En unos pocos años el mundo ha cambiado de forma radical y pocos dirán que para bien. Las tensiones geopolíticas se han disparado, el dividendo de la paz está desapareciendo y una naciente carrera armamentística amenaza con protagonizar los próximos años. Un buen ejemplo de esto se puede observar en China, cuyo gasto militar no para de crecer. Esto no suponía una amenaza cuando la economía del ‘gigante asiático’ era relativamente ‘pobre’ y la tecnología brillaba por su ausencia. Ahora, China es la mayor economía del mundo en Producto Interior Bruto (PIB) en paridad de poder adquisitivo (PPA), la segunda a precios corrientes y su sector tecnológico ha dado un salto gigante. Buena prueba de esta amenaza (si se le puede llamar así) es la construcción de una suerte de base, refugio, centro de mandos, como se quiera llamar, preparado para la guerra y que va a tener un tamaño que multiplica por diez el del Pentágono de EEUU.
En las afueras de Pekín, un complejo de dimensiones colosales está tomando forma. Según imágenes por satélite obtenidas por el Financial Times, China está construyendo un centro de mando militar subterráneo que, de acuerdo con analistas estadounidenses, será al menos diez veces más grande que el icónico Pentágono de Washington. La magnitud y características de la obra sugieren que Pekín se está preparando para escenarios bélicos a gran escala, incluyendo una posible guerra nuclear. China lleva tiempo acumulando petróleo y otras materias primas, pero estos movimientos también pueden asociarse a la búsqueda de una ‘ventaja’ económica y no como una estrategia para protegerse de un escenario bélico. Sin embargo, la construcción de este mastodonte militar pone en duda lo anterior.
Todo este esfuerzo cuadra con los crecientes datos de gasto en defensa y las compras y creaciones de armas cada vez más sofisticadas. EEUU ve a China como el gran contrincante, lo que explica los aranceles y las limitaciones a la importación de tecnología, chips avanzados etc. Pero lo cierto es que China ha hecho de la necesidad virtud y con poco está logrando mucho. Un buen ejemplo es el de la inteligencia artificial de DeepSeek que podría poner contra las cuerdas (contando con menos recursos y tecnología) a la IA creada por EEUU. El que controle la IA en el futuro tendrá el poder militar. Pero en lugar de analizar estas elucubraciones sobre una historia que acaba de comenzar, merece la pena analizar que está pasando y por qué China construye este colosal mando militar y cuál es su gasto en defensa.
Peter Robertson, Profesor de Economía Universidad de Australia Occidental, explica en una columna que hoy “EEUU considera el ascenso militar de China como un desafío estratégico, lo que motiva un ‘disociación’, nuevas alianzas de defensa y demandas de un mayor gasto en defensa. Sin embargo, las afirmaciones sobre el tamaño del gasto militar real de China en relación con el de EEUU son controvertidas y varían ampliamente, desde alrededor de una cuarta parte del gasto estadounidense hasta casi la paridad”, explica este experto.
En este contexto, en dicha columna, este experto muestra que una estimación razonable del poder adquisitivo del gasto militar de China es de 541.000 millones de dólares, lo que es un 83% mayor que el valor actual del tipo de cambio del mercado y equivale al 59% del gasto militar de EEUU, “aunque en el sector de defensa de China sigue dependiendo más del personal que el de EEUU, se ha modernizado sustancialmente, como se mide por el rápido crecimiento de equipamiento por persona”. Además, una cosa es el gasto oficial y otra el gasto real en defensa de China. Resulta complicado saber, por ejemplo, si este megacomplejo militar está dentro de las partidas de gasto oficiales (algo poco probable dado el secretismo de su construcción).
