Pekín se ha puesto manos a la obra para intentar reanimar a un paciente que llevaba varios meses (presentando unas constantes vitales cada vez más débiles (desaceleración de la actividad, desinflación o cuasi deflación…). El Gobierno de China ha anunciado un histórico paquete de medidas que toca a varios sectores, pero que tiene un claro objetivo: devolver a los agentes chinos las ganas de consumir e invertir. El paquete de estímulos presenta medidas de apoyo al sector financiero, al inmobiliario y al mercado de valores para reavivar la recuperación de la segunda economía mundial ante los temores sobre si podrá cumplir con su objetivo de crecimiento de este año. “Pekín lanza una salva de medidas de estímulo para estabilizar los precios de los activos, en vista del desplome de los precios inmobiliarios y el bajo rendimiento de las acciones chinas. China reconoce que está peligrosamente cerca de la experiencia deflacionaria que vivió Japón hace décadas y hoy está tomando medidas decisivas para estabilizar los precios de los activos y mantener vivo el espíritu animal”, aseguran desde TD Securities en una nota para clientes.

China lleva varios trimestres sufriendo una amenaza real: la temida ‘japonización’, un mal o enfermedad que atrapa a la economía en una espiral de bajo crecimiento, baja inflación, escasa inversión y consumo, lo que termina ‘congelando’ el crecimiento del PIB agregado. Japón lleva décadas luchando contra esta enfermedad que comenzó a expandirse en su economía en los 90 tras el estallido de una burbuja inmobiliaria histórica. La decadente demografía, una gran cantidad de deuda y el miedo a cometer los errores del pasado llevaron a los japoneses a evitar el crédito, reducir el consumo y aumentar su ahorro de forma estructural, dejando a la economía en una suerte de eterno letargo del que aún no han salido. China parece seguir los mismos pasos que Japón. Con estas medidas intentar escapar del ‘mal’ japonés o ‘japonización’ antes de que sea demasiado tarde.

Lo cierto es que la economía de China está ralentizándose más rápido de lo previsto, poniendo en duda incluso el objetivo de crecimiento anual del 5%. Los elevados niveles de deuda (sobre todo privados y de entes públicos) y una transición demográfica que es de las más rápidas del mundo (China va a perder cada década a 100 millones de personas en edad de trabajar), están poniendo al ‘gigante asiático’ al borde de la ‘japonización’.

Un salvavidas financiero

Para empezar, el Banco Popular de China (BPC o PBoC, el banco central) reducirá coeficiente de reservas de los bancos hasta el nivel más bajo desde 2020 en un intento por incrementar el crédito. Los analistas de Bloomberg creen que esta medida podría terminar liberando más de 140.000 millones de dólares de liquidez en el mercado. También se rebajarán los tipos de interés a una de sus principales herramientas para financiar a los bancos del país, lo que podría traducirse más adelante en una bajada generalizada de los tipos de interés para promover el crédito en toda la economía.

Además, se reducirán los intereses de los préstamos hipotecarios ya existentes (es decir, a las hipotecas ya concedidas) -los chinos se ahorrarán unos 21.000 millones de dólares, lo que afectará a unos 50 millones de hogares- y se bajará al 15% la cuota mínima de entrada que deben abonar quienes deseen comprar una segunda vivienda. También se dará más apoyo a un plan para que los gobiernos locales conviertan casas sin vender en vivienda social. Las autoridades también anunciaron la creación de mecanismos para ofrecer unos 114.000 millones de dólares tanto en financiación a firmas de valores, fondos o aseguradoras, como en créditos para que las empresas que cotizan en bolsa recompren sus acciones y eleven así su valor en el mercado.

