El canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha lanzado este martes lo que casi puede interpretarse un grito desesperado a las empresas del país ante la amenaza de que el deterioro económico continúa. En un discurso ante la BDA (Confederación Alemana de Patronales), algo así como la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales en España), el jefe de Gobierno germano ha pedido a las principales corporaciones germanas que contraten más personal y paguen salarios más altos. El mandatario socialdemócrata, cabeza de un Ejecutivo muy frágil y dividido, cada día más cuestionado, ha pedido ir todos a una para recuperar la senda del crecimiento mientras la históricamente puntera industria nacional arroja cada día peores titulares, especialmente en su sector automovilístico, verdadera ‘joya de la corona’.

La economía está estancada. El mal humor está haciendo el resto”, ha dicho el canciller en Berlín frente a los empresarios. “Tenemos que salir juntos de esta mala situación”, ha enfatizado. Los ruegos de Scholz tienen base: se espera que la mayor economía de Europa se contraiga en 2024, el segundo año consecutivo de caída de la producción. El sector manufacturero se ha visto muy afectado por el aumento de los precios de la energía tras la invasión rusa de Ucrania (se acabó el barato gas ruso), así como por las dinámicas provenientes de China: por un lado, el estancamiento del gigante asiático, cliente de excepción, tras el covid; por otro, que precisamente Pekín ya no es un cliente tan tan excepcional y lleva tiempo fabricando por si mismo bienes de alto valor añadido que antes compraba a Berlín.

Estos problemas se suman a las tendencias demográficas, a medida que los baby boomers se jubilan. En la próxima década, Alemania perderá siete millones de personas en la fuerza laboral. La escasez de mano de obra calificada ya ha superado el medio millón y se espera que cueste a la economía casi 50.000 millones de euros este año. El propio dirigente ha señalado que para 2030, en solo seis años, podrían faltar hasta cinco millones de trabajadores en todos los sectores empresariales, la administración y la sanidad.

Ante esa cruda realidad y pese a que el debate migratorio cada vez es más agitado en Alemania, Scholz ha apelado a la contratación de mano de obra extranjera cualificada. La administración Scholz ha relajado las normas de inmigración para ayudar a las empresas a atraer más talento de otros países. De hecho, el canciller tiene previsto viajar con su gabinete y una gran delegación empresarial a la India esta semana en parte para promover la inmigración a Alemania. “Necesitamos muchas, muchas mentes inteligentes y creativas y trabajadores capaces y prácticos, tantos como sea posible podamos reclutar aquí en Alemania”, ha dicho ante la patronal el político del SPD.

Además de pedir más contrataciones, Scholz ha afirmado que es necesario aumentar los salarios para animar a más gente a trabajar y estimular la demanda interna. Como parte de su programa para las elecciones del año que viene, el SPD quiere aumentar el salario mínimo a 15 euros la hora. Este año, subió ligeramente hasta los 12,41 euros. “Sé que no siempre compartimos la misma opinión”, ha reconocido Scholz a los empresarios en unas declaraciones recogidas por Bloomberg.

En su último esfuerzo por estimular el crecimiento y la inversión, el ministro de Hacienda ha invitado a los líderes empresariales y a los sindicatos a una mesa redonda a finales de este mes para debatir nuevas medidas. Reuniones similares en el pasado han dado pocos resultados, pero la urgencia por actuar está creciendo, especialmente a medida que se acercan las elecciones federales de septiembre de 2025.

“Necesitamos más crecimiento. El pastel debe volver a ser más grande”, ha insistido Scholz. Los resultados de la próxima mesa redonda “deben entonces ponerse en práctica. Esa es mi promesa a la industria y a los millones de empleados”, se ha comprometido.

Las palabras de Scholz casi parece que recogen el guante de las percepciones emitidas por gigantes como Siemens. La crisis económica de Alemania es un factor disuasorio para la inversión, según reconoció hace poco un alto directivo de la compañía. “En realidad no hay nada que hable a favor de invertir en Alemania“, dijo Christian Kaeser, director global de impuestos de Siemens, a los legisladores en Berlín, subrayando que Siemens en general está a favor de invertir. “Pero en Alemania no hay crecimiento, en otros países sí, y la situación fiscal tampoco es especialmente buena”, argumentó Kaeser. “Por eso nuestras últimas inversiones se han realizado principalmente en el extranjero”.

Arenga a los fabricantes de coches

Este mismo lunes, Scholz pidió a los fabricantes de automóviles europeos, el mayor reflejo del sufrimiento actual de la industria germana, no rendirse frente al desembarco de la competencia china y aseguró que “no hay que tener miedo” a las marcas procedentes del gigante asiático en el mercado de los vehículos eléctricos.

Durante una visita a la fábrica de reciclaje de baterías de Mercedes-Benz en la ciudad alemana de Kuppenheim, el socialdemócrata puso como ejemplo la resistencia demostrada por los fabricantes occidentales al envite de las marcas surcoreanas y japonesas -Hyundai y Toyota, como máximos exponentes- durante las últimas décadas.

Al tiempo, Berlín ha vuelto a reafirmar su posición en contra de los aranceles europeos a la importación de vehículos eléctricos procedentes de China. “Estoy en contra de los aranceles que nos perjudican”, dijo Scholz, según recoge Europa Press.

Fuente: Revista El Economista

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