Aunque no tengas sobrepeso u obesidad, una barriga grande puede poner en riesgo tu salud

Ser barrigón incrementa de manera notable el riesgo de una muerte prematura, aun cuando el índice de masa corporal esté considerado dentro de lo normal. Esa es la conclusión de varias investigaciones, entre las que se destacan una hecha en Europa, con más de 350.000 participantes y publicada en el New England Journal of Medicine, y otra que acaba de salir en Annals of Internal Medicine.
Estos estudios, de acuerdo con el endocrinólogo y experto en obesidad Iván Darío Escobar, proporcionan evidencias tangibles que demuestran que la grasa acumulada alrededor de la cintura es uno de los factores que más se relacionan con los significativos para la salud y los desenlaces fatales por causas cardiovasculares y diabetes.
Lo valioso de estos trabajos es que relacionan ese riesgo, incluso, en personas que no son consideradas obesas ni con sobrepeso, pero que sí tienen barriga grande. Lo que le sirve a Escobar para concluir que tener la cintura grande es un signo de alarma para cualquier persona.
¿Por qué te palpita el parpado sin razón aparente?
La primera investigación
En el primer
estudio, los investigadores del Imperial College concluyeron que al
comparar personas con el índice de masa corporal (IMC), el riesgo de
muerte prematura crecía de manera lineal según aumentaba la
circunferencia de la cintura, al punto que ubicaron los 120 centímetros
en hombres y los 100 en mujeres como el máximo nivel de riesgo al
compararlos con personas de cinturas pequeñas (80 centímetros para ellos
y 65 para ellas).
Este dato, de acuerdo con investigadores de la Clínica Mayo, cuantificó que quienes tenían 110 centímetros mostraban 50% más riesgo de morir que los hombres cuya cintura bordeaba los 90 centímetros.
Y en el caso de las mujeres, aquellas con más de 94 centímetros
incrementaban el riesgo de morir tempranamente en 80 por ciento frente a
las que contaban con medidas menores a 70.
Las causas
El cardiólogo
Gabriel Robledo, experto en obesidad, manifiesta que la grasa abdominal
o visceral difiere considerablemente de la subcutánea porque, entre
otras, tiene una sensibilidad a los estímulos lipolíticos (se puede
romper fácilmente), lo que hace que se liberen ácidos grasos libres que
van hacia la circulación, especialmente del hígado, con lo que se da el
primer paso a una serie de eventos que pueden terminar por producir una
resistencia a la insulina (se pierde la capacidad de introducir el
azúcar en las células). O en otras palabras, se incrementa el riesgo de
diabetes.
Además, existen otras características como la capacidad para secretar sustancias con efectos negativos para la salud a nivel general.
En niños, esta grasa se ha relacionado con el aumento de los niveles de
colesterol total y triglicéridos, y en la población adulta su
acumulación es la forma maligna de la obesidad que desencadena
alteraciones metabólicas que afectan diferentes sistemas, principalmente
el cardiovascular y el cerebral.
Diferentes estudios han
confirmado que el incremento de grasa en la barriga se asocia, además de
la resistencia a la insulina, con alteraciones en el metabolismo intermedio de las grasas, hipertensión arterial, aumento de las grasas malas en la sangre y mayor riesgo de eventos cardiovasculares.
El estudio en México
Un estudio
prospectivo en 150.000 adultos de la Ciudad de México que fueron
seguidos durante 14 años, publicado en Annals of Internal Medicine,
encontró que la relación entre el tamaño de la cintura y la mortalidad
por todas las causas “es lineal y logarítmica” en todos los rangos de
edad analizados.
En concreto, se encontró que por cada aumento
de 5 kilogramos sobre metro cuadrado en el índice de masa corporal
significaba un aumento del 30% en la mortalidad por todas las causas.
Sin embargo, llamó la atención que, incluso, personas con IMC por debajo de esas cifras tenían también un aumento de riesgo de muerte, lo que fue relacionado de manera directa con el tamaño de la cintura.
¿Cuánto debe medirla cintura?
La relación
entre el perímetro abdominal y la posibilidad de enfermar o morir está
determinada por varios factores, incluidas la raza y ciertas
características individuales. Y en tal sentido, no es lo mismo un caucásico que un asiático.
Justamente
por eso se realizó una clasificación de la obesidad según perímetro
abdominal en la que participaron especialistas como Pablo Aschner,
experto en diabetes.
Se concluyó que la circunferencia para
hombres con mayor porcentaje de sensibilidad debería ser máximo de 94
centímetros y en mujeres, de 90 centímetros. Más allá de eso se
considera un grave riesgo.
Cabe aclarar que para medir la cintura
debe usarse una cinta métrica; esta se apoya sobre el abdomen desnudo y
se pasa sobre el ombligo sin presionar, estando de pie, erguido y
respirando normalmente.
También, que la disminución de la grasa abdominal tiene una ecuación simple: disminuir la ingesta calórica, más el aumento del gasto energético. En otras palabras, se habla de una dieta equilibrada, baja en grasas saturadas y carbohidratos de difícil digestión, rica en frutas, verduras y proteínas de alto valor nutricional. Más ejercicio aeróbico, al menos cinco veces a la semana, al 75% de la frecuencia cardiaca máxima.
Fuente: elcomercio.pe