A diferencia de lo que ocurrió en la víspera de la reunión del Banco Central Europeo (BCE) de diciembre, la preparación para el cónclave de este jueves ha sido relativamente tranquila, al menos en público. No ha habido opiniones controvertidas sobre los próximos pasos. En cambio, parece haber un creciente consenso sobre la necesidad de nuevos recortes de tipos. Los últimos comentarios de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sugieren que un recorte de tipos de 25 puntos básicos en la reunión de este jueves es una obviedad y que el ciclo de recortes de tipos continuará. Aunque la llegada de Donald Trump y sus políticas arancelarias llenan de incertidumbre el horizonte, los siguientes pasos del BCE parecen claros. Los impuestos al comercio, de llegar, tendrán un impacto que aún no se puede pronosticar, por lo que el BCE jugará con las cartas que tiene en este momento en la mano.
En las actas de la reunión de diciembre, los funcionarios del BCE ya mostraban una creciente tendencia a la flexibilización, basada en las dudas sobre las previsiones de crecimiento y el creciente riesgo de que la inflación no alcance los objetivos previstos. Con pocos datos nuevos y concretos desde la reunión de diciembre, el BCE está observando actualmente una versión algo bacheada de la desinflación y un crecimiento que de momento no asoma. Los últimos datos de inflación muestran ligeros repuntes por efectos estadísticas aunque tendencias esperanzadores de fondo, mientras que los de actividad ofrecen un relato muy similar al estancamiento.
De este modo, el BCE reducirá casi con toda seguridad sus tipos de interés oficiales en otros 25 puntos básicos en la reunión del Consejo de Gobierno de enero que se celebrará el próximo jueves. Esto llevará el tipo de depósito al 2,75% desde el 3% actual. Los mercados financieros ya han descontado esta cifra y también es el consenso abrumador de los analistas.
La inflación llegará al 2%… por fin de forma sostenible
La opinión central del Consejo de Gobierno es que la inflación alcanzará de forma sostenible el 2% a partir del primer semestre de este año, que la economía se está recuperando, pero sin brillo, y que la política monetaria sigue en territorio restrictivo. Los últimos indicadores adelantados de actividad certifican esta opinión. Los índices de gestores de compras (PMI) de las empresas han mostrado en enero una muy leve mejoría, centrada sobre todo en Alemania, pero sin abandonar el cuadro general de debilidad.
“En este contexto, hay un consenso muy fuerte en que el tipo de interés oficial debe volver a un nivel neutral. El nivel neutral es, por supuesto, un tema de debate, pero alrededor del 2% parece ser algo que la mayoría de los funcionarios aceptarían. Varios miembros del Consejo de Gobierno han dicho que deberíamos alcanzar ese tipo de niveles (alrededor de) el verano, y casi todos consideran que un ritmo escalonado de 25 puntos básicos es adecuado”, aseguran los economistas de ABN Amro.
“Nuestra opinión es que el BCE bajará los tipos en 100 puntos básicos en total este año. Sin embargo, el ritmo de la flexibilización probablemente cambiará a movimientos trimestrales después de marzo desde ajustes consecutivos”, señala David Powell, economista sénior de la zona del euro para Bloomberg Economics.
“El mayor desafío para el BCE es que ahora están tomando decisiones de política a la sombra del señor Trump, quien podría cambiar los fundamentos de un plumazo”, comenta Claus Vistesen, economista jefe de Pantheon Macroeconomics para la zona euro. Lo cierto es que las decisiones de Trump, presidente de la economía más grande del mundo impactan en cualquier rincón del planeta. Solo hay que echar un vistazo al rápido cambio de parecer de Gustavo Petro, presidente de Colombia, tras la amenaza de EEUU de imponer un arancel extra del 25% a todos los bienes colombianos.
Aunque el BCE depende de los datos y sigue un enfoque reunión por reunión, los informes económicos y los acontecimientos realmente tendrían que poner en serias dudas sobre las opiniones del banco central sobre las perspectivas de inflación para que abortara esta trayectoria de normalización gradual. El listón parece bastante alto para un ajuste en esta etapa.
“En cuanto a lo que sucederá más allá de eso, mucho depende de las políticas arancelarias de la nueva administración estadounidense y de cómo impactan en el comercio y la inflación. En este momento, ningún funcionario del BCE ha defendido una postura de política acomodaticia, y la mayoría parece estar adoptando una postura de esperar y ver (wait and see mode), lo cual es lógico. Sin embargo, un indicio de una posible postura más moderada es cómo están evolucionando las opiniones sobre los efectos económicos de los aranceles. Aunque hay un acuerdo general sobre que los aranceles serán malos para el crecimiento económico, ha habido una convicción menos clara sobre el impacto en la inflación”, señalan los expertos del banco holandés.
