El Banco de Rusia intenta desinflar el rublo bajando los tipos 300 puntos básicos en una reunión de urgencia

El Banco de Rusia se ha reunido de urgencia esta mañana para anunciar una bajada de los tipos de interés de 300 puntos básicos y dejar el precio del dinero en el 11%. La institución monetaria se ha permitido realizar este movimiento ante la inesperada fortaleza del rublo ruso, que está ayudando a reducir las presiones inflacionistas que al comienzo de la invasión de Ucrania se preveían desorbitadas. Sin embargo, una serie de medidas adoptadas por Moscú y los grandes ingresos por venta de materias primas (gas, petróleo, cereales…) han dado un giro de 180 grados a la situación: el rublo se ha apreciado de forma violenta contra el dólar pese a la recesión de la economía rusa.

Aunque parezca contradictorio, el rublo ruso ha tocado esta semana máximos no vistos desde 2015 contra el dólar. El rublo se ha hecho fuerte en medio de una guerra que implica directamente a Rusia, unas sanciones históricas por parte de Occidente, una recesión intensa de la economía y una deuda al borde del default.

Esta fortaleza está templando las expectativas de inflación (que se dispararon al comienzo de la guerra), puesto que un rublo fuerte reduce sobremanera los precios de importaciones (denominados en otras divisas distintas al rublo). Con menos rublos, Rusia puede importar más bienes y servicios procedentes de los países que siguen comerciando con Moscú. Por ahora, la decisión de rebajar los tipos está depreciando el rublo un 12% frente al dólar en el día. En el gráfico queda representado en la bajada de hoy que queda tras el último pico. Pese a todo, este es un descenso moderado si se compara con toda la subida anterior (un 150% contra el dólar desde mínimos).

Una inflación más moderada y un rublo muy fuerte dan margen al Banco de Rusia para bajar los tipos de interés con fuerza e intentar estimular la economía. Aunque aún es pronto para lanzar vaticinios concretos, quizá la economía rusa resista mejor de lo que se había esperado en un primer momento. Rusia está sacando tajada de la drástica subida de las materias primas y de la escasez de alimentos. Pese a las sanciones, Moscú ha seguido exportando petróleo, gas o grano a unos precios más altos, lo que está dando alas al rublo, por un lado, y generando un superávit por cuenta corriente históricamente alto.

Las sanciones y la propia repulsa de las empresas multinacionales a la invasión de Ucrania han dejado a Rusia sin buena parte de sus importaciones (casi nadie en Occidente sigue haciendo negocios con Rusia), mientras que Moscú sigue exportando grandes cantidades de petróleo, gas y otras materias primas que el mundo necesita para seguir funcionando. Fuertes caídas de las importaciones junto a unas exportaciones que han resistido mucho mejor han generado unos superávits por cuenta corriente muy importantes para Rusia.

Con la rebaja de este jueves, el banco central ya ha recortado la friolera de 900 puntos básicos, el precio del dinero en unos pocos meses. Si bien es cierto que al comienzo de la guerra, el Banco de Rusia subió los tipos hasta el 20% para evitar una mayor sangría en el rublo (al principio de la guerra la divisa rusa se hundió en pocos días), la inesperada fortaleza posterior ha permitido a la institución desandar todas las subidas y dejar los tipos en el 11%. Elvira Nabiúlina, presidenta del Banco de Rusia tiene gran culpa de este éxito.

El rublo pone coto a la inflación

El propio Banco de Rusia explica en el comunicado emitido esta mañana que “los últimos datos semanales apuntan a una importante ralentización de las actuales tasas de crecimiento de los precios. La presión inflacionaria disminuye gracias a la dinámica del tipo de cambio del rublo, así como a la notable disminución de las expectativas de inflación de los hogares y las empresas. En abril, la inflación anual alcanzó el 17,8%, sin embargo, según la estimación del 20 de mayo, se desaceleró al 17,5%, disminuyendo más rápido que en el pronóstico de abril del Banco de Rusia”.

Hay que tener en cuenta que el objetivo de inflación en Rusia es del 4%, el doble que el de los países desarrollados. Según el pronóstico del Banco de Rusia, dada la orientación de la política monetaria, la inflación anual disminuirá a 5-7% en 2023 y volverá a 4% en 2024.

Además, el banco central asegura que “los flujos de dinero siguen llegando a los depósitos en rublos a plazo fijo, mientras que la actividad crediticia sigue siendo débil. Esto limita los riesgos proinflacionarios y obliga a flexibilizar las condiciones monetarias”. Por otro lado, la flexibilización de la economía también responde a “unas condiciones externas para la economía rusa que siguen siendo desafiantes, lo que restringe considerablemente la actividad económica. Los riesgos para la estabilidad financiera disminuyeron algo, lo que permitió una relajación de algunas medidas de control de capital”, sostienen desde el banco central.

Fuente: Revista El Economista

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