El Banco Central Europeo (BCE) se encuentra inmerso en un ciclo de recortes de tipos ante una situación que pocos habrían esperado hace solo un año. La inflación está bajando más rápido de lo previsto y las amenazas en el horizonte sobre la economía de la zona euro no paran de crecer. De una forma sencilla: inflación a la baja y estancamiento económico solo pueden tener una respuesta del BCE, que es bajar los tipos todo lo que sea necesario. Según un informe recién publicado por Deutsche Bank, ahora mismo el ‘tipo terminal’ (el último del ciclo de bajadas) del BCE se situará entre el 1% y el 1,75%, un rango mucho más bajo que el pronóstico anterior del 2,25%. “Estamos reduciendo nuestra previsión central paras la tasa terminal desde el 2,25% hasta el 1,50%”, aunque el suelo podría estar incluso más baja. Los analistas del banco alemán se suman así a otros estrategas que llevan semanas telegrafiando un tipo terminal por debajo del 2%, como hizo Mathieu Savary, estratega jefe de BCA Research, en declaraciones a elEconomista.es.
Los economistas de Deutsche Bank identifican cuatro factores clave que influirán en la trayectoria de la política monetaria del BCE: la política fiscal, la situación económica en Alemania, la evolución de China, los precios del petróleo y los futuros aranceles de EEUU. En este contexto, destacan que “la economía global podría estar entrando en un régimen diferente, con condiciones macroeconómicas en Europa cada vez más divergentes respecto a Estados Unidos”.
La decisión de reducir el tipo de interés terminal también responde, en parte, al impacto de posibles aranceles impuestos por la nueva administración Trump en EEUU. “La perspectiva de mayores aranceles de EEUU amenaza con un nuevo choque de términos de intercambio”, advierten los economistas, quienes también resaltan que estos aranceles podrían desencadenar un aumento de la incertidumbre económica, similar a la situación vivida en 2018-2019 durante el primer mandato de Trump. La zona euro es un exportador neto y buena parte de la renta de sus ciudadanos procede de un superávit por cuenta corriente elevado. Los aranceles amenazan con reducir este superávit y lastrar el crecimiento del continente europeo.
EEUU es el principal socio comercial (en términos de valor añadido) de la UE, con un 15% de las exportaciones, y del Reino Unido, con un 18% (aunque el conjunto de la UE es mayor). Así pues, cualquier intento de la nueva administración estadounidense de imponer aranceles comerciales universales podría tener un impacto notable y directo en la demanda de exportaciones europeas.
“Su alcance es difícil de calibrar, ya que aún se desconoce si el presidente electo Trump aplicará aranceles a las exportaciones europeas y, en caso afirmativo, a qué nivel tras lo que probablemente serán unas negociaciones largas y difíciles que podrían dar lugar a medidas de represalia a corto plazo. Pero una posible pérdida de confianza de los consumidores y las empresas si se mantienen los aranceles comerciales podría tener un impacto aún mayor en la economía”, avisan Dean Turner y Matthew Gilman, analistas de UBS en una nota en la que también defienden que el eurobanco recortará más de lo que tenían previsto. La propia presidenta del BCE, Christine Lagarde, destacó explícitamente a Trump como un riesgo para el crecimiento durante la conferencia de prensa de la última reunión del banco central.
Aunque la economía europea ha mostrado signos de resiliencia, con un crecimiento del PIB positivo en los tres primeros trimestres de 2024, los datos macroeconómicos subyacentes son débiles, y el crecimiento previsto para los próximos años ha sido revisado a la baja. “Esperamos que el crecimiento del PIB de la zona euro sea de 0,7% en 2024 y 1% en 2025, cifras por debajo de las expectativas anteriores”, señalan desde Deutsche Bank. Esto se debe, en parte, a una ralentización en la economía alemana, que enfrenta desafíos estructurales de competitividad y una reducción en la confianza. El debilitamiento de la demanda de los hogares y el descenso de la inversión empresarial a corto plazo también amenaza a la baja la estimación de crecimiento del 1% de los economistas de UBS.
Vuelven los viejos problemas de la inflación
El informe también destaca preocupaciones en torno a la inflación… no porque vaya a ser muy alta, sino que todo lo contrario. Según los cálculos de Deutsche Bank, la inflación general de la zona euro podría caer por debajo del objetivo del 2% hacia principios de 2025, adelantándose en seis meses a las previsiones del BCE. No obstante, los analistas subrayan que “no estamos excesivamente preocupados por una desviación significativa y persistente de la inflación”, ya que varios indicadores de inflación subyacente se mantienen estables alrededor del objetivo del 2%. La fuerte caída del precio del petróleo desde el verano a esta parte está llevando a que los precios generales pierdan intensidad con mucha más fuerza de lo previsto.
