La estela de los Juegos OIímpicos de París ha pasado y la economía francesa ha vuelto a la realidad. El colapso gubernamental de Michel Barnier dañó la confianza empresarial y de los consumidores, por lo que el país galo está sumido en una incertidumbre política y económica que se ha acentuado al conocerse los datos del PIB del último trimestre de 2024: una contracción del 0,1% y un crecimiento global en el año del 1,1%.

En el trimestre anterior, la economía francesa se expandió un 0,4%, básicamente impulsada por el consumo derivado de los Juegos Olímpicos de París. Pero la burbuja olímpica se desinfló y la actividad económica se vio lastrada por una merma en la demanda interna a raíz del consumo de los hogares, apuntaban este jueves desde el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee, por sus siglas en francés). En concreto, avanzó un 0,4% entre octubre y diciembre, frente al 0,6% del trimestre anterior.

Asimismo, la inversión siguió marcando una trayectoria descendente durante los últimos tres meses del año pasado (-0,1% frente al 0,3% del tercer trimestre) y las exportaciones también corrieron la misma suerte (-0,2% frente al -0,8%), relatan desde el instituto estadístico galo en su comunicado. Por tanto, el comercio internacional y los inventarios también contribuyeron a lastrar el crecimiento.

La inversión empresarial, que se había mantenido boyante en 2023, cayó un 1,6% en el año debido a la baja utilización de la capacidad y a unas perspectivas de demanda moderadas. Por su parte, el crecimiento estuvo impulsado por la inversión pública, que creció un 3,3% interanual, y por el consumo público (2,1% interanual), “lo que denota un mal augurio para 2025, ya que las restricciones presupuestarias conducirán a un gasto público menos dinámico”, explicó el economista senior de Francia y Suiza de ING Economics, Carlota Montpellier.

El haber registrado el mismo crecimiento que en 2023 solo deja en evidencia el estancamiento de la segunda economía francesa. Esto supone una llamada de alerta a la zona euro, ya que Alemania también está en la misma tesitura, con su recesión invernal que parece que se va a prolongar. Es España la única economía que tiró del carro el año pasado y parece que en 2025 seguirá siendo así.

De cara a este año, los datos del PMI mostraban que el sector privado francés está dando pequeños visos de mejoría, pero todavía por debajo de los 50 puntos que marcan contracción o expansión (48,3 puntos en enero frente a los 47,5 de diciembre). Los servicios son los que sostienen la economía, frente a un sector manufacturero que está todavía en horas bajas, a pesar de que el PMI mejoró bastante (45 puntos frente a los 39,2 del último mes del año).

En este sentido, la economista de Bloomberg Eleonora Mavroeidi, recalca que de cara al futuro “veremos un repunte modesto” en el primer trimestre de este año, pero señala que “es probable que la persistente debilidad económica combinada con una incertidumbre sobre las políticas fiscales, así como la incertidumbre comercial de EEUU, limiten el crecimiento este año”.

¿Presupuestos o moción de censura?

El gobierno de François Bayrou está avanzando en las negociaciones de los Presupuestos Generales de 2025. Este mismo jueves, la Comisión Mixta de la Asamblea Nacional (Cámara Baja) y el Senado (Cámara Alta), conformada por 7 diputados y 7 senadores, están debatiendo sobre la ley de las cuentas públicas para poder elaborar un texto que mantenga conforme a ambas cámaras y que no provoque la censura de los Socialistas. Todo esto al mismo tiempo que se mantiene un objetivo de déficit del 5,4% del PIB para este año.

Son varios los puntos candentes y la incertidumbre política es, precisamente, lo que va a hacer que el inicio de 2025 en materia económica sea bastante desolador. Según señala Carlota Montpellier, esta incerteza en cuanto a las cuentas y la posibilidad de que Bayrou sufra una moción de censura y caiga su Gobierno, “siguen lastrando la demanda interna, y es probable que persista en los próximos meses”, advierte la experta.

En este sentido, parece poco probable que el consumo de los hogares se incremente en este inicio de año, aunque la inflación haya vuelto a niveles normales y los salarios hayan aumentado. La explicación de Montpellier a esto es clara: “Los temores sobre el desempleo y la incertidumbre es posible que produzcan un aumento de la tasa de ahorro de los hogares”.

La inversión, tanto de las empresas como de los hogares, también se verá ralentizada debido a la política monetaria del BCE, que no da visos de otro recorte de tipos a corto plazo. A seso se suma esa imperante necesidad de reducir el déficit público que “pesará sobre el PIB”, advierte la economista gala.

En este sentido, las previsiones que marca para este año hablan de un crecimiento “muy débil” en el primer trimestre que, “en el mejor de los casos”, llegará al 0,1%. Para el resto de 2025, prevé que la economía gala avance un 0,6%, frente al 0,8% que preveían los expertos del FMI en su informe de enero. Las esperanzas estarían puestas en una recuperación para 2026, pero “en un entorno internacional difícil y con una política fiscal francesa restrictiva, podría limitarse al 1%”, lamenta Montpellier.

Fuente: Revista El Economista

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