Los aranceles serán inflacionarios
Sin embargo, el pensamiento del BCE sobre la inflación parece estar cambiando. El gobernador del Banco de Francia, Villeroy, ha asegurado en Davos que los aranceles estadounidenses podrían ser inflacionarios para Estados Unidos, pero que deberían tener poco efecto sobre la inflación de la eurozona. Mientras tanto, la presidenta Lagarde señaló (también en Davos) que no estaba “demasiado preocupada” por la posibilidad de que Estados Unidos exporte inflación a Europa.
“Por lo tanto, si aplicamos aranceles, el BCE podría considerar que esto es principalmente negativo para el crecimiento. Nuestra propia reflexión va más allá en este punto. Creemos que los aranceles estadounidenses tendrían un impacto desinflacionario sobre la eurozona, incluso en el caso de que la UE tomara represalias. Esto se debe a que el impacto directo al alza sobre la inflación sería modesto, mientras que el impacto indirecto a la baja sobre la inflación, a través de un menor comercio mundial y de los precios de las materias primas, probablemente sería significativo. Este es un factor importante que sustenta nuestra opinión de que el tipo de interés oficial del BCE acabará reduciéndose al 1%”, culminan desde ABN Amro.
Los precios se moderan, pero no se rinden
La inflación general (IPC) subió al 2,4% interanual desde el 2,2% previsto en diciembre debido al efecto base en la energía (la comparativa con un dato muy bajo hace 12 meses). Además, las recientes noticias sobre el petróleo y el gas arrojan ciertos riesgos, alza. Sin embargo, y aunque la obstinada inflación de servicios sigue muy cerca del 4% interanual, los analistas han detectado pequeñas señales a la baja (otras que no lo son tanto) en la inflación subyacente que apoyan esta ‘tranquilidad’ de unos miembros del Consejo de Gobierno aferrados a los recortes progresivos de 25 puntos básicos por reunión hasta el verano.
Lo cierto es que los funcionarios parecen estar viendo más allá de esta aceleración temporal de la inflación, e incluso los halcones parecen tener una postura moderada, como se ha visto en las declaraciones hechas en el marco del Foro de Davos celebrado estos días. “El objetivo de precios del 2% está a la vista, el proceso desinflacionista continúa”, ha reivindicado Lagarde desde el foro en Suiza, defendiendo que el Eurobanco no está bajando los tipos de interés con demasiada lentitud y abogando por mantener un enfoque comedido.
Más explícitos han sido los moderadores, con las palomas hablando de entre tres y cuatro bajadas consecutivas de 25 puntos básicos. El francés François Villeroy de Galhau y el eslovaco Peter Kazimir han hecho directamente esta alusión. Entre los tradicionales halcones, el finlandés Olli Rehn ha elevado el tono para defender la senda de bajadas (“la dirección está clara”), hasta el punto de enfatizar que esto debe ser así haga lo que haga la Fed en EEUU. Ante el runrún de que una Fed más agresiva de lo esperado en 2025 irrumpa en la senda dovish del BCE, Rehn fue muy explícito: “El BCE “no es el decimotercer distrito federal del Sistema de la Reserva Federal, tomamos decisiones sobre la base de nuestro mandato”.
También entre los habituales halcones, el croata Boris Vujcic, pese a manifestar un tono más cauto, ha dicho no se siente incómodo con los precios actuales del mercado. También entre los halcones, el holandés Klaas Knot ha dicho que se siente cómodo con los precios del mercado para las próximas dos reuniones (ve “razonable” bajar en enero y marzo), pero que necesita ver más datos para tomar decisiones después de eso. El alemán Joachim Nagel, una de las batutas entre los halcones, ve factible alcanzar el objetivo del 2% a mediados de año.
“La razón principal de la mayor moderación del BCE es que las previsiones de diciembre utilizaron un tipo de interés terminal inferior al 2%. Solo para cumplir con los resultados de las previsiones de diciembre, el Banco tendrá que recortar los tipos en un total de 100 puntos básicos. Si a eso añadimos los mayores riesgos para el crecimiento de la eurozona derivados de las posibles decisiones de política económica de la nueva administración estadounidense de Donald Trump, podemos entender la postura de los funcionarios”, apuntan desde ING.
Fuente: Revista El Economista