China prevé una inversión récord en chips para competir con EEUU

La guerra comercial entre China y Estados Unidos por los semiconductores no pierde fuelle. El país asiático ha movido ficha por dos frentes diferentes. Por un lado, prepara una cifra récord de subsidios para dar impulso al sector y salvarle del proteccionismo de los norteamericanos y, por otro lado, denunció a EEUU ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para internar anular los controles que ha impuesto Washington a la exportación de material tecnológico al país asiático.

Fuentes citadas por Reuters, aseguran que China prepara un paquete de “un billón de yuanes” (casi 140.000 millones de euros) para su industria de semiconductores. El Gobierno de Xi Jinping está preparando un plan quinquenal a través de subsidios y créditos fiscales que impulsen la autosuficiencia en materia de producción de chips semiconductores y para actividades de investigación.

Según avanzaba Bloomberg, este plan “podría implementarse a partir del primer trimestre de 2023”. La mayoría de estos fondos se van a usar para subsidiar compras de equipos de semiconductores nacionales por parte de empresas chinas a plantas de fabricación nacionales. Así, estas empresas obtendrán un subsidio del 20% sobre el coste de las compras. Este plan también incluye políticas fiscales que beneficiarían a las empresas del sector, aún así el Consejo de Estado todavía no ha querido hacer declaraciones al respecto, según informaba la agencia de noticias Reuters. Las beneficiadas de todo esto serán tanto empresas nacionales como privadas que fabrican en el país asiático.

En lo que respecta a la denuncia ante la OMC, el Gobierno chino abrió un procedimiento de disputa con Estados Unidos debido a las restricciones que la administración Biden ha impuesto sobre Pekín para impedir que compren chips y maquinaria a empresas estadounidenses.

En octubre, por ejemplo, Estados Unidos aprobó una serie de medidas de control a las exportaciones que obligaba a las empresas a contar con permisos específicos para entablar relaciones comerciales con empresas chinas, identificadas como “contrarias a los intereses de la seguridad nacional del país”. Así, cualquier exportación a fábricas de empresas estadounidenses o de terceros países se evaluará caso por caso por parte del Gobierno.

El Ministerio chino de Comercio aseguró en un comunicado que en los últimos años, Estados Unidos ha estado “generalizando” el uso de la seguridad nacional para “abusar” de medidas de control de las exportaciones, poniendo trabas al comercio nacional de chips y potros productos, “amenazando la estabilidad de la industria y las cadenas de suministro globales”.

Al mismo tiempo, desde Pekín alegan que Estados Unidos está “interrumpiendo el orden comercial y económico internacional” y les acusa de “violar las reglas de comercio y las leyes económicas básicas, dañando la paz mundial”.

El parapeto de la seguridad

No obstante, aunque el procedimiento de la OMC falle a favor de China, es poco probable que se produzca algún cambio de rumbo por parte de EEUU. De hecho, hace dos semanas, el organismo internacional hizo una condena en firme de los aranceles que impuso Donald Trump durante su mandato y la administración Biden rechazó el texto bajo el argumento de que la OMC no tiene poder de decisión sobre la protección de la seguridad nacional de ningún país miembro.

A los aranceles de Estados Unidos le precede la firma en agosto por parte de Joe Biden de una ley con la que van a destinar 52.700 millones de dólares para subvencionar la producción e investigación en materia de semiconductores en EEUU. Al mismo tiempo, este texto habla de 24.000 millones de dólares en concepto de créditos fiscales para fábricas de microchips.

Fuente: Revista El Economista

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