Se estima que China ha disparado su gasto militar en un 60% en los últimos 10 años y eso que hay informes que aseguran que el 70% del gasto en defensa chino es ‘oculto’. En menos de 15 años, China ha triplicado su inversión en defensa. Si se mide en términos constantes, tomando como referencia los precios de 2022, el presupuesto militar chino era de algo más de 100.000 millones de dólares, mientras que en 2023 se disparó hasta 309.500 millones de dólares (540.000 millones en PPA). Si se analiza la evolución en valores nominales, el salto es aún más pronunciado: en 2007, China destinaba 62.000 millones de dólares a su ejército, cifra que ha escalado hasta los 296.000 millones en 2023, según publican desde infodefensa.

Una perspectiva más histórica la ofrece Michael Saunders, estratega de Oxford Economics: “La durabilidad de la pax americana global de los últimos 80 años -que dependía en gran medida del poder militar y político de EEUU para apuntalar la libre circulación del comercio mundial- es cada vez más cuestionable. El rápido crecimiento del gasto en defensa de China, así como la innovación en armamento (por ejemplo, misiles antibuque, drones, etc., como se ha visto en el Mar Rojo) ha creado nuevos retos. Por ejemplo, la relación entre el gasto en defensa de China y el gasto en defensa de todos los demás países de Asia y Oceanía juntos ha pasado del 19% hace treinta años, al 42% hace veinte años, al 85% hace diez años, y ahora supera el 100%. Al mismo tiempo, la voluntad de EEUU de seguir asumiendo la carga financiera de apuntalar la pax americana mundial es más dudosa, dado el aumento de la deuda pública y la presión por elevar el nivel de vida en su propio país”. Esto último entronca con los esfuerzos económicos en defensa que Donald Trump viene exigiendo a los socios europeos de la OTAN.
En el camino se cruzan derivadas más peligrosas que redoblan la amenaza. Una de ellas es la cercanía entre China y Rusia. A lo largo de la invasión a gran escala de Rusia, Pekín ha proporcionado constantemente a Moscú el apoyo industrial de defensa que necesita en su intento de subyugar a Ucrania, y altos responsables políticos estadounidenses informan de que la ayuda de Pekín se ha intensificado en los últimos meses. A cambio de una ayuda industrial militar vital, China estaría recibiendo algunas de las tecnologías militares más sensibles de Rusia, incluidas las relacionadas con operaciones submarinas, tecnologías de sigilo de la aviación y más, pone de manifiesto un análisis publicado por el think tank americano Atlantic Council.

“A cambio de permitir el intento de Putin de saquear Ucrania, Pekín está recibiendo tecnologías militares que algún día podría utilizar para atacar a los marineros, aviadores e infantes de marina de EEUU y sus aliados. La profundización de los lazos entre los complejos de defensa ruso y chino es algo que debería preocupar a los responsables políticos occidentales”, avisa Joseph Webster, investigador principal del citado think tank atlantista. “Aunque Moscú y Pekín no comparten intereses ni objetivos idénticos, ambas partes comparten cada vez más tecnología y capacidades industriales de defensa en formas que afectan gravemente a los intereses de EEUU y Occidente”, sentencia el experto en defensa y geopolítica.
Qué esconde esta mega-base militar
Volviendo al citado macro-complejo militar, apodado por algunos analistas como la ‘Ciudad Militar de Pekín’, se encuentra a unos 30 kilómetros al suroeste de la capital y abarca aproximadamente 1.500 acres. Las imágenes muestran excavaciones profundas, lo que indica la construcción de búnkeres reforzados, diseñados para proteger a los altos mandos del Ejército Popular de Liberación (EPL) en caso de conflicto. “Si se confirma, este nuevo búnker subterráneo avanzado para la dirigencia militar, incluyendo al presidente Xi Jinping, señala la intención de China de desarrollar no solo una fuerza convencional de primer nivel, sino también una capacidad avanzada de guerra nuclear”, declara al FT Dennis Wilder, exjefe de análisis sobre China en la CIA.
