Cuatro zonas de Quito con alto riesgo a inundaciones y deslizamientos

En cuatro zonas de Quito hay alto riesgo de que ocurran inundaciones y deslizamientos de tierra.

Estos sitios están ubicados en las laderas del Pichincha, en las estribaciones, cortes pronunciados de las carreteras y junto a los ríos Monjas y Machángara.

El Municipio de Quito actualiza la cantidad exacta de barrios vulnerables a estos eventos naturales.

La última información que se recogió en ese sentido fue en 2015 en un atlas de amenazas, en Quito.

Ahora el objetivo es categorizar los nuevos impactos y repercusiones que tendrían los sectores más vulnerables.

En las evaluaciones iniciales se calculó que al menos 169 barrios de 1277 que tiene Quito estarían en alto riesgo a inundaciones y deslizamientos, por las características geográficas de cada zona.

Pero hay otros factores, a decir de estudios y expertos, que inciden como el cambio climático, el tratamiento de suelos, la falta de cobertura vegetal, los asentamientos y construcciones no autorizadas.

Eventos anteriores

Las emergencias registradas en años anteriores sirvieron como guía para determinar los primeros barrios vulnerables. Así lo explica Freddy Nieto, director de Riesgos de la Secretaría Metropolitana de Seguridad.

Según el ECU-911, desde el 2019 hasta lo que va del 2023 se han reportado 1 259 emergencias por inundaciones y deslizamientos en todo el Distrito. Es decir, un promedio de 252 incidentes anuales.

Esos eventos también sirven para incluir nuevas zonas que antes no constaban como los barrios ubicados en el occidente y en las laderas del Pichincha como La Libertad, San Juan, La Comuna, Atucucho, u Osorio. En este último sitio, incluso, ya ocurrió un deslizamiento de magnitud en diciembre del 2019.

En las estribaciones, es decir en otras pendientes montañosas, se han reportado novedades en la Loma de Puengasí, Auqui, La Bota (en el valle); en el norte en puntos como El Batán, Catequilla, Pomasqui o El Común; y en el oriente, en Guápulo.

También en los cortes pronunciados de vías como la Simón Bolívar (como el deslizamiento de El Troje), la autopista General Rumiñahui, la Ruta Collas, la Interoceánica e Intervalles.

E igualmente se contaron los taludes de quebradas y de los ríos Monjas (nororinte) y Machángara (suroriente) y en sectores como Carretas (Calderón), La Esperanza y Señor del Árbol (Pomasqui), Valle del Sur (sur) y otros.

Un plan para cada zona

Al tener identificadas estas cuatro zonas con alto riesgo a inundaciones y deslizamientos, las autoridades aplican un plan para coordinar acciones y mitigar los daños. Para cada zona, detalla Nieto, hay un plan específico.

Por ejemplo, en el plan de las laderas del Pichincha se incluye un trabajo imprescindible de limpieza y mantenimiento de quebradas y canales de captación. Esta labor está a cargo de la Empresa Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps).

De acuerdo con Karina Santamaría, jefa de la Unidad de Mantenimiento de Quebradas de la Epmaps, esas tareas se cumplen con base en un cronograma semestral y en dos etapas: limpieza de quebradas y desalojo de material.
“Desde noviembre hasta febrero ya se realizó una limpieza general de las 53 estructuras de estas zonas (laderas). Cuando ya vemos material acumulado se coordina la intervención”.

En total, la Epmaps tiene a su cargo el mantenimiento de 138 estructuras de captación. Las que tienen mayor vulnerabilidad (por estar en pendientes y por la deforestación), son justamente las de las laderas del Pichincha.

Zonas en emergencia

De los puntos vulnerables, hay dos zonas que están en alto riesgo a inundaciones y deslizamientos, y en donde incluso rige un estado de emergencia.

Allí se realizan distintos trabajos como la colocación de material rocoso y el desfogue de agua. Se trata de las zonas pobladas cercanas a los ríos Monjas y Machángara.

Estefanía Pabón, del colectivo Quebrada Carretas, confirma que en la zona donde ella habita (afectada por la erosión del río Monjas) ya se trabajó en al drenaje del agua y el enrocado.

Pero afirma que el riesgo persiste por la inestabilidad del suelo. Sólo en Carretas hay 98 viviendas que están en el borde y en peligro de colapso.

En otro brazo del Monjas, hay un riesgo aún mayor. Mayra Revelo, de 42 años, habita en este sector denominado Santo Domingo de Carretas, en la urbanización San Andrés. De las 80 casas, unas siete colindan con la quebrada. “Desde noviembre del 2022 sentimos temblores y hemos visto como se cae la montaña (frente a la Simón Bolívar).

Patricio Sanguña, presidente de gestión de riesgos del barrio La Comuna de Santa Clara (20 000 familias), afirma que los trabajos en El Tejado han sido continuos. “De vez en cuando hemos recibido ciertas capacitaciones para estar medio prevenidos”. Aunque asegura que aún quedan obras pendientes como la construcción de una estructura o piscina de captación.

Evaluaciones por el clima

En el 2020, la Secretaría Metropolitana de Ambiente también evaluó las principales amenazas relacionados a los cambios climáticos para Quito.

Allí se establecieron tres amenazas principales: escasez de lluvias, altas temperaturas y lluvias intensas.

En este informe se concluye que los continuos cambios en el comportamiento del clima presentan una “clara tendencia hacia el incremento de la temperatura y las precipitaciones” en la capital, desde el 2010 hasta el 2020.

Jonathan Menoscal, especialista en gestión de riesgos de la Flacso, también ha realizado una evaluación de Quito, sus amenazas y los impactos ambientales.

“Las características geográficas y geomorfológicas de Quito la vuelven susceptible ante eventos como inundaciones y deslizamientos, sobre todo en las zonas periféricas, asentamientos en los bordes de ríos y quebradas o en zonas de ladera.

Para evitar el incremento del riesgo es planificar con base a esta información y generar planes”.

 

Fuente: El Comercio

Compartir esta noticia

Facebook
Twitter
Scroll al inicio