Bank of America pone cifras al impacto en la deuda corporativa de una posible recesión

Tras meses de incertidumbre, encarecimiento descontrolado de los precios, continuas subidas de tipos de interés, caída del comercio internacional y el resurgir del oro como activo refugio, los tambores de recesión no han cesado. Es más, este conjunto de indicadores parece apuntar a que se trata de un escenario casi inevitable, solo queda saber cuál será el desencadenante y cuándo tendrá lugar. Según el Índice de Probabilidad de Recesión de la Reserva Federal de Nueva York, hay un 68% de posibilidades de que se produzca en abril de 2024. No obstante, hasta que suceda, todo son estimaciones. Y la última de Bank of America (BofA) señala que el impacto de producirse finalmente una desaceleración económica y una contracción del crédito podría ser el impago de un billón de dólares de deuda corporativa.

 

En una nota publicada esta semana, la entidad estadounidense apunta al tiempo que ha pasado desde que la economía estuvo en un “ciclo de crédito adecuado”, en referencia a los periodos que dieron comienzo en 1981, 2000 y 2007, y que se vieron alterados por un endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés), lo que provocó que la tasa de impago a tres años de la deuda corporativa de EEUU se disparase hasta rozar el 15%.

Dado que ya sucedió en anteriores ocasiones, BofA considera que las probabilidades de que pase lo mismo cuando se materialice la recesión económica y se endurezca el crédito son elevadas. Sin embargo, no cree que la próxima crisis alcance los niveles vistos durante la de 2008. Así, en lugar de situarse la tasa de impago empresarial a tres años a las puertas del 15%, la entidad estadounidense calcula que rondará el 8%. Es decir, unos 920.000 millones de dólares.

Según la firma, la gran diferencia entre la futura recesión y la crisis financiera de 2008 es que la mayoría de los bancos empezaron a reducir la concesión de nuevos préstamos a mediados de marzo después de que Silicon Valley Bank quebrase, y sufriera pérdidas en sus carteras y fugas de depósitos. Asimismo, contribuye a ello que el crecimiento de la deuda de EEUU también haya bajado el ritmo en los últimos años, publica Business Insider.

Aunque no se atreven a concretar cuándo entrará la economía de EEUU en recesión, sí se aventuran a afirmar que este trimestre podría dar comienzo una leve desaceleración. En el supuesto de que no sea así, y de que tampoco llegue el año que viene o el siguiente, Bank of America no lo verá como una señal de que el ciclo se ha cancelado. Simplemente, “se retrasará”, sostiene la entidad.

El impacto en los valores ‘tech’

Además de tener efecto en la tasa de impago de la deuda corporativa, los analistas de la entidad esperan que sacuda los cimientos de los valores tecnológicos de EEUU. Así lo considera Michael Hartnett, estratega de BofA, quien afirma que una recesión económica “resquebrajará” a las empresas del sector justo cuando volvían a atraer el dinero de los inversores tras el batacazo de 2022.

En lo que va de 2023, los gigantes de Silicon Valley han visto repuntar sus acciones ante la perspectiva de una relajación de la política monetaria de la Fed, así como por las turbulencias en el sector bancario. Prueba de ello, es que el Nasdaq 100 se haya disparado un 22% este año y que se haya producido la mayor entrada de inversión en los gigantes de Silicon Valley desde diciembre de 2021, un total de 3.800 millones de dólares. Pese a esto, el analista ve improbable que esta tendencia se prolongue en el tiempo.

En su opinión, las probabilidades de que la Fed deje de subir los tipos de interés cuando la inflación sigue lejos de su objetivo del 2% y las tasas de desempleo todavía se mantienen bajas son muy reducidas. Coinciden con este planteamiento los estrategas de Bloomberg, quienes destacan que el sector tecnológico, los medios de comunicación y las telecomunicaciones “se enfrentan a la realidad de unos tipos de interés más altos durante más tiempo y a unas perspectivas de beneficios moderadas”, por lo que no descartan que pinche la burbuja de los últimos meses.

Fuente: Revista El Economista

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