El Gobierno de Alemania recorta sus previsiones de crecimiento para este año, a menos de un mes de las Elecciones Federales. El gabinete liderado todavía por el socialdemócrata Olaf Scholz, prevé que la economía alemana avance un magro 0,3% este año, después del 1,1% pronosticado en la revisión anterior, según publicaron este miércoles. A priori, no es un resultado sorprendente, ya que todos los indicadores macroeconómicos que se han ido conociendo a lo largo de estos días apuntaban a un estancamiento prolongado de la economía.
Este pronóstico se alinea con el 0,2% previsto por el Bundesbank (Banco Central) y con el 0,3% que emitió recientemente el Fondo Monetario Internacional en su informe de Perspectivas Económicas globales. Todo esto teniendo en cuenta que la economía alemana parte de la base de dos años consecutivos de crecimientos negativos. Concretamente un -0,3% en 2023 y un -0,2% en 2024.
Por su parte, para el próximo año, aunque la economía se recuperará, seguirá registrando un desempeño más flojo de lo previsto. En concreto, el Gobierno apunta a un crecimiento del 1,1%, frente al 1,6% que pronosticaban en su anterior revisión.
El instituto Ifo de investigación económica de la Universidad de Múnich ya avanzaba un magro crecimiento económico para este año. Su índice de confianza empresarial creció ligeramente del 84,7 en diciembre al 85,1 de enero, superando las previsiones de los economistas. En el informe ya hablaban a “un leve crecimiento” este año teniendo en cuenta el clima empresarial, cosa que confirman los datos publicados este miércoles por el Gobierno.
Lo mismo sucedió con el PMI. La mejoría que sufrió en el mes de enero, pasando de los 42,5 puntos de diciembre a los 44,1 apuntaban a esta “pequeña” recuperación económica del año, a pesar de seguir bajo la línea de los 50 puntos que indica expansión. “Los PMI ofrecen cierta esperanza de que Alemania pueda salir de la fase recesiva de los dos últimos años”, señala Cyrus de la Rubia, economista jefe del Hamburg Commercial Bank (HCOB) en el informe.
El ministro de economía y candidato de Los Verdes a la cancillería, Robert Habeck, culpó de esta “debilidad” del PIB germano “a las crisis globales de los últimos años”. Reiteró en una declaración enviada a los medios, que la economía del país arrancó el año 2025 “en una situación difícil”. De hecho, el propio ministro confirmó el estancamiento: “Alemania está estancada”, dijo claramente.
Es cierto que la crisis inflacionaria de los alimentos y la energía ha cesado, y los salarios han crecido acorde a la coyuntura, por lo que la ciudadanía alemana tiene más dinero para gastar. Pero existen “problemas estructurales fundamentales”, recalcó Habeck. Entre ellos está la escasez de trabajadores cualificados, la burocracia excesiva y la falta de inversión. “Eso está pesando mucho sobre el crecimiento”, reiteró el titular de Economía germano.
Asimismo, tampoco dejó escapar la ocasión de mencionar la “imposibilidad” de ejecutar el programa del Gobierno de coalición, sumado a la incertidumbre que generan los próximos comicios, que se celebrarán el próximo 23 de febrero y que frenan las intenciones de consumo y de inversión.
“El alto nivel actual de incertidumbre respecto a la política económica y comercial de Estados Unidos, así como la imprevisibilidad en torno al curso futuro de la política económica y financiera antes de las elecciones, están frenando la inversión y el sentimiento del consumidor”, dijo Habeck.
El ministro reiteró que los posibles efectos de los aranceles que pretende imponer Donald Trump “no están incluidos en el informe”. En este sentido, insistió en “hacer todos los esfuerzos posibles” para evitarlos.
Los aranceles tienden a incrementar la inflación, lo que produce un encarecimiento de cualquier bien al que se le imponen. “Esto supone una amenaza para un país exportador como es Alemania”, advirtió. Asimismo, recordó que, el mercado interior europeo también estará salpicado y “actúa como elemento estabilizador del crecimiento de Alemania”.
En este sentido, parece que quería mandar un mensaje a la ultraderecha AfD, cuyo programa es bastante euroescéptico. “El cuestionamiento del mercado interior europeo, por descuido o por diseño, destruiría la economía de Alemania”, dijo.
Fuente: Revista El Economista