EEUU ha ganado un asalto clave en uno de los escenarios más importantes para el comercio mundial: Panamá. El pequeño país ha roto el pacto con China después de la visita del secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio. De este modo, el estado centroamericano no renovará el acuerdo de “la iniciativa de la Ruta de la Seda”. A pesar de que no se conocen exactamente los motivos que han llevado a este cambio, Panamá llevaba semanas siendo presionado por EEUU, que abría la puerta a aranceles, sanciones o incluso una intervención armada para tomar el control del canal, cuyo control representa del 6,8% del PIB de la nación latinoamericana. El propio Rubio ha reconocido que en la reunión “exigió cambios” respecto a su relación con China y que, de no cumplirlos, “EEUU tomará las medidas necesarias”.
Este giro supone un gran golpe a los esfuerzos del gigante asiático por ganar influencia en el canal y en la región. El tránsito chino supone un 21% del volumen de carga del estrecho y que lleva desde 2017 tratando a través de grandes inversiones en infraestructura incrementar su presencia en este paso estratégico. También es un punto totalmente decisivo para el comercio mundial pues maneja 14.000 tránsitos al año, es decir, un 5% del comercio mundial. Esta importancia hizo que China lo considerase un punto clave en su apuesta interaccional. Según el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso de EEUU china se hasta 2.500 millones de dólares inversiones en el país en 2022 y otros 5.000 millones en 2023, siendo una de sus mayores apuestas en la región (ha invertido 185.000 millones en las últimas dos décadas, según el Think Tank, Diálogo Interamericano). Dada su importancia como hub internacional desde Pekín lo han convertido el segundo país de mayor importancia en su agenda después de Perú con inversiones en su red de ferrocarril, puertos, introduciendo cuatro bancos locales en el país y con cientos de empresas con centros logísticos para toda la región ubicados en el país.
Trump ha señalado esto como uno de los grandes desafíos para la seguridad estratégica. De hecho amenazó con recuperar el control del canal para EEUU sin descartar el uso de la fuerza. Trump ha realizado acusaciones que, según el Strategic Policy Institute son “demostrablemente falsas”, como que el mismo canal está vigilado por soldados chinos. Sin embargo, la realidad es que China “aunque no controla el canal de Panamá, ha logrado una influencia significativa en las entradas del Atlántico y el Pacífico”. El instituto señala a Hutchison Holdings, la firma asiática que en el marco del acuerdo de 2017 “ha adquirido instalaciones y terminales en ambas entradas“. Con las leyes de seguridad nacional de China, Pekín podría tener influencia directa sobre estos puertos. De hecho esta firma es la que está en medio de la polémica que se avecina los próximos días.
De hecho, según Bloomberg, ahora Panamá estaría estudiando las opciones legales para cancelar todos los contratos con Hutchison para contrarrestar así la influencia de China. Para concretar más el peligro que Trump ve en esta firma hongkonesa, el operador cuenta con los puertos de Balboa y Cristobal. En las entradas del canal solo hay cinco puertos en el canal por lo que su influencia y presencia es total. Según New York Times ahora mismo hay un debate abierto dado que algunos expertos tienen serias dudas de que esta firma pudiera, de una manera u otra, “obstruir el tránsito en el canal”.
En cualquier caso, no se trata de una empresa cualquiera. Hutchison Ports es el sexto mayor operador de todo el mundo y tiene terminales en cinco continentes y más de 50 países. Algunas de sus 53 terminales están en España (Barcelona), Gran Bretaña, Suecia, Alemania, Bélgica, Polonia, Australia… Ninguno de sus puertos está en EEUU. Los últimos datos sobre los que hay registro, los resultados del año fiscal cerrado el 30 de junio de 2024, muestran unos ingresos de 1.330 millones de dólares. Eso sí, Hutchinson Ports es solo una pequeña parte del gran imperio de las infraestructuras que es su matriz, CK Hutchinson Holding, que domina puertos, comercio minorista, infraestructura, energía y telecomunicaciones. En total esta empresa factura cerca de 33.600 millones de dólares al año.
