El estadio Jocay de Manta vibraba en un partido que parecía destinado al empate. Pero en los últimos segundos, cuando los corazones de los hinchas latían como un tambor de guerra, apareció Octavio Rivero. Un centro, un salto, un cabezazo, y el grito de gol estalló como un trueno en la noche manabita.
En la transmisión de televisión, apenas unos segundos después, Zapping Sport lanzaba el vídeo que se hizo viral: una niña, con la camiseta amarilla bien ajustada al alma, lloraba de emoción. Lágrimas de amor puro por su equipo. Lágrimas de quien ha aprendido que el fútbol es sufrir, pero también es soñar.
Qué maravilla, ganas de abrazarla. Por favor, ayúdenme a encontrarla para que venga al Monumental el próximo partido.”, se pudo conocer que la niña será la próxima invitada al estadio Monumental para el partido ante Mushuc Runa del 23 de febrero.
Es el mundo Barcelona: sufriendo, gritando, llorando y ganando. Porque en cada hincha, en cada lágrima, en cada gol sobre la hora, hay una historia de amor que nunca termina. (D)