A pesar de contar con un sistema universitario sólido y una tradición de investigación de larga data, las universidades de la Unión Europea (UE) se encuentran en una posición preocupante en comparación con sus homólogas de Estados Unidos y China. El informe de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, destaca la alarmante falta de instituciones académicas europeas entre las más destacadas a nivel mundial. Según el ranking QS de 2024, solo cuatro universidades de la UE figuran entre las 50 mejores del mundo, frente a 21 de Estados Unidos y 21 de China. Este bajo rendimiento académico plantea serias interrogantes sobre la capacidad de Europa para innovar y crecer económicamente.
El informe, titulado “El sistema universitario: el eslabón débil en la cadena de innovación”, pone de relieve cómo la escasa interacción entre universidades y el sector empresarial dificulta la transferencia de tecnología y la retención de talento. Aunque existen excelentes instituciones y centros de investigación en Europa, su capacidad para alcanzar niveles de excelencia en innovación y comercialización de productos es inferior a la de sus contrapartes americanas. Por ejemplo, en 2023, el 66% de los unicornios activos en el mundo eran estadounidenses, mientras que solo un 8% eran europeos.
El Nature Index 2024 corrobora esta tendencia, mostrando que, de las 50 instituciones académicas más relevantes globalmente, 21 están en Estados Unidos, 21 en China y únicamente cuatro en Europa, de las cuales ninguna pertenece a la UE. Este hecho refleja no solo una debilidad en la investigación, sino también en la competitividad y la relevancia internacional de las universidades europeas.
Draghi señala que la disminución de la fuerza laboral, proyectada en 2 millones de personas por año hasta 2040, sumada a una creciente hostilidad hacia la inmigración, exige un aumento significativo en la productividad para sostener el crecimiento del PIB. En este contexto, propone una estrategia integral que aborde las carencias de habilidades en todos los niveles educativos. Sugiere que la UE asuma competencias en educación junto con los Estados miembros, así como una mayor colaboración entre la industria y el ámbito académico.
Para que esta estrategia tenga éxito, Draghi también aboga por la creación de una certificación común a nivel de la UE que permita que los cursos sean fácilmente comprensibles para los empleadores, facilitando la inserción laboral de los graduados. Asimismo, propone aumentar la financiación de la UE para cerrar la brecha de habilidades, con la condición de que la UE rinda cuentas a los Estados miembros por sus inversiones.
Sin embargo, las propuestas de Draghi no están exentas de controversia. La necesidad de que la UE fortalezca sus competencias en educación superior frente a los Estados miembros podría enfrentar resistencia, dado que muchos defienden que la educación debe seguir siendo una competencia nacional. Para superar los desafíos actuales y abordar la urgente necesidad de habilidades en toda la UE, será crucial que se establezca un diálogo constructivo entre los distintos niveles de gobierno y el sector académico.
La transición hacia una evaluación más cualitativa del rendimiento en investigación es un paso positivo, pero el desafío persiste: ¿cómo pueden las universidades europeas aumentar su representación en el ámbito global de citas, clasificaciones y premios reconocidos? Las respuestas a esta pregunta son fundamentales para definir el futuro académico y económico de Europa en un mundo cada vez más competitivo.
Medidas clave
El informe propone que, para que Europa gane relevancia internacional, debe implementar profundas reformas en su sistema educativo. Mario Draghi destaca la importancia de aumentar el apoyo a la investigación fundamental mediante el Consejo Europeo de Investigación (ERC) y sugiere duplicar el financiamiento para más proyectos sin comprometer la calidad de las becas. También se plantea crear el programa “ERC para Instituciones”, destinado a fortalecer universidades con alto potencial de desarrollo para atraer talento y mejorar sus capacidades.
Para retener a destacados académicos, se recomienda la “EU Chair”, que permite contratar académicos como funcionarios europeos, respaldados por financiamiento privado para mejorar sus compensaciones. A pesar de la fuerte inversión en investigación, Europa enfrenta dificultades en la comercialización de sus innovaciones: solo un tercio de las patentes se explotan comercialmente. Se sugiere integrar investigadores en clústeres de innovación y reducir barreras burocráticas para mejorar la gestión de propiedad intelectual y facilitar la creación de empresas innovadoras.
En cuanto a educación, el informe enfatiza la necesidad de alinear los currículos con las demandas del mercado laboral, especialmente en áreas STEM. Se propone la actualización continua de competencias y un sistema de certificación común en la UE para facilitar el reconocimiento de habilidades. Además, se recomienda la participación de la industria en el proceso educativo y el aumento de la inversión en formación técnica y habilidades tecnológicas a nivel europeo.
Fuente: Revista El Economista