Que la economía de España es la que más crece entre las grandes de Europa no es algo nuevo. Que va a ser el país que más crecerá en el corto y medio plazo tampoco lo es. Sin embargo, los economistas de JP Morgan han publicado un informe hace escasos días en el que además de ahondar en lo anterior aportan un dato curioso y del que se ha hablado poco hasta la fecha: la rápida de integración de una parte de los extranjeros que llega a España (algo que no han logrado ni Alemania ni Francia) está permitiendo este crecimiento diferencial. Frente a las dificultades de otras naciones europeas para integrar en la sociedad y el mercado laboral a los ciudadanos que llegan de fuera, España está logrando una integración relativamente rápida, positiva y eficiente. La clave está en la procedencia estos ciudadanos: Latinoamérica.
España ha crecido a un ritmo del 3% o más desde el cuarto trimestre de 2023, mucho más rápido que otros grandes países de la zona euro que luchan por esquivar la recesión o se encuentran en un nivel de estancamiento económico del que no logran salir. De hecho, en el tercer trimestre de 2024, el crecimiento del PIB de España casi ha triplicado al de los otros países del EA4 (Eurozona 4, Alemania, Francia, Italia y España). “Esto representa un cambio significativo con respecto a las primeras etapas de la recuperación tras la pandemia, cuando España iba rezagada”. Así lo destaca JP Morgan en un análisis titulado: “Eurozona: el motor español de crecimiento”.
Los factores de este mayor crecimiento son de sobra conocidos y han sido expuestos en varias ocasiones: un fuerte aumento de la población, una economía muy intensiva en el sector servicios (un sector que vive una edad de oro gracias al turismo y el ocio), un mayor margen para crecer (la caída en el covid fue más profunda en España) y la llegada masiva de los fondos europeos, que aunque no se están gastando al ritmo deseado, está impactando de forma positiva en la actividad y la inversión.
Con todo, el crecimiento del consumo privado, el consumo público y las exportaciones han jugado un papel importante en comparación con otros grandes países de la zona euro. Además, “si lo comparamos con los niveles previos a la pandemia, el consumo público destaca como un factor atípico, aunque las exportaciones también han tenido un impacto. En el lado de la oferta, la productividad ha comenzado a mejorar, algo que contrasta con el comportamiento general de la zona euro”, señala el informe.
La buena integración de los latinos
Sin embargo, donde España realmente sobresale es en un aumento sostenido y rápido de la población en edad de trabajar, impulsado por la inmigración”, destacan los expertos de JP Morgan. Es aquí donde está la miga. Un aspecto notable del reciente desempeño económico de España ha sido el impacto de la inmigración. El informe señala que en 2022, España registró la mayor migración neta en una década, con cerca de 750.000 personas. Desde entonces, los flujos migratorios se han mantenido fuertes, impulsados principalmente por la llegada de ciudadanos de América Latina (especialmente de Colombia, Perú y Venezuela) y Marruecos.
Esto se debe, en parte, a una política de inmigración aparentemente más abierta en comparación con otros grandes países de la zona euro, reza el informe. “Como resultado, la población en edad de trabajar ha crecido un 4% desde 2019, casi el doble de lo registrado en otras partes de Europa occidental y significativamente por encima de los flujos migratorios en Estados Unidos. Este aumento ha impulsado un crecimiento de la fuerza laboral más fuerte que en otras economías avanzadas”, según los analistas del banco americano.
Sin ir más lejos, el número de extranjeros en España creció en 101.568 personas durante el tercer trimestre de 2024 (último dato disponible), hasta alcanzar las 6.735.487 personas, situando la población en 48,9 millones los habitantes, máximo de la serie histórica. Con todo, las principales nacionalidades de los inmigrantes durante el tercer trimestre de 2024 fueron la colombiana (con 34.600 llegadas a España), la marroquí (25.500) y la española (25.200 que la mayoría también vienen de América Latina). Estos ciudadanos de países latinos están siendo el motor del crecimiento de la fuerza laboral española y del PIB.
Desde JP Morgan destacan que si se realiza “un análisis detallado de los datos laboral también ha influido una mayor tasa de participación de los trabajadores migrantes en la fuerza laboral en relación con los trabajadores nativos (este no es el caso de Francia y Alemania), lo que probablemente refleje una integración más fácil de los inmigrantes latinoamericanos a la fuerza laboral española. También hay evidencia de que la reciente ola tiene un nivel promedio de educación más alto que antes de la pandemia. En general, el análisis del Banco de España sugiere que la inmigración contribuyó con más del 20% al crecimiento cercano al 3% del ingreso per cápita del PIB durante 2022-2024″, según se desprende del informe.
