Un estudio publicado en Nature Aging evaluó las capacidades de las personas mayores de hoy y de las generaciones anteriores. Qué aconsejan.
En el último siglo, la esperanza de vida de los seres humanos aumentó en casi todos los países. Las vidas más longevas se están convirtiendo cada vez más en la norma.
Un nuevo estudio, que fue llevado a cabo por investigadores de los Estados Unidos, Australia, Suiza y Reino Unido, comparó la salud de los adultos mayores de hoy con la de generaciones anteriores. Los resultados se publicaron en la revista Nature Aging.
Descubrieron que los 70 de hoy son los nuevos 60. Esto significa que las generaciones actuales de personas mayores disfrutan de mayores niveles de funcionalidad física y cognitiva en comparación con las generaciones previas. Se comprobó al menos en los países en que residían los participantes del trabajo.
De acuerdo con Jay Olshansky, investigador en envejecimiento de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, que no participó en la investigación publicada, a partir de los resultados se demuestra que “la capacidad intrínseca, que es lo que realmente importa a las personas a medida que envejecen, es inherentemente modificable”.
Esto significa que se refuerza la idea de que las intervenciones médicas y sociales pueden mejorar esa capacidad.
Qué es la capacidad intrínseca asociada al envejecimiento
El concepto de “capacidad intrínseca” fue desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Abarca un conjunto de habilidades físicas, mentales y sensoriales que permiten a una persona desenvolverse en su entorno.
En 2022, tras un proceso de revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud, se aceptó la propuesta de cambiar “vejez” por “disminución de la capacidad intrínseca asociada al envejecimiento”. Se hizo para reducir las actitudes discriminatorias y prejuiciosas con respecto a la edad.
Investigaciones anteriores también indicaban que la prevalencia de enfermedades que causaban discapacidad había disminuido, y que factores como la educación, una mejor nutrición y la prevención médica estaban contribuyendo a un envejecimiento más saludable.
Sin embargo, la evidencia longitudinal comparativa entre generaciones era limitada, especialmente en regiones con diferencias socioeconómicas marcadas.
El trabajo fue liderado por John Beard, del Centro de Envejecimiento de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, y vino a llenar ese vacío, al combinar análisis detallados de cohortes de diferentes contextos.
Aunque los autores advierten que las tendencias observadas podrían no replicarse en otras regiones, los hallazgos ofrecen una base para explorar cómo factores como políticas públicas, acceso a la educación y atención médica contribuyen a un envejecimiento saludable.
Cómo se hizo el estudio
El trabajo utilizó datos de dos importantes estudios longitudinales. Por un lado, incluyó participantes de Inglaterra desde principios de los años 2000. Por otro lado, analizó adultos mayores en China desde 2011.
Los investigadores midieron indicadores clave de capacidad intrínseca, incluyendo fuerza física, cognición, vitalidad y percepción sensorial a través de evaluaciones estandarizadas. Los resultados mostraron que las generaciones actuales tienen una capacidad intrínseca notablemente mayor.
“Por ejemplo, la fuerza de agarre, un marcador clave de salud física, mostró un incremento promedio del 15% entre grupos recientes”, señalaron los autores.
Las pruebas cognitivas, como la memoria y la velocidad de procesamiento, también reflejaron avances significativos.
Sin embargo, Beard y sus colegas destacaron que las mejoras fueron más notorias en los grupos más privilegiados, lo que subraya la importancia de reducir desigualdades para garantizar que los beneficios del envejecimiento saludable sean accesibles para todos.
“Este hallazgo redefine lo que significa envejecer y nos obliga a pensar en formas de mantener la funcionalidad durante más tiempo”, enfatizó.
Las políticas públicas podrían beneficiarse al fomentar el envejecimiento saludable e invertir en educación y atención médica preventiva. También sería necesario diseñar entornos urbanos que favorezcan la movilidad y la integración social de los adultos mayores.
Además, los hallazgos son una llamada de atención sobre la necesidad de abordar factores emergentes como la obesidad, que podría contrarrestar los avances logrados.
“No hay garantía de que estos avances continúen en el futuro”, dijo Beard. Por lo tanto, es crucial no solo consolidar los logros actuales, sino también identificar nuevas áreas de intervención para prevenir retrocesos en la salud de las personas mayores.
Qué pueden implicar los resultados para el futuro
En relación con las potenciales aplicaciones de los resultados, el doctor Emmanuel González-Bautista, investigador en longevidad del Centro Universitario y Hospital de Toulouse, en Francia, comentó en diálogo con Infobae: “En el momento de la atención médica, se debería tener en cuenta no solo qué edad tiene la persona, sino considerar la cohorte de nacimiento
todas las personas nacidas dentro de un período de tiempo determinado ,
para una valoración más exacta de su salud y sus riesgos”.
Además, el experto sostuvo que “sería deseable que las políticas laborales, de edad para el retiro y los costos de las pólizas de seguros privados se ajusten tanto a la edad como a la cohorte de nacimiento”.
Es decir -aclaró- “entre una persona que tiene 70 años hoy y una persona que tenía 70 años hace 10 años, la primera debería pagar menos por su póliza de seguro porque nació en una cohorte más beneficiada”.
FUENTE INFOBAE