2,5%. Si obtenemos sorpresas similares en todos los países de la zona del euro, el BCE tendrá todo lo que necesita para recortar en octubre”, valora Frederik Ducrozet, analista de Pictet. “No lo sé, pero quizá los tipos de interés sean demasiado altos en Europa”, añade con cierta sorna.

Más cauta se muestra Franziska Palmas, de Capital Economics: “Un ligero descenso de la inflación subyacente en la zona euro no sería una gran sorpresa para el BCE, por lo que es poco probable que altere drásticamente el pensamiento de los responsables políticos. Así pues, por ahora creemos que, en conjunto, lo más probable es que el banco mantenga los tipos sin cambios el mes que viene. Sin embargo, la debilidad de las encuestas de coyuntura ha aumentado las probabilidades de un recorte”.

El impacto del petróleo y el gas

Una caída en los precios del petróleo y el gas puede tener un impacto directo e indirecto en la inflación. El petróleo (que se ha dejado más de un 20% desde julio) y el gas son insumos esenciales en la producción y distribución de bienes y servicios. Cuando el precio de estas materias primas cae, los costos de producción, transporte y energía disminuyen, lo que a su vez reduce los precios de los productos en la cadena de suministro. Por ejemplo, si el precio del combustible baja, transportar alimentos y otros bienes al supermercado es más barato, lo que puede reflejarse en precios más bajos para los consumidores. Asimismo, la producción de bienes que requiere energía, como la fabricación de alimentos procesados, también puede volverse más económica. Todo esto contribuye a reducir la inflación general en la economía, ya que los precios de muchos productos disminuyen o crecen a un ritmo más lento.

Esta reducción en la inflación puede influir en las decisiones de política monetaria de instituciones como el Banco Central Europeo. Los bancos centrales ajustan los tipos de interés para controlar la inflación: cuando los precios suben rápidamente, tienden a aumentar los tipos de interés para enfriar la demanda, lo que reduce el consumo y la inversión, con el objetivo de contener la inflación. Sin embargo, si los precios del petróleo y el gas caen y esto reduce la inflación general, el BCE podría tener más margen para reducir los tipos de interés. Un entorno de menor inflación reduce la presión para mantener los tipos altos, lo que a su vez puede estimular el crecimiento económico, ya que el crédito y las inversiones se vuelven más accesibles.

En resumen, una caída en los precios del petróleo y el gas puede transmitir menores costes a la economía, reduciendo la inflación en bienes y servicios esenciales. Esto puede permitir que bancos centrales como el BCE bajen los tipos de interés sin preocuparse por un repunte de la inflación, lo que a su vez impulsa el crecimiento económico mediante un acceso más barato al crédito.

Desde el banco central, sin embargo, se advierte repetidamente de que las subidas de precios en la región probablemente repuntarán nuevamente a finales de este año, y que es poco probable que el retroceso hacia el objetivo se complete por completo hasta fines de 2025. Factores como el cambio en el impuesto del IVA en España en partidas como los alimentos en octubre contribuirán a esta situación. Por ahora, las autoridades tendrán una visión más clara de la situación en los próximos días. Italia y Alemania publicarán los datos correspondientes a este mes el lunes, y el global de la zona euro se conocerá el martes.

Fuente: Revista El Economista

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