El gobernador del banco central también dio a conocer un paquete para apuntalar el atribulado sector inmobiliario del país, que incluye la reducción de los costes de endeudamiento en hasta 5,3 billones de dólares en hipotecas y la flexibilización de las reglas para la compra de segundas viviendas. Para el asediado mercado de valores del país, China desbloqueará al menos 800.000 millones de yuanes (113 mil millones de dólares) de apoyo de liquidez, agregó Pan, señalando que los funcionarios estaban estudiando la creación de un fondo de estabilización de acciones.

Betty Wang, analista de Oxford Economics, explica los motivos que han llevado a China a abrir de este modo la compuerta tras meses de vacilaciones y medidas menos ambiciosas: “Creemos que la rápida evolución reciente de las condiciones internas y externas ha sido la principal fuerza motriz de la última medida del PBoC. A nivel interno, los datos económicos de agosto, más débiles de lo esperado, sugieren que el riesgo de no alcanzar el objetivo de crecimiento de este año ha aumentado. En el exterior, los recortes exagerados de tipos de la Fed la semana pasada, junto con la entrada en modo de relajación de otros bancos centrales importantes, ha aliviado la presión de depreciación sobre el yuan chino y ha proporcionado al PBoC más margen para relajar la política monetaria”.

Euforia en los mercados

Los mercados financieros han dado el visto bueno al paquete. El índice CSI 300 ha subido por quinto día consecutivo, ganando hasta un 1,3%, con más de 200 de las empresas que lo componen rebotando con intensidad. Los mercados de materias primas se suman a la fiesta y el petróleo rebota con fuerza, mientras que el yuan apenas registró cambios frente al dólar. Los bonos soberanos perdieron terreno ante las ganancias de las acciones. Los rendimientos de los bonos chinos a 10 años aumentaron 2 puntos básicos hasta el 2,05%, borrando una caída anterior hasta un mínimo histórico.

Aunque esta batería de medidas ha superado las expectativas y probablemente ha puesto de nuevo el crecimiento en un punto más cercano al objetivo del 5%, los analistas se preguntan si es suficiente para romper la espiral deflacionaria de China y la arraigada crisis inmobiliaria.

La crisis inmobiliaria (al igual que sucedió en Japón), el envejecimiento poblacional y la disminución de la fuerza laboral reducen la capacidad productiva del país, limitando el crecimiento del PIB. Además, la deflación y el bajo consumo privado resultan en una menor contribución de la demanda interna al crecimiento económico. La falta de dinamismo en la economía puede también desalentar la inversión extranjera y la innovación, perpetuando el estancamiento del PIB. China aún está a tiempo de evitar este escenario, pero las medidas que debe tomar Pekín deben ir más allá de los estímulos económicos (reformas estructurales).

“Es difícil decir qué bala de plata puede ayudar a resolver todo”, comenta Ken Wong, especialista en carteras de acciones asiáticas de Eastspring Investments Hong Kong. “Aunque es bueno tener medidas de flexibilización monetaria que sean acomodaticias, es necesario hacer más para ayudar a consolidar el crecimiento del cuarto trimestre”. “El objetivo de la sesión de hoy es inyectar confianza al mercado, a juzgar por el hecho de que las autoridades revelaron las medidas de una sola vez”, asegura Larry Hu, director de economía china en Macquarie Group. “El impulso del estímulo aún necesitará coordinación con otras políticas, en particular políticas de seguimiento desde el lado fiscal”.

Los economistas de Bloomberg aseguran que “este será un día para recordar para la política monetaria de China. El Banco Popular de China desató un aluvión de medidas, desde recortes tipos de interés y los requisitos de reserva, hasta poner a disposición de los inversores fondos del banco central para comprar acciones. Cada paso individual es significativo por sí solo. Implementarlos todos a la vez es muy inusual y habla de la urgencia que se siente en Pekín para evitar los riesgos deflacionarios y encaminar el crecimiento hacia el objetivo del 5% de este año”, sentencian estos expertos.

