El Atlético de Madrid ganó , gustó y goleó al Sevilla (6-1)

El partido comenzó con un merecido y somero homenaje a Diego Pablo Simeone por su increíble récord. Habrá que esperar décadas, y la mayoría de los que estamos aquí ahora no lo veremos, para encontrar un impacto similar en la historia de un club como el Atlético de Madrid. Baste decir que el Cholo ha superado a Luis Aragonés, la leyenda en mayúsculas de la entidad para entender qué ha hecho el argentino. O que está haciendo, porque su historia en el Metropolitano no se ha terminado. Sin duda, será más pronto o más tarde, la hermosa estatua del ‘Sabio’ tendrá compañía en los exteriores del estadio colchonero. Por justicia. El hombre que logró que el Atlético dejase de ser simplemente un histórico para volver a ser un grande, se lo merece.

Y más allá de ese emocionante inicio, el partido en sí dejó un buen espectáculo que constató lo que ya se sabía en la previa. Que el Atlético está en una línea ascendente desde la vuelta del parón, que el equipo ha encontrado el fútbol que necesitaba y que cuando juega como sabe puede con casi cualquier rival. La victoria sin paliativos ante el Sevilla mete al Atlético tercero de la tabla, superando a la Real Sociedad. Hablamos de un rival que llegó a tener siete puntos de ventaja sobre los colchoneros. De haber sido ésta la versión rojiblanca desde el inicio de curso, quién sabe por lo que estarían peleando ahora los de Simeone. El del Sevilla fue posiblemente el mejor partido de la temporada de los colchoneros. Un buen torrente de fútbol y goles que demuestra que este equipo tenía potencial para más.

Y si a todo eso bueno del Atlético se le suma que ha nacido una nueva sociedad de cuento, entre Griezmann Memphis, entre el ‘Principito‘ y el ‘León‘, el equipo colchonero es claro favorito para ocupar una de las dos posiciones de Champions que quedan por dilucidarse. Y del Sevilla qué decir. Ni rastro de aquel equipo andaluz intenso y vertiginoso, peligroso y con carácter. El equipo andaluz quiere escapar de la quema y por jugadores debería poder hacerlo, pero se mueve con una candidez impropia para un equipo de su pedigrí. Desde luego, si hace muchos más partidos como el del Metropolitano, sufrirá.

Los dos equipos tuvieron una buena ocasión en el arranque del partido, mal ejecutada por imprecisiones de sus delanteros. Memphis Depay se plantaba solo ante Bono, pero su último control se marchaba largo sin que finalmente pudiese concretar. Acto seguido, era En-Nesyri el que se marchaba por la derecha hasta colarse en el área, tenía posibilidad de disparar cruzado o de centrar a Suso, que llegaba desmarcado al segundo palo. Pues ni una cosa ni la otra. El marroquí hacía una suerte de disparo/centro terrible que no iba a ningún lado.

A los 18 minutos, el Atlético tenía la mejor del partido hasta ese momento. Un centro a la izquierda donde Carrasco la ponía en el corazón del área, Memphis intentaba bajarla, Witsel disparaba mordido, el balón llegaba a un Marcos Llorente que estaba desmarcado y que ponía el interior del pie para estrellar el balón en el poste de Bono.

Jorge Sampaoli ya advirtió antes del partido que quería desactivar al Atlético a través del control de juego y eso se tradujo en un ritmo lento, en un sobeteo de la pelota letárgico. Y una defensa muy acumulativa que le impedía salir en velocidad. El Sevilla quería controlar el ritmo pero la realidad era que no tenía la intensidad necesaria para defender a un equipo como el rojiblanco, que vive como los tiburones, de oler la sangre del rival. Y si como el cuadro andaluz tiene la candidez de un pececillo de pecera, está sentenciado.

Y así fue. En apenas cinco minutos, el Atlético se puso con dos goles de ventaja en dos jugadas calcadas. Robo en la medular, contragolpe rápido y golazo de Memphis. El neerlandés, por primera vez titular en el equipo colchonero, devoró a la defensa del Sevilla. El ex del Barça dio un golpe en la mesa para lo que venga.

Pero no nos perdamos. El Sevilla trataba de triangular, Koke robaba el balón, se lo cedía a un Griezmann que veía el desmarque de Memphis en una auténtica autopista entre los centrales del cuadro andaluz. Se plantaba en el área y batía por bajo a Bono. Acto seguido, apenas unos minutos después, mismo error. Llorente robaba, Griezmann comandaba la contra y el balón acababa en la semiluna del área donde Memphis se sacaba un zarpazo que se iba al a escuadra.(D)

FUENTE : MUNDO DEPORTIVO

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