Muchos ponemos atención a la comida que ponemos en nuestros cuerpos. Nos hacemos preguntas sobre si los alimentos que elegimos son nutritivos o no.

Pero, ¿nos hemos puesto a pensar qué tan rápido pasa la comida por nuestro cuerpo?

Y la respuesta a esa pregunta es muy importante, debido a que la velocidad en que los alimentos se mueven por nuestro sistema digestivo afecta la salud y el bienestar de muchas maneras.

Una vez uno ha masticado y tragado toda la comida, ésta comienza su viaje a través de tracto gastrointestinal: un largo y enredado camino que comienza en la boca y termina en el ano.

A lo largo de ese proceso, pasa por órganos especializados que digieren (estómago), absorben nutrientes (intestino delgado) y absorben el agua y las sales (intestino grueso).

El movimiento de la comida a través del tubo digestivo es conocido como motilidad intestinal.

Este proceso es controlado en parte por las miles de millones de bacterias presentes en nuestro intestino.

Este microbioma es muy importante debido a que esas bacterias ayudan a desarrollar nuestro sistema inmune y a descomponer los alimentos.

Entonces, cuando comemos no solo nos estamos alimentándonos a nosotros mismos sino a estos microayudantes presentes en el intestino.

Quienes gracias a nosotros producen pequeñas moléculas llamadas metabolitos que desarrollan nuestro sistema inmune y mantienen nuestros intestinos en movimiento, al estimular los nervios que hacen que la comida se mueva.

Sin esas bacterias y sus metabolitos, nuestros intestinos no tendrían la misma capacidad de desplazar la comida a través del tracto intestinal.

Fuente: eldiariony.com

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