La administración Trump planea utilizar las negociaciones arancelarias en curso para presionar a los socios comerciales de Estados Unidos para que limiten sus tratos con China, adelanta Wall Street Journal, según las declaraciones de personas con conocimiento de las conversaciones.

Funcionarios estadounidenses plantean aislar la economía china de más de 70 países a cambio de reducciones en las barreras comerciales y arancelarias impuestas por la Casa Blanca. Washington exigirá a esas naciones la prohibición de que China exporte mercancías a través de sus países e impedir que empresas chinas se instalen en sus territorios para evitar los aranceles estadounidenses y no absorban los productos industriales baratos de China en sus economías.

Estas medidas buscan socavar la ya precaria economía china y obligar a Pekín a sentarse a la mesa de negociaciones con menos influencia antes de las posibles conversaciones entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping. Las demandas exactas podrían variar considerablemente según el país, dado su grado de participación en la economía china.

Funcionarios estadounidenses han abordado la idea en las primeras conversaciones con algunos países, según fuentes del Wall Street Journal. El propio Trump insinuó la estrategia el martes, al declarar a Fox Noticias que consideraría obligar a los países a elegir entre Estados Unidos y China en respuesta a una pregunta sobre la decisión de Panamá de no renovar su participación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el programa global de infraestructura de China para países en desarrollo.

Uno de los cerebros detrás de la estrategia es el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien ha asumido un papel destacado en las negociaciones comerciales desde que Trump anunció una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos para la mayoría de las naciones —pero no China— el 9 de abril.

Esta táctica forma parte de una estrategia más amplia impulsada por Bessent para aislar la economía china, que ha cobrado impulso recientemente entre los funcionarios de Trump. Los debates sobre el alcance y la severidad de los aranceles estadounidenses continúan, pero los funcionarios parecen coincidir en gran medida con el plan de Bessent para China.

Bessent también ha afirmado que aún hay margen para negociar un posible acuerdo comercial entre Estados Unidos y China. Dichas conversaciones deberían involucrar a Trump y Xi. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, leyó una nueva declaración de Trump durante la rueda de prensa del martes, en la que se sugiere que un acuerdo con China no es inminente. “La pelota está en el campo de China. China necesita llegar a un acuerdo con nosotros. Nosotros no tenemos por qué hacerlo con ellos. China quiere lo que tenemos… el consumidor estadounidense”, dijo Leavitt.

Tampoco está claro que la postura anti-China haya entrado en las negociaciones con todos los países. Algunos no han escuchado las demandas de los negociadores estadounidenses relacionadas con China, según fuentes cercanas al Ejecutivo de Trump, aunque reconocen que las negociaciones se encuentran en sus primeras etapas. Muchos esperan que la administración Trump plantee las demandas relacionadas con China tarde o temprano.

Fuente: Revista El Economista

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