Diez meses después de las protestas agrícolas a nivel europeo, que se detonaron en Francia y fueron esparciéndose por todo el sector agrario del Viejo Continente, los tractores vuelven a tomar las calles del país vecino en protesta por el acuerdo de libre comercio de la Unión Europea con Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay). Una agenda que coinciden con la cumbre del G20 que se celebrará estos días en Brasil y donde se pretende, finalmente, que se concrete el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques.

A primeras horas de este lunes, los medios locales informaban de tractoradas y protestas en las principales ciudades de la campiña francesa, con protestas simbólicas como cambiar los nombres de las localidades por ciudades de Brasil. Esto sucedió, concretamente, en el departamento de Cantal, situado en la Región de Auvernia-Ródano-Alpes. En líneas generales, las propuestas están siendo pacíficas y puramente simbólicas, destacaban los cronistas locales.

En otros puntos de Francia se han anunciado las llamadas ‘operaciones caracol’, en las que los tractores obligan al tráfico a circular muy lentamente, o la retirada de los paneles de carreteras que informan de la entrada en municipios.

El delegado cantonal del principal sindicato agrario del país (FDSEA) en esta región, Benjamin Lescure, aseguró en la televisión pública France 3 que “si aceptamos tales cosas, ya no comeremos carne de Saint-Cernin, comeremos carne de América del Sur. Esto es inaceptable y no es posible”.

Tal y como aseguró en su momento el embajador de Brasil en España, Orlando Leite, a elEconomista.es, la exportación de carne que se acordará “es muy pequeña, equivale a una hamburguesa por cada europeo al año, eso no tiene capacidad de cambiar las formas de producción europea”.

El martes, entre otras acciones, hay prevista una nueva acción de bloqueo en un peaje de autopista de Le Boulou, muy cerca del paso fronterizo con España por Le Perthus (sureste de Francia).

Este domingo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se reunió con el presidente de Argentina, Javier Milei, y aseguró que no firmaría “a día de hoy” el acuerdo entre ambos bloques económicos “tal y como está”. El líder galo reiteró que no cree en el documento “tal y como se negoció”, por lo que pidió reabrir las negociaciones de nuevo.

El propio presidente reiteró que “hay países que no están de acuerdo” con el tratado actual e incluso el propio Milei aseveró que no estaba “satisfecho” con el documento y que tampoco está alineado con “el funcionamiento actual de Mercosur”.

La ministra de agricultura de Francia, Annie Genervard, dijo esta mañana en la radio France Bleu, que reitera su “oposición” al tratado de libre comercio con Mercosur: “Estoy en contacto con mis homólogos de Países Bajos e Italia. Estamos tratando de formar una minoría de veto sobre este acuerdo, que no es un buen acuerdo”.

Es paradógico que la ministra nombre a su homólogo italiano ya que la primera ministra italiana, Georgia Meloni, aseguró durante la cumbre UE-CLAC, en julio de 2023, que su gobierno apoyaba los esfuerzos de la Comisión Europea para cerrar definitivamente el acuerdo comercial.

En líneas generales, casi todos los líderes de las grandes economías de la eurozona están de acuerdo con ratificar el documento y que salga adelante. El canciller alemán, Olaf Scholz, quien también estará en la cumbre del G20 en Río, se reunirá este martes con su homólogo brasileño y en todo momento ha dejado claro que su objetivo es evitar que este tratado muera.

El año pasado, tanto Scholz como Lula se reunieron en Berlín y en Brasilia y tras ambos encuentros reafirmaron la necesidad de llevar a buen término el acuerdo.

Asimismo, el Gobierno de España, encabezado por Pedro Sánchez, le dio especial relevancia a este acuerdo comercial durante la presidencia española del Consejo Europeo (1 de julio al 31 de diciembre), hasta el punto que tenía como objetivo fijado que se quedase firmado antes de rematar este período presidencial. Finalmente, no pudo ser ante la negativa de Francia y otros países.

El Gobierno galo se mantiene en su negativa al acuerdo y ya dijeron que buscarán otros aliados dentro de la unión para que se renegocie. En cambio, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, se reunió el mismo día con el presidente de Brasil, Luíz Inácio Lula da Silva y calificó el tratado de libre comercio entre ambos bloques como “un acuerdo de gran importancia económica y estratégica”, tomando distancias con el líder francés.

Mientras tanto, el sector primario francés sigue protestando. El presidente de FNSEA, Arnaud Rousseau, aseguró que “al menos durante 48 horas habrá acciones en 80 departamentos” de los 96 que componen Francia.

Asimismo, el líder agrario reiteró que la opinión de los agricultores a nivel europeo es prácticamente unánime, “incluso en países que están a favor del mismo, como España o Alemania”, reiteró.

Las principales reivindicaciones están basadas en una posible “competencia desleal”, ya que estarían entrando en la UE productos con condiciones fitosanitarias que están prohibidas por la legislación europea, como es el uso de hormonas para la cría de ganado, aseveran.

Fuente: Revista El Economista

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