Los estrechos lazos culturales entre los países de América Latina (lengua, religión, estilo de vida) y España están facilitando la rápida integración de los miles de ciudadanos que llegan cada año de países como Venezuela, Argentina, Colombia… Estos perfiles vienen en muchas ocasiones con una educación superior (medicina, ingenierías…) y en otros muchos casos con una formación media o media alta (fontanería, electricidad, pintores…) que es muy necesaria y bien recibida por el mercado laboral español. Incluso los que presentan una menor formación cuentan con la ventaja del idioma y la cultura, por lo que se pueden incorporar en las ramas de menor valor añadido del sector servicios, como puede ser la hostelería o los servicios de atención al cliente de las empresas, por ejemplo.
Las exportaciones también suman
En este ciclo, aunque aún existen ciertos desequilibrios que pueden convertirse en riesgos en el medio plazo (como es el consumo y gasto público), el crecimiento de las exportaciones de servicios ha sido uno de los principales motores de la economía española. “En particular, los ingresos por turismo han jugado un papel destacado, con un aumento de las pernoctaciones de extranjeros del 8% hasta noviembre de 2024 en comparación con el mismo periodo de 2023. Sin embargo, otros servicios no relacionados con el turismo, como consultoría, servicios financieros y tecnología de la información, también han experimentado un auge significativo. Este crecimiento refleja, en parte, una mayor competitividad de los precios de las exportaciones de servicios frente a las importaciones, consolidando el papel de España como un actor relevante en este sector”.
En cuanto a la oferta, los analistas de JP Morgan también se muestran sorprendentemente optimistas: “España ha superado las preocupaciones estructurales que afectan a otras economías de la zona euro. Desde principios de 2022, la combinación de crecimiento de la fuerza laboral y productividad ha sido más sólida en España que en el resto de la región”.
En los tres primeros trimestres de 2024, la productividad por trabajador creció un 2% de media, consolidando un repunte cíclico alentador. De cara al futuro, el Instituto Nacional de Estadística (INE) prevé que la migración neta supere los elevados niveles de 2022 entre 2024 y 2026, lo que ayudará a contrarrestar el impacto del envejecimiento de la población en un país con una de las tasas de natalidad más bajas de la UE. Además, el contexto de crédito favorable y los recortes en los tipos de interés del BCE deberían estimular el consumo privado y la inversión, especialmente en un país como España, donde los préstamos a tipo variable tienen un mayor peso que en otros países de la zona euro. También se esperan más inversiones extranjeras directas, con proyectos destacados como centros de datos de Amazon y grandes desarrollos de infraestructuras de hidrógeno en Andalucía.
España seguirá creciendo
“En general, teniendo en cuenta los previsiblemente altos niveles de inmigración en los próximos años, los precios de la energía relativamente más bajos que en otros grandes países de la zona euro, la mejora cíclica de la productividad y una menor exposición directa a posibles aranceles sobre bienes por parte de Estados Unidos, España parece estar razonablemente bien posicionada para mantener su ventaja de crecimiento frente a otras grandes economías de la zona euro”, aseguran los economistas de JP Morgan.
No obstante, se espera que la tasa de crecimiento de España se desacelere en 2025-26, lo que reduciría su ‘desproporcionada’ contribución al crecimiento agregado de la zona euro (alrededor de un tercio en 2024, frente a una participación en el PIB de poco más del 10%). A pesar de esta moderación, España seguirá apoyando el crecimiento de la zona euro, y existe un cierto potencial al alza en nuestras previsiones de crecimiento para la región si España logra mantener un ritmo de crecimiento cercano al 3% (lo que añadiría aproximadamente 0,1 puntos porcentuales al crecimiento de la zona euro). Sin embargo, las limitaciones derivadas del tamaño de la economía española limitan su impacto global.
De cara al futuro, es poco probable que el consumo público siga siendo el principal motor del crecimiento. Esto es especialmente relevante dado el proceso de consolidación fiscal que España deberá acometer para cumplir con las nuevas normas fiscales de la Unión Europea. Una mayor exposición a préstamos a tipo variable, en comparación con otros países de la zona euro, debería favorecer el consumo privado y la inversión a medida que el Banco Central Europeo recorte los tipos de interés. “En conclusión, considerando los previsiblemente altos niveles de inmigración en los próximos años y los precios de la energía relativamente más bajos que en otras grandes economías de la zona euro, España parece bien posicionada para mantener un crecimiento robusto”, concluyen estos economistas.
Fuente: Revista El Economista