La incertidumbre en torno a los aranceles de EEUU se extiende también a su posible impacto en la inflación. “Calculamos que aranceles universales del 10% podrían tener poco impacto neto en la inflación europea, debido a que el golpe al crecimiento es desinflacionario, pero podría compensarse con la propia presión de los aranceles y una debilidad del euro”, explican.
La verdadera fuente de incertidumbre sobre la inflación son los efectos indirectos de los aranceles del 50-60% sobre China y si esto desencadena un dumping de las exportaciones hacia Europa y en qué medida. “Esto podría afectar aún más al crecimiento europeo al expulsar la producción europea y restar hasta medio punto al IPC de la zona del euro, según un análisis reciente del BCE”, aseguran desde Deutsche Bank. “Una respuesta política de China que se traduzca en un impulso de la producción y el suministro de bienes a economías fuera de EEUU podría agravar la presión desinflacionista en Europa”, corroboran Turner y Gilman desde UBS.
“Es poco probable que la economía mejore, ya que podría prevalecer una actitud de espera en las empresas orientadas a la exportación. El arancel del 10% sobre los productos europeos es probablemente manejable, pero el del 60% sobre los productos chinos puede ser muy perturbador, bien por reducir la demanda china, bien por desencadenar una devaluación masiva del yuan, y/o incentivar a los productores chinos a competir más ferozmente con los proveedores europeos fuera del mercado estadounidense”, apunta en la misma dirección, Gilles Moëc, economista jefe de AXA, en un comentario en el que aboga por una aceleración de los recortes de tipos del BCE.
Llegan los recortes de gasto… en principio
En el frente fiscal, los economistas de Deutsche Bank señalan que las políticas de austeridad en países como Francia podrían impactar negativamente en la recuperación, mientras que otras economías. El necesario ajuste fiscal en algunos países puede pesar sobre la economía de la zona euro en su conjunto. “La mayor cantidad de ahorro público junto con un alto nivel de ahorro privado podría lastrar la recuperación económica”, afirman.
La situación en Alemania, como la economía más grande de Europa, sigue siendo crucial para la zona euro. “Alemania experimenta un shock de confianza, posiblemente reflejando una competitividad estructuralmente débil”, según señala el informe. La economía alemana podría enfrentarse una disminución superior en la inversión y el empleo, lo que sería un lastre para el crecimiento económico en toda la región.
“Hemos visto bastante contagio de los rendimientos a largo plazo de EEUU sobre los europeos recientemente, y esto no ayudará a la ecuación fiscal de Europa. Esta es otra razón por la que el BCE tendrá que ‘compensar’ con recortes más rápidos. Afortunadamente, parece que incluso los halcones están cambiando de tono en el BCE”, señala Moëc desde AXA.
El analista considera que los gobiernos nacionales europeos no están en una posición ideal para proporcionar tranquilidad u orientación, ya que tanto Francia como Alemania se encuentran en medio de dificultades políticas internas, mientras que los populistas de la UE querrán impulsar su ventaja. “Es el BCE es la única institución europea con capacidad para responder con rapidez en la configuración actual”, remacha.
La previsión para el tipo terminal del BCE, que Deutsche Bank, ahora se sitúa entre el 1% y el 1,75%, refleja todo este contexto. Los analistas alemanes subrayan que “es fundamental enfatizar el alto grado de incertidumbre en torno al camino del crecimiento, la inflación y la política monetaria en el futuro”. Según el informe, esta revisión a la baja de la tasa terminal sugiere que el BCE podría desembocar en recortes en los tipos de interés mayores en sus próximas reuniones para cerrar la brecha entre los tipos actuales, que se consideran restrictivos, y el nivel deseado, más neutral o incluso levemente expansivo.
En este punto, Deutsche Bank advierte que el BCE podría decidir implementar recortes de hasta 50 puntos básicos en lugar de los esperados 25 puntos, dependiendo de los datos que lleguen en las próximas semanas. Hipótesis que compran otros destacados analistas. “Estamos de acuerdo en que las perspectivas de proteccionismo estadounidense en 2025 hacen más probable que el BCE recorte los tipos 50 puntos básicos en diciembre de este año. Y vemos un tipo terminal del 1,75% en 2025 -quizá ya en el segundo trimestre del próximo año-, a medida que los responsables políticos europeos lleven los tipos a un territorio ligeramente acomodaticio”, apuntan los de ING. Su economista Michiel Tukker tiene claro que, dado que la función de reacción del BCE se orienta más hacia las preocupaciones sobre el crecimiento, las posibilidades de un recorte de 50 puntos básicos más adelante son más probables ahora.
Fuente: Revista El Economista