Esta semana Argentina ha tomado una decisión histórica. Gracias al acuerdo con el FMI, por el que inyecta 20.000 millones, el líder sudamericano considera que ya tiene liquidez suficiente para quitar el cepo cambiario. Es decir, el límite legal que impedía a los argentinos y a las empresas cambiar pesos por otras monedas. El cepo cambiario era el ‘Río Rubicón’ que tenía en el horizonte económico Javier Milei. La medida era el gran escudo protector frente a la inflación y el colapso del peso, al mismo tiempo que el gran lastre que impide despegar a la economía del país y la bloquea. Levantar el muro de divisas es para lo que se ha estado preparando desde que llegó a la Casa Rosada y renegó de la idea de dolarizar al 100% la economía.

Ahora, con la idea de que el billete verde sea la única opción y habiendo optado por dedicar toda su atención a salvar al peso y que conviva en un mercado multidivisa con el dólar, la Casa Rosada por fin se ve preparada para cruzar esta puerta. El cepo cambiario impedía que cualquier ciudadano pueda comprar más de 200 dólares al mes . Tampoco se les permitía a las empresas girar dividendos hacia el exterior, importar productos sin permiso y pagar deuda en moneda extranjera, tampoco comprar dólares para ahorro o inversión si estos venían de fuera del país. Los límites a las personas ya no existen y tampoco a las exportaciones. Sin embargo se ha mantenido el bloqueo a los dividendos. Según el banco central de Argentina estos volverán a permitirse a partir del año fiscal 2025.

Esta misma decisión hace diez años fue la sentencia de todo el plan económico de Mauricio Macri, algo que derivó en un desplome de hasta el 40% del peso de forma inmediata y una inflación cercana al 60% para 2016. Con todas las alarmas saltando tuvo que compensar el caos a través de deuda y, con todo, no consiguió cerrar la hemorragia y todo acabó con un rescate de 44.000 millones del FMI y una vuelta al cepo cambiario. Por su parte, la intervención del organismo internacional no es precisamente una novedad, con esta ya son 23 las veces que interviene para rescatar a Buenos Aires. ¿Qué hace esta ocasión diferente y por qué los analistas ahora creen que esta inyección puede cambiar para siempre la economía del país sudamericano?

¿Esta vez será diferente?

Con todo ahora la situación parece distinta. Con los 14.000 millones que el FMI ha inyectado en Argentina de forma inmediata, las caídas en la divisa han sido de ‘solo’ el 10% frente al dólar. Con este panorama de tensión, los principales analistas miran a Argentina con máxima tensión y se preguntan si tras 26 rescates y una crisis que se ha convertido en un bucle máximo, está vez ya puede ser la buena y Buenos Aires puede volver a entrar en la normalidad financiera.

Desde Capital Economics consideran que hay grandes diferencias esta vez respecto a todos los pasos anteriores. “El gobierno de Milei ha logrado importantes avances en sus esfuerzos de estabilización desde que asumió el poder, en particular en el ámbito fiscal: el saldo presupuestario registró superávit por primera vez en más de una década el año pasado“. En resumen, la firma cree que se ha conseguido que entre más dinero en el sistema gracias a los potentes recortes y el superávit fiscal que se ha generado de lo que sale, algo que permite generar un escudo de confianza que impide un éxodo masivo y derrumbe de la moneda. En definitiva, “el país parece estar más cerca de una semblanza de estabilidad macroeconómica que en cualquier otro momento desde la década de 2000”.

A diferencia de otras ocasiones Argentina ahora cuenta con unas reservas suficientes de dólares para impedir los peores escenarios. Según el propio Gobierno de Argentina en diciembre de 2023, cuando Milei gana las elecciones, las reservas netas en dólares (la liquidez en la moneda realmente disponible restando los compromisos y recursos no utilizables) era una cifra negativa de 7.000 millones de dólares. Tras la inyección del FMI ahora cuenta con una tasa positiva de 4.600 millones.

