EEUU necesitaba como agua de mayo una noticia positiva en el plano macroeconómico y este miércoles ha llegado. La inflación dio en febrero un (muy) pequeño respiro a la primera potencia del planeta, relajando los temores que se instalaron tras el caliente dato de enero. Unos temores que se aunaban a la explosiva combinación de deterioro económico y más presiones inflacionarias derivadas de las políticas de Donald Trump. Con el frente de la inflación ‘tranquilo’ por el momento, pese a sigue más cerca del 3% que del objetivo del 2%, economistas e inversores se seguirán centrando en el debate de una potencial recesión si el inquilino de la Casa Blanca sigue sin moderar su agenda.
En febrero, el índice de precios al consumo (IPC) registró un avance del 2,8% interanual, dos décimas menos que en enero y una por debajo de lo que preveían los analistas. Por su parte, el IPC subyacente, que excluye energía y alimentos, reflejó una lectura del 3,1% interanual, también dos décimas menos que en enero y una menos que lo esperado por el consenso de expertos. En ambas métricas, la cifra intermensual del 0,2% frente al 0,3% esperado evidencia este alivio. Cabe recordar que la cifra de enero en el IPC general fue de un considerable 0,5%.
En el habitual repaso por partidas, la vivienda subió un 0,3% mensual en febrero, lo que supone casi la mitad del aumento en el IPC general. Este aumento en la vivienda se vio parcialmente compensado por un descenso del 4% en las tarifas aéreas y del 1% en la gasolina. A pesar de este descenso en la gasolina, el componente de la energía subió un 0,2% durante el mes, ya que hubo repuntes en la electricidad y el gas natural. Los alimentos también aumentaron en febrero, un 0,2%, ya que el índice de alimentos fuera del hogar subió un 0,4%. El índice de alimentos en el hogar se mantuvo sin cambios durante el mes pese a que los huevos han subido un 10,4% intermensual hasta registrar un espectacular 58,8% interanual en medio de la gripe aviar que viene disparando los precios y que Trump no está consiguiendo resolver pese a sus repetidas promesas. Excluyendo vivienda y energía, los precios de los servicios avanzaron un 0,2% tras registrar su mayor aumento en un año el mes anterior.
“Las cifras coinciden con nuestra apreciación expresada hace un mes de que el repunte de los precios en enero estuvo inflado por un efecto especial. Muchas empresas suben sus precios en enero, sobre todo cuando se enfrentan a un aumento significativo de los costes. En realidad, los datos deberían ajustarse para tener en cuenta esas influencias estacionales. Sin embargo, este fenómeno no se produjo en la misma medida durante la fase de estabilidad de precios anterior a la pandemia, por lo que es posible que no se haya tenido plenamente en cuenta”, explican en una nota Christoph Balz y Bernd Weidensteiner, analistas de Commerzbank.
Si bien el informe de este miércoles ofrece cierto alivio, los temores inflacionarios persisten. Con la implementación de aranceles por parte de Trump, se espera que los precios de diversos productos, desde alimentos hasta ropa, suban, poniendo a prueba la resiliencia de los consumidores y de la economía en general. En un discurso ante el Congreso la semana pasada, Trump describió el aumento de precios que se espera que causen los aranceles como una pequeña perturbación que el país debería poder superar. Sin embargo, la incertidumbre en torno a su política comercial ha provocado un reciente colapso de los mercados bursátiles y ha reavivado los citados temores a una recesión.
Algunos economistas esperaban este informe de IPC para obtener un primer vistazo al impacto de los aranceles de Trump -que comenzaron con gravámenes sobre todos los productos chinos el mes pasado y desde entonces se han extendido a ciertos artículos de México y Canadá- en los precios al consumidor. Sin embargo, los precios de los bienes duraderos aumentaron solo un 0,2%, y categorías como muebles, juguetes y televisores también se mantuvieron moderadas.
En el fondo del escenario está una Reserva Federal que espera pacientemente hasta que haya más claridad sobre las medidas de la administración y la trayectoria de la inflación. A corto plazo, la reunión de la próxima semana sin ir más lejos, se espera que el banco central deje los tipos de interés sin tocar. De cara a final de año, los operadores han venido descontando estos días hasta tres recortes de tipos. No hace tanto que las apuestas pasaban por un solo recorte y con dudas, pero la dura agenda de Trump ha ensanchado las expectativas.
“Tras las desfavorables cifras de enero, es probable que los datos de febrero sean más del agrado de la Fed. Los responsables políticos esperan que la inflación comience a descender de nuevo y no se estanque por encima del objetivo de la Fed. Sin embargo, esto no significa que se hayan eliminado los riesgos de inflación. Al fin y al cabo, aún no se han visto los efectos de los aranceles sobre los precios. Por lo tanto, seguimos esperando que la inflación vuelva a repuntar en los próximos meses. La Fed esperará hasta que haya más claridad en este frente”, ratifican desde Commerzbank.
De otra forma lo ve Kay Haigh, codirectora global de renta fija y soluciones de liquidez en Goldman Sachs: “La combinación de una disminución de las presiones inflacionarias y el aumento de los riesgos a la baja para el crecimiento sugieren que la Fed se está acercando a continuar su ciclo de flexibilización”.
Fuente: Revista El Economista