Los ciberataques se han vuelto más frecuentes y más sofisticados. Desde el acceso a cuentas personales hasta el secuestro de información sensible de grandes corporaciones, los ataques de ciberseguridad afectan a usuarios de todo el mundo y ponen en jaque la integridad de los sistemas informáticos.

Una de las principales barreras de defensa contra estas amenazas sigue siendo, a pesar del paso del tiempo y la evolución tecnológica, la fortaleza de las contraseñas. Elegir claves seguras, difíciles de adivinar o descifrar, representa una estrategia crítica para mitigar riesgos.

En este contexto, Google propone varias pautas concretas que ayudan a generar contraseñas robustas y eficaces, capaces de resistir intentos de acceso no autorizado.

Cuántos caracteres debe tener una contraseña segura

La primera medida de Google es clara: toda contraseña debe tener al menos 12 caracteres. Este umbral no es arbitrario; responde a patrones de seguridad informática que demuestran que las claves cortas se descifran más fácilmente mediante ataques de fuerza bruta.

Al aumentar la longitud de una contraseña, se incrementa exponencialmente el número de combinaciones posibles, lo que hace que los intentos automatizados de descifrado resulten poco viables en términos de tiempo y recursos.

Una clave de 12 caracteres puede tardar años en ser descifrada, incluso por un sistema automatizado que prueba combinaciones posibles hasta dar con la correcta.

Cómo crear una contraseña difícil de descifrar pero fácil de recordar

La dificultad técnica no tiene por qué traducirse en olvido. Google propone fórmulas simples para recordar contraseñas largas sin sacrificar seguridad: utilizar letras de canciones, citas de películas o libros, frases importantes o incluso abreviaturas que contengan la primera letra de cada palabra de una oración conocida.

Un caso que puede ilustrar este enfoque es: la frase “Mi primer perro se llamaba Copito y nació en 2003”, puede transformarse en “MppslCyne2003”.

Esta clave combina letras mayúsculas, minúsculas y números, logrando complejidad sin olvidarla. Se trata de una técnica que maximiza la seguridad sin necesidad de anotar las contraseñas en papel o aplicaciones no seguras.

Qué datos deben evitarse al crear una contraseña

Google advierte sobre un error común: el uso de información personal o patrones fácilmente reconocibles. Nombres, fechas de cumpleaños, ciudades de origen o combinaciones, como “123456”, “password” o “qwerty” siguen figurando entre las claves más vulnerables y atacadas en el mundo.

Además, las frases comunes o las estructuras repetitivas pueden ser blanco fácil de herramientas automatizadas. Por eso, se debe evitar expresiones como “megustamiperrito” o “lapassworddelcuenta”, porque pese a que son largas, contienen palabras completas que pueden estar en bases de datos utilizadas en ataques masivos.

Otro error común es escribir las contraseñas en papel, enviarlas por correo o compartirlas por mensajes instantáneos. Estos métodos pueden facilitar el robo o la pérdida de las claves, sobre todo si el dispositivo o el medio de almacenamiento cae en manos equivocadas.

Por qué es útil usar un administrador de contraseñas

En lugar de anotar las claves en cuadernos, notas digitales o documentos sueltos, Google sugiere recurrir a herramientas especializadas para gestionarlas.

El administrador de contraseñas de Google, integrado gratuitamente en su cuenta, permite almacenar, generar y rellenar contraseñas seguras sin necesidad de recordarlas una por una.

Este tipo de gestores no solo protege la información mediante cifrado, sino que facilita la actualización periódica de contraseñas y advierte si alguna de ellas fue filtrada en incidentes de seguridad. Es una solución práctica y segura para quienes manejan múltiples cuentas en diferentes plataformas.

Asimismo, muchas personas utilizan la misma contraseña para múltiples servicios, lo cual incrementa el riesgo de un “efecto dominó” en caso de filtración. Si un atacante accede a una cuenta, puede probar la misma clave en otras plataformas, ampliando el daño.

Fuente: infobae.com

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