El proyecto de esta mega-base militar se enmarca en una modernización acelerada de las fuerzas armadas chinas, coincidiendo con el centenario del EPL en 2027. Según fuentes de inteligencia de EEUU, Xi Jinping ha ordenado que el ejército chino tenga la capacidad de atacar Taiwán para esa fecha (algo que generaría un auténtico terremoto global por la importancia de Taiwán en la fabricación de chips avanzados). Paralelamente, China está ampliando rápidamente su arsenal nuclear y mejorando la integración de sus diferentes ramas militares, un punto que sigue siendo una debilidad en comparación con las fuerzas armadas estadounidenses.
La envergadura del centro de mando sugiere que reemplazará al actual complejo de las Colinas del Oeste, ubicado al noreste del nuevo emplazamiento. Este centro de mando, construido durante la Guerra Fría, está diseñado para resistir ataques, pero podría no ofrecer la misma protección ante armas modernas de penetración de búnkeres o ataques nucleares estratégicos. “El tamaño, la escala y las características parcialmente subterráneas del nuevo complejo sugieren que sustituirá al de las Colinas del Oeste como principal centro de mando en tiempos de guerra”, añade un exoficial de inteligencia estadounidense al Financial Times.
Los trabajos de construcción comenzaron a mediados de 2024, y las imágenes satelitales muestran una intensa actividad, con más de 100 grúas operando en un área de cinco kilómetros cuadrados. Según Renny Babiarz, exanalista de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial de EEUU, el lugar cuenta con infraestructura subterránea interconectada por pasajes, lo que sugiere un complejo de gran seguridad con redundancias estratégicas. A diferencia de otros grandes proyectos urbanos en China, este sitio no tiene ninguna referencia en Internet ni showrooms de ventas inmobiliarias. En el terreno, los accesos han sido bloqueados, hay controles militares y carteles que prohíben el uso de drones y la toma de fotografías. Una de las pocas personas que habló con la prensa, un comerciante local, describió la zona como un “área militar”, según la información del diario británico.
El contexto en el que surge esta fortaleza es relevante. Mientras China moderniza su arsenal y amplía su influencia en el Indo-Pacífico, las tensiones con EEUU se han intensificado. La creciente militarización china, combinada con ejercicios a gran escala en torno a Taiwán y el Mar de China Meridional, ha elevado las alarmas en Washington. Según el Financial Times, el proyecto de Pekín refuerza la idea de que Xi Jinping se está preparando para un eventual conflicto prolongado, garantizando que el mando militar pueda operar con seguridad en caso de una escalada bélica.
Reduciendo el diferencial… por el aire
No cabe duda de que China está reduciendo el spread (diferencial) militar con EEUU y, para muestra, otro botón. El aire. En diciembre, el informe anual del Pentágono constató que la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación chino ha ampliado las capacidades de sus sistemas aéreos no tripulados, llegando a afirmar sus funcionarios que ahora son comparables a los sistemas de la Fuerza Aérea estadounidense.
La Fuerza Aérea china, “en lo que se refiere a la modernización e indigenización de sus sistemas aéreos no tripulados, se está acercando rápidamente a los estándares estadounidenses”, declaró a los periodistas un alto funcionario del Pentágono en una reunión informativa previa a la publicación del informe. El informe señala específicamente “la aparición rutinaria de sistemas cada vez más sofisticados en todos los teatros de operaciones y escalones”. En los últimos tres años, los chinos han exhibido en ferias aéreas el UAS (dron) a reacción Xianglong, el dron supersónico WZ-8 y una versión rediseñada del vehículo aéreo de combate no tripulado GJ-11 stealth.
“Los pequeños UAS (sistemas aéreos no tripulados) avanzados aparecen cada vez más en aplicaciones militares y civiles, y la industria china sigue siendo un exportador clave de UAS y componentes de todos los tamaños”, afirma el informe del Pentágono. La fuerza aérea china está “madurando y … señalando sus esfuerzos en capacidades de próxima generación”, cierra el informe.
Fuente: Revista El Economista