El Gobierno alemán ha revisado a la baja sus pronósticos de crecimiento para la mayor economía del Viejo Continente, que ahora espera que registre en 2024 una contracción del PIB del 0,2%, después de la caída del 0,3% de la actividad en 2023, acumulando así por primera vez desde 2002 y 2003 dos ejercicios consecutivos en recesión. El propio Bundesbank avala la posibilidad de recesión que espera el Gobierno.

De cumplirse finalmente los augurios del Ejecutivo germano, anunciados este miércoles por el Ministerio de Economía, Alemania sufriría por primera vez desde principios de siglo dos años consecutivos de recesión, después de la contracción del 0,2% en 2002 y del 0,5% en 2003, y sería el único país del G7 que estaría en recesión este año.

“La economía alemana se ve cada vez más afectada por factores estructurales derivados del cambio demográfico, una posición competitiva más difícil y la fragmentación geoeconómica”, ha explicado el Ministerio germano. El Gobierno observa varios ‘males’ como la persistente debilidad de la demanda interna y externa, así como la continua política monetaria restrictiva, que “están pesando sobre el desarrollo económico” y en la riqueza del propio país frente a las economías del sur.

Asimismo, ha expresado que indicadores como la producción industrial y el clima empresarial apuntan a que la debilidad económica continuará en la segunda mitad del año, mientras que para finales del ejercicio es probable que la dinámica de crecimiento “se recupere gradualmente”, con una caída de la inflación que dará como resultado ingresos reales más altos, junto con la bajada de los tipos de interés.

De este modo, el Gobierno alemán ahora prevé que el PIB de la ‘locomotora europea’ se contraerá en 2024 un 0,2%, después de la caída de tres décimas de 2023, frente al crecimiento del 0,3% que había anticipado la pasada primavera. De cara al próximo año, Berlín confía en que el PIB crecerá un 1,1% y acelerará su expansión al 1,6% en 2026.

“Este año no esperamos ningún crecimiento en absoluto o posiblemente, incluso, una recesión, dado que la segunda mitad del año parece ser considerablemente más débil de lo que pensábamos hace seis meses”, ha avalado este mismo miércoles el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel.

El líder del banco central germano ha destacado la incertidumbre como el motivo que impide un mayor consumo e inversión, circunstancia que coincidiría con una demanda externa “débil”.

En este sentido, el Gobierno germano considera que, a principios de 2025, es probable que la actividad vuelva a cobrar impulso a medida que se recupere el consumo privado, así como la demanda de productos industriales del extranjero y la inversión. De cara ya a 2025, Nagel ha calificado de “claramente insuficiente” el crecimiento potencial del 1% que Alemania podría llegar a anotarse.

“La economía alemana no ha crecido con fuerza desde 2018. Además de los riesgos económicos, ahora influyen los problemas estructurales de Alemania, y esto en medio de grandes desafíos geoeconómicos”, ha reconocido en rueda de prensa el ministro de Economía, Robert Habeck, para quien Alemania y Europa se encuentran presionadas entre China y los EE.UU. en medio de la crisis.

El ministro alemán ha defendido durante su intervención las actuaciones de carácter estructural impulsadas por el Ejecutivo, incluyendo aquellas dirigidas a asegurar el suministro de energía y acelerar los procedimientos para reducir la burocracia y la escasez de mano de obra y de trabajadores cualificados.

Asimismo, ha recordado que, para contrarrestar los desafíos económicos y estructurales, el Gobierno federal también ha acordado un paquete integral para fortalecer a Alemania como lugar de negocios con la iniciativa de crecimiento.

Fuente: Revista El Economista 

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