“El tipo de cambio peso dólar se depreciará un máximo del 15% y la inflación repuntará en abril pero a partir de ahí volverá al 2,5% intermensual”

Todo esto con un cambio importante y clave. En ese periodo de tiempo se ha pasado de un déficit fiscal del 2,9% del PIB a un superávit primario del 1,8% en 2024 y financiero (incluyendo el peso de la deuda) del 0,3%. Esto es fundamental dado que si hay déficit significa que el país tiene que recurrir a deuda extranjera o emitir más pesos. En resumen, dos medidas que van en contra de su propia moneda y enciende la inflación.

BBVA Research explica que arreglar el déficit es la clave de todo. “El crecimiento del gasto público en los años 2000 derivó en la erosión del superávit primario y, luego, en sucesivos déficit fiscales que debieron ser financiados con endeudamiento (ahorro externo)”. Por lo tanto para salir de la situación lo fundamental es “un ordenamiento de las cuentas fiscales” dado que sin volver a ese superávit “no se puede garantizar la sostenibilidad de la balanza de pagos ni de la deuda externa”.

Sin embargo, los expertos indican que llegar con superavit y reservas solo permite empezar a luchar la batalla. Ahora viene el desafío de mantener el paradigma actual ya expuesto al mercado internacional. Desde Capital Economics consideran que utilizando la liquidez del sistema y con medidas de apoyo “el tipo de cambio real peso-dólar se depreciará a un límite del 15% y la inflación, tras un repunte en abril, volverá a las tasas registradas del 2,5% intermensual”. A parte de ese empujón temporal de los precios todo el sistema se verá sometido a un “desafío hacia el tipo de cambio flexible”. Sin embargo, conseguirlo significaría “un avance positivo y necesario”.

Quitar el cepo puede despertar el potencial de Argentina

Pero, ¿por qué Argentina necesita tomar esta decisión aunque implique el dolor de más inflación y fuego sobre el peso? Desde JP Morgan explican que este supone un paso clave pues “es la única forma de permitir liberar el potencial reprimido durante décadas de la economía argentina por las malas decisiones políticas”. En ese sentido, el fin del cepo tan pronto supone “no solo una buena evolución sino un paso que supera nuestras expectativas más optimistas respecto a la evolución macro-financiera del país”.

En resumen, con el cepo cambiario las empresas tienen un gran incentivo para no invertir en el país, pues todos los beneficios que puedan obtener de su actividad quedarían bloqueados en el país sin posibilidad. Esto solo con los dividendos, pero también supone un duro golpe para la actividad de todo el tejido empresarial, tanto internacional como nacional el hecho de que las importaciones se vean limitadas por el cepo.

BBVA lo resumía alegando que el cepo “no solo supone obstáculo para girar dividendos e importaciones, sino también desalienta las nuevas inversiones e ingresos de capitales desde el exterior, lo que limita las fuentes de financiación de todo el país”. Según Ignacio Bongiovanni, investigador del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas de la Fundación Libertad, “no se puede hablar de desarrollo económico mientras existan restricciones a la compra y venta de divisas”.

Desde Coface ponen el ejemplo de Vaca Muerta, un yacimiento de crudo (de esquisto) que puede que produzca actualmente 200.000 barriles diarios. Sin embargo, los cálculos del gobierno apuntan a que podría bombear 2 millones de barriles diarios y contribuir con entre un 10% y 15% adicional al PIB argentino. Sin embargo la firma indica que “el potencial del yacimiento seguirá siendo limitado siempre y cuando persistan los controles de capital, ya que inhiben por completo la entrada de capital extranjero (para desarrollar el proyecto) y la inversión pública es muy débil”.

Ahora, liberados de la pesada carga del cepo, la economía por fin podría despegar siguiendo ejemplos como el de Vaca Muerta a nivel multisectorial. De momento tras dos años consecutivos de recesión con una contracción económica del 2,5% en 2023 y del 1,7% en 2024, Argentina por fin proyecta un crecimiento del 5%, según las proyecciones del FMI y del Banco Mundial. Esto sería la continuación de un PIB que ya se disparó un 5,7% el último trimestre de 2024. Ahora sin el cepo cambiario la gasolina es mucho mayor… pero si deriva en otra crisis cambiaria todo lo ganado puede perderse. Ahora todo depende de lo que ocurra los próximos meses.

Fuente: Revista El Economista

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