Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de la Industrias, Producción y Empleo (CIPEM), señaló en Contrapunto que cualquier herramienta que permita mitigar el impacto económico en el sector productivo es vista de manera positiva.
Ayer tuvimos un día bastante nublado, llovió casi toda la madrugada y en el día aunque paró en la tarde. Penosamente, creo yo que hoy no caerá ni una sola gota de agua, ojalá en la tarde sí. Hoy no está el sol como la semana pasada que sobrepasamos los 30 grados en algunas tardes, el río es un camino más donde se puede cruzar de una orilla a la otra. No se esperan lluvias en noviembre en el Azuay, ojalá que lleguen en diciembre porque la situación cada vez se va agravando más.
La propuesta del Gobierno, denominada “Pico y placa eléctrico», para ajustar la jornada laboral en función de los horarios de apagones ha generado diversas reacciones en el sector productivo.
La medida establece que el horario de trabajo podrá extenderse hasta 10 horas diarias durante cuatro días a la semana, sin exceder las 40 horas semanales. En caso de excederse esa cantidad, se debe pagar como horas suplementarias o extras.
La situación del sector industrial es bastante complicada, el parque industrial de Cuenca tiene más o menos 80 industrias, con diferentes realidades pero con los mismos problemas. Todas las industrias, previo a los cortes eléctricos, trabajaban 24 horas, 7 días a la semana y 3 turnos por día de 8 horas. Uno de esos turnos se eliminó más 2 horas más por los apagones. Lo que se ha logrado es que no haya un corte completo y que las empresas no corten sus actividades productivas completamente con la autogeneración, ya que los hornos necesitan un tiempo prudencial para enfriar antes de apagarlos y calentarlos antes de encenderlos.
Aunque considera que las micro y pequeñas empresas podrían adaptarse a estos horarios, advirtió que no todas podrán ajustarse al denominado “pico y placa eléctrico”, entre ellas, mencionó industrias como las de cemento, cerámica, alimentos, cartón y papel que operan con procesos continuos, que requieren hornos, grandes cantidades de energía o que dependen de la refrigeración.
“Las empresas siguen pagando los mismos salarios a pesar de una reducción en las horas de trabajo. Esta situación puede generar un impacto negativo en las pequeñas y microempresas. Si esto no se solventa se pueden comenzar a ver despidos masivos, afectando aún más a los ecuatorianos, no solamente por no tener luz, sino el no tener empleo genera un impacto social importante”, expresó en declaraciones a la prensa nacional. (I)