Reanimar el sector inmobiliario de China

Estos economistas creen que el impulso al crecimiento de 2024 será de alrededor de 0,2 puntos porcentuales, y la mayor parte del impacto caerá en 2025. Chang Shu, economista de China. El recorte de medio punto porcentual, más grande de lo esperado, de la Reserva Federal ha dado a los bancos centrales de toda Asia más margen de maniobra. Pero hacer que el dinero sea más barato no levantará la economía si los consumidores chinos no quieren gastar si prevén que se avecinan despidos en medio de la caída de los beneficios y los precios de la vivienda siguen cayendo.

No todo el mundo está de acuerdo en el impacto de estas medidas. “Está muy lejos de ser una bazuca”, asegura el economista jefe de ANZ para la Gran China, Raymond Yeung, sobre el paquete. “No estamos seguros de hasta qué punto la reducción de los tipos en las hipotecas inducirá la recuperación del sector inmobiliario”.

La Fed ayuda a abrir las compuertas en China

“El inicio de los recortes de la Fed allana ahora el camino para un estímulo agresivo también en China, con el fin de apoyar la débil economía y el atribulado mercado inmobiliario, sin ejercer una presión no deseada sobre el yuan. Queda por ver si las medidas son suficientes para que China cumpla su objetivo de crecimiento en torno al 5% este año, pero la relajación al menos ha contribuido a que los mercados bursátiles suban”, plantea Elisabet Kopelman, analista del banco sueco SEB.

“Las medidas políticas de hoy son audaces en términos históricos”, considera Wang, de Oxford. Por un lado, señala, es la primera vez desde la pandemia que el banco central ofrece una combinación de recortes de tipos, recortes de ratio de reservas obligatorias (RRR) y políticas monetarias estructurales al mismo tiempo. Por otro lado, un recorte de 20 puntos básicos en el tipo repo inverso a 7 días y un recorte generalizado de 50 puntos básicos en el tipo RRR también son poco frecuentes. En los últimos años, el PBoC ha tendido a dirigir su política monetaria de forma precisa y selectiva, remacha la estratega.

“Se trata de un gran paso para una institución conservadora como el Banco Popular de China, que normalmente reduce los tipos en incrementos de 10 puntos básicos. Además, el tipo de interés oficial nunca se ha reducido, al mismo tiempo que se libera liquidez en el sistema bancario mediante un coeficiente de reservas obligatorias más bajo”, agrega Volkmar Baur, analista de Commerzbank.

Sin embargo, el economista del banco alemán teme que estas medidas no aborden el núcleo de los problemas de China: “No están del lado de la oferta ni son cíclicas. En particular, la demanda privada es estructuralmente demasiado baja. Por eso, la inflación en China ha estado cerca del 0% durante meses, mientras que el superávit comercial ha estado creciendo. Durante meses, el único crecimiento ha sido en las industrias favorecidas por el gobierno, que no tienen escasez de financiación. Por otro lado, existe un alto nivel de incertidumbre entre la población, ya que el mercado laboral no funciona bien y el mercado inmobiliario está en crisis desde hace años. Las reformas estructurales que mejoren la seguridad social y aumenten la proporción de los salarios en el ingreso nacional total podrían garantizar que la alta tasa de ahorro de los hogares caiga y el consumo privado aumente”.

A corto plazo, zanja Baur, la situación económica de China podría mejorar un poco. No obstante, desde el punto de vista estructural, se espera que el crecimiento de China sea menor y, por lo tanto, que los tipos de interés sean más bajos. “En nuestra opinión, esto no es todavía el gran bazooka necesario para enderezar la situación. Pero puede complementarse con medidas de política fiscal y al menos debería dar un impulso a corto plazo al crecimiento chino. Sin embargo, es probable que llegue demasiado tarde para que el Gobierno alcance su objetivo del 5%. Esperamos un crecimiento del 4,8% este año”, coincide Johan V Raychaudhuri Christensen, analista de Danske Bank.

Fuente: revista El Economista

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