La batalla del canal
El canal de Panamá supone un elemento crítico para el comercio de EEUU pues necesita de este paso para tener una ruta rápida y barata que una las dos costas de su país. Completar un viaje a través del canal lleva solo entre ocho y diez horas. Este es el motivo por el que, según datos del Departamento de Comercio, el canal atiende el 40% de todo el tránsito de contenedores de comercio marítimo del país. Según publicó esta institución en un informe la semana pasada, “el Canal de Panamá es vital para los intereses económicos y de seguridad nacional. Estados Unidos pagó por el Canal de Panamá y lo construyó, pero Panamá está tratando a Estados Unidos de manera injusta y cediendo el control de infraestructuras clave a China”.
Esta gran infraestructura que conecta ambos océanos fue construida entre 1904 y 1914 por EEUU y su control fue transferido al 100% al estado de Panamá a cambio de la firma de dos tratados. El más importante para este caso es el Pacto de Neutralidad. Según este documento el canal debe permanecer siempre en manos neutrales y, de no ser así, EEUU se reserva el derecho a volver a tomar el canal, incluso si esto es a través de las armas.
John Plassard, analista de Mirabaud explica que la decisión del pequeño país es un evento clave para entender el pulso de EEUU China. “En un movimiento audaz, Panamá también anunció su retirada de la iniciativa china Belt and Road, convirtiéndose en el primer país latinoamericano en distanciarse de la influencia de Pekín”. Esta evolución “subraya el papel del Canal de Panamá como activo geopolítico clave, con Washington decidido a contrarrestar la creciente presencia de China en la región. Hay mucho en juego: los flujos comerciales, las relaciones diplomáticas y el equilibrio de poder en América Latina.”
El mismo secretario de Estado explicó tras su visita que “espero que esta audiencia informe mejor a los miembros del Comité de Comercio sobre los desafíos que enfrenta la industria marítima, el alcance de la influencia extranjera en Panamá y cómo el gobierno panameño puede estar incumpliendo sus obligaciones en virtud del Tratado de Neutralidad”.En resumen, amenazando directamente con la intervención militar abierta que ha puesto encima de la mesa Donald Trump,
El mismo Mulino sentenciaba que “el memorando de entendimiento del año 2017 sobre la iniciativa de la Ruta de la Seda no será renovado por mi Gobierno. Vamos a estudiar la posibilidad de si se puede terminar antes”. Al margen de este tema también se discutió medidas para tratar la inmigración a EEUU, el tema que monopolizará la gira de Rubio en la que Panamá es solo una de las paradas.
En cualquier caso los mercados han recibido con gran optimismo estas decisiones, ya que parece que con la disposición del gobierno latinoamericano se van descartando poco a poco presiones más agresivas como aranceles. Los bonos en dólares de Panamá han ampliado sus ganancias estos días, subiendo alrededor de medio centavo por dólar en toda la curva.
La batalla ahora está en Nicaragua
Pero la influencia China en la región no acaba con el Canal. De hecho ahora entra en escena Nicaragua. A finales de este año el presidente de este país ha ofrecido a China reactivar la opción de construir un segundo canal en su país que una los océanos Atlántico y Pacífico. Tras unos años de complicaciones en su país vecino, donde el fenómeno climatológico conocido como el Niño, desató sequías y obligó a ralentizar el tránsito ante la falta del lago artificial que surte a la infraestructura, volvió a tomar fuerza la idea de otro paso.
“Debería haber una alternativa y la alternativa la tenemos aquí en Nicaragua y ahí se la muestro. Son estudios que se han venido haciendo desde hace mucho tiempo y hay una ruta más corta que pasa por el lago (Xolotlán o de Managua)”, explicaba Ortega en diciembre durante la Cumbre Empresarial China-Latam. “Ustedes (dirigiéndose a los empresarios chinos) saben que cada día es más complicado el paso por Panamá y bueno, esta es la alternativa”.
Esta declaración de intención en diciembre se ha convertido en una luz verde hace dos semanas por parte de la Asamblea de Nicaragua. Aunque aún no se ha puesto sobre la mesa el proyecto específico se reformó la constitución para permitir al Estado poder otorgar concesiones para iniciar la construcción de un canal interoceánico.
Ortega ya ha hablado del nuevo proyecto alegando que abarcaría unos 445 kilómetros de largo, con un ancho de entre 290 y 540 metros y una profundidad de 27 metros. Para su funcionamiento se construirían reclusas en el caribe y en el Pacífico. Ya hubo un proyecto hace 12 años que Nicaragua revocó los derechos a la empresa Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND) Group, que ofreció 50.000 millones de dólares para hacer realidad un proyecto que duplicaría el PIB del país y se completaría a los 5 años.
Fuente: Revista El Economista