(Desde Washington, Estados Unidos) Kamala Harris y Donald Trump hoy estarán a 95 kilómetros de distancia haciendo campaña electoral en Carolina del Norte, un estado clave para los comicios del 5 de noviembre: la vicepresidenta demócrata en Raleigh; el expresidente republicano en Rocky Mount. Carolina del Norte tiene 16 electores, un número importantísimo cuando los dos candidatos aparecen empatados en las últimas 14 encuestas públicas que se conocen.
“Donald Trump ha pasado una década tratando de mantener al pueblo estadounidense dividido y temeroso de los demás. Eso es lo que es”, sostuvo Harris durante su discurso de 30 minutos. Y añadió: “Pero, Estados Unidos, estoy aquí esta noche para decir: Eso no es lo que somos”.
“Toda la comunidad hispana estará muy agradecida con mi presidencia”, dijo Trump en su discurso de 78 minutos. Y añadió: “Les traeré el mejor futuro a los puertorriqueños y a los hispanos; cuidaré de sus familias, defenderé la religión y traeré de vuelta puestos de trabajo, riqueza y fábricas”.
Un día más tarde de estos dos actos de campaña, Harris y Trump coincidirán en Carolina del Norte, que ha sufrido las consecuencias del huracán Helene y todavía no se puede dilucidar su impacto político en el proceso electoral.
Los republicanos han ganado este distrito desde 2012, y las encuestas aseguran que hay un empate en 48 por ciento. Eso significa que el escándalo causado por Mark Robinson -gobernador de Carolina del Norte- no impactó en las posibilidades electorales de Trump.
Hace una década, Robinson se autodenominado “nazi negro” y expresó su apoyo al retorno de la esclavitud en Estados Unidos, acorde a una serie mensajes que había posteado en una web pornográfica. Robinson -que es afroamericano- desmintió la información publicada en la CNN.
“Es Martín Luther King con esteroides”, lo apodó Trump, que lo apoya en su reelección como gobernador de Carolina del Norte.
De todas maneras, hasta anoche no estaba confirmado que Robinson fuera a participar del acto que el candidato republicano protagonizará en Rocky Mount. Tras este evento proselitista, Trump volará a Green Bay (Wisconsin).
Mientras tanto, Harris llegará a Raleigh (Carolina del Norte), hará una escala en Pensilvania ( un estado que concede 19 electores) y terminará su jornada electoral en Madison (Wisconsin), adonde compartirá su discurso en un show de música country junto a a la banda Mumford & Sons.
A 230 kilómetros de allí, en Green Bay, Trump aparecerá con Brett Favre, un formidable quarterback que ganó una Super Bowl y fue elegido tres veces jugador más valioso. El expresidente y el exjugador se conocen desde hace años: antes de su retiro profesional, Favre jugo en los New York Jets.
Wisconsin pone en juego a 10 electores, un número importante para las aspiraciones presidenciales de los dos candidatos. En la última elección, 2020, Biden venció a Trump por apenas 20.000 votos (49.4 a 48.8 por ciento).
El promedio de ocho encuestas publicadas en el sitio especializado RealClear Politics sostienen que, en Wisconsin, Trump lidera la elección por 48.4 a 47.8. Menos de un punto de diferencia.
Harris y Trump se juegan los comicios en 7 distritos claves: Pensilvania (19 electores), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6). Son 95 representantes que determinarán al sucesor de Joe Biden.
Esto explica los viajes constantes de los candidatos a estos siete campos de batalla, en una elección que está empatada. Se necesitan 270 electores (de un total de 538) para acceder al Salón Oval. Y hasta ahora, ni Harris ni Trump llegan al número que cumpliría sus sueños.
Fuente: infobae.com