La crisis por falta de generación de energía en Ecuador se agrava en la primera semana de octubre de 2024.

Y esto apenas empieza, pues el período más duro de sequía en el país se extendería hasta al menos febrero de 2025.

Ecuador es un país altamente dependiente de la energía hidroeléctrica, pero por la sequía, el parque hidroeléctrico, que tiene una capacidad instalada de unos 5.500 megavatios, está operando solo al 50%, según datos del Operador Nacional de Electricidad Cenace.

“El año pasado tuvimos una sequía hidrológica de 118 días, pero fue desde septiembre a diciembre de 2023; ahora en 2024 nuevamente estamos con sequía, pero esta vez desde agosto. Hasta ahora ya son 89 días de sequía”, explica Lenin Álvarez, responsable de la Red Hidrometeorológica de la empresa pública de agua Etapa.

Lo dijo en alusión a la falta de lluvias en el sur del país, en donde está el mayor complejo hidroeléctrico de Ecuador: Paute (conformada por Mazar, Paute-Molino y Sopladora), entre Azuay y Cañar.

De ahí que con la fuerte sequía hay altas probabilidades de que los cortes de luz de hasta 10 horas que anunció el Gobierno de Daniel Noboa este 9 de octubre de 2024, sean más largos todavía y se mantengan hasta fines de año, por el grave déficit de generación eléctrica, agrega el experto en el sector eléctrico, Gabriel Secaira.

Lo anterior, porque la central hidroeléctrica Mazar está operando con una sola de sus dos turbinas y si el agua de su embalse sigue bajando por debajo de los 2.110 metros sobre el nivel del mar (msnm), tendría que salir de operación. Hasta el 9 de octubre, el nivel estaba en 2.112 msnm.

Y también está bajando el agua en el embalse de Amaluza, que abastece a la central Paute-Molino. Y si el agua sigue bajando hasta niveles mínimos, existe el riesgo de que esta central salga de operación y los cortes de luz podrían ser más largos, dice Secaira.

¿Qué está pasando en el complejo Paute?

Paute-Molino, con su embalse llamado Amaluza, está dentro del complejo de tres hidroeléctricas en forma de cascada. La central es la más grande del complejo, con 1.100 megavatios de potencia.

¿Pero como funciona este complejo en cascada?

Primero, más arriba, está la central hidroeléctrica Mazar, que tiene un gran reservorio con capacidad máxima de 2.153 msnm. Más abajo está Paute-Molino (con su embalse Amaluza que es más pequeño con 1.975 msnm) y luego está Sopladora, que no tiene embalse o reservorio de agua.

Juntas, las tres hidroeléctricas tienen una potencia instalada de 1.756 megavatios; esto es el 38% de la demanda del país.

Normalmente, cuando en el reservorio Amaluza va bajando el agua porque está operando al máximo de su capacidad la central hidroeléctrica, el embalse Mazar desfoga hacia abajo el agua que recibe, para que Amaluza tenga niveles suficientes y así siga operando la central Paute-Molino.

Pero ahora Mazar se ha quedado con niveles mínimos de agua y esto, cuando apenas ha comenzado la época más fuerte de sequía.

De ahí que es probable que el agua que pase a Amaluza caiga a mínimos en ese período y ponga en riesgo la operación de Paute-Molino, que hasta ahora está generando el 63% de la potencia instalada.

“Hay un manejo poco adecuado de los embalses, se ve que toda el agua que ingresa se está usando para generar y así no se puede llenar el embalse. Los racionamientos de luz deberían ayudarnos a llenar el embalse de Mazar, pero eso no está pasando”, dice Secaira.

Así, los cortes de luz hoy no sirven para llenar el embalse de Mazar, sino que reflejan que la energía que tiene hoy Ecuador no alcanza para 10 horas del día.

Coca Codo también tiene riesgos

Pero otros especialistas en energía, como Ricardo Buitrón, consideran que no es tan alto el riesgo de que Paute-Molino salga de operación, porque sus turbinas Pelton estarían diseñadas para operar con niveles muy bajos de caudal.

Según Buitrón, las turbinas de Paute-Molino podrían seguir produciendo energía hasta con un caudal de 4 metros cúbicos por segundo (m3/s). En septiembre, el caudal promedio fue de 84 m3/s, aunque en lo que va de octubre ha bajado a 64 m3/s.

“Solo si se registra una tremenda sequía en la que prácticamente no pase nada de agua en Mazar ni a Amaluza, podría quedarse sin operar Paute-Molino”, añade.

Buitrón explica que una vez que el agua del reservorio de Mazar caiga a niveles por debajo del mínimo de 2.110 msnm, lo único que queda es que la única turbina de la central que todavía opera se apague y se abran las compuertas para que el agua de los ríos de la zona baje directo a Amaluza.

Y eso bastaría para que la central Paute-Molino opere, aunque a baja capacidad.

Sin embargo, Buitrón agrega que el escenario se agravará en los últimos dos meses del año también por otros factores.

Uno de ellos es que, a finales del año es altamente probable que baje el caudal del agua que abastece a la mayor hidroeléctrica de Ecuador, Coca Codo Sinclair (provincia de Napo), que no está en la misma cuenca que el complejo Paute.

La información hidrológica histórica muestra que entre noviembre y diciembre es cuando los caudales de Coca Codo llegan a los niveles más bajos del año.

Coca Codo Sinclair ahora está generando 450 megavatios de potencia, apenas el 30% de su capacidad y todavía no viene la época más seca, explica Buitrón.

El problema se agrava porque en diciembre hay normalmente más demanda de energía, por Navidad y Fin de Año, además, el gobierno ha ofrecido reducción de las planillas de luz, “esto no incentiva al ahorro de luz”, dice Buitrón.

¿Y las contrataciones de emergencia?

A esto se suma la lentitud de los procesos de contratación de nueva energía termoeléctrica, dice Secaira.

Y es que de los 340 megavatios que el Gobierno ya ha contratado, solo 110 megavatios están operativos, los que corresponden a la barcaza turca de Karpowership.

El ahora exministro de Energía Antonio Goncalves había prometido que una nueva barcaza de 250 megavatios comenzaría a operar a inicios de noviembre, pero recientemente reconoció que el proceso de contratación está demorado.

Y un tercer factor que hace más crítica la situación de Ecuador es que Colombia ha dejado de vender energía a Ecuador desde el 1 de octubre de 2024, con lo que el país perdió alrededor de 400 megavatios de potencia, que era lo que solía vender el país vecino.

Esa restricción se podría mantener hasta 2025, porque Colombia también está golpeado por una fuerte sequía.

Fuente: primicias .ec

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