China se ha fijado un horizonte de crecimiento del PIB para 2025 del 5% y un incremento del gasto público que elevará su déficit al 4%, según una información publicada por la agencia Reuters, en la que citan fuentes próximas al Gobierno.

Está previsto que los principales líderes del gigante asiático, incluido el presidente Xi Jinping, anuncien los objetivos económicos específicos de 2025 durante la reunión parlamentaria del mes de marzo y confirmen las expectativas en cuanto al crecimiento económico.

Para este año, el objetivo de crecimiento que se marcaron desde la administración de Xi Jinping fue “alrededor de un 5%”, una marca que los expertos coincidieron que era “muy ambicioso”. Pero, según los últimos datos, parece que van a conseguirlo después de activar una serie de estímulos desde el mes de septiembre. El ministerio de Finanzas anunció que utilizarían 2,3 billones de yuanes (unos 300.000 millones de euros) de fondos de bonos especiales de gobiernos locales en el cuatro trimestre. Además, también planean emitir “bonos gubernamentales especiales” para mejorar “la resistencia al riesgo y las capacidades de préstamo” de los bancos estatales, con el objetivo “de servir mejor al desarrollo de la economía real”.

A mediados de diciembre, los responsables de las políticas económicas se comprometieron, tras la conferencia de trabajo económico, a “mantener el crecimiento económico estable” y priorizar el impulso del consumo interno y la e inversión. Por otro lado, a inicios de ese mismo mes el Politburó, compuesto por 24 miembros, acordaron mantener una política monetaria “moderadamente laxa”. Este es el primer cambio de rumbo en 14 años. Por otro lado, también prometieron herramientas fiscales “más proactivas”, por lo que se deduce que aplicarán políticas presupuestarias más expansivas, con un incremento del déficit del 3% al 4%.

Este giro a la política económica se produce en un momento en el que la segunda economía más grande del mundo se prepara para una posible guerra comercial desencadenada por Donald Trump, con aranceles que incluso podrán llegar al 100% en algunos productos.

Estas medidas arancelarias van a reducir la capacidad de exportación del gigante asiático, afectando fuertemente al crecimiento. El comercio exterior cerró 2023 en superávit con 823.222,7 millones de dólares, lo que equivale la 4,64% del total de su economía.

Este incremento del déficit significa que el Gobierno va a pedir más dinero prestado a los mercados para financiar este aumento del gasto público, lo que supondrá un impulso importante a la demanda interna, mermada desde la salida de la pandemia, a medida que las empresas y los hogares reducen el gasto y la inversión.

El déficit al 4% sería la tasa más elevada desde la reforma fiscal que emprendieron en el año 1994, y supondría romper con la norma establecida por las autoridades chinas de limitarlo al 3%. Aunque los expertos dudan de la modestia de este aumento del déficit, solo un punto porcentual del PIB a partir de 2025, ya que no creen que pueda llenar un vacío cada vez mayor en lo que respecta a la demanda interna del país.

Pero el incremento del déficit sería solo una parte del estímulo fiscal que pretende hacer China. Los altos funcionarios del país también prometieron emitir más bonos especiales del Tesoro y bonos especiales de los gobierno locales para estimular el crecimiento del país. A pesar de que este tipo de bonos no computan en el déficit, pero fue una fuente importante de financiación para las inversiones en infraestructuras. Aún así, en la última reunión del Politburó acordaron poner coto al endeudamiento local.

Hablaron de una nueva política fiscal que revierta esta tendencia de endeudamiento de los gobiernos locales para poder ofrecer los servicios públicos que tienen transferidos.

La deuda pública del conjunto de ayuntamientos y regiones de China ascendió a finales de 2023 a un 31% del PIB, según los datos que maneja el Fondo Monetario Internacional (FMI). De esa deuda, los vehículos de financiación de los gobiernos locales (LGFV) representaban el 48% del total y otros fondos públicos el 13%. Actualmente, el FMI calcula que la deuda pública local de China asciende a unos 116 billones de yuanes, unos 15 millones de euros, lo que supone el 116% del PIB. Esto implica un incremento del 35% con respecto al año 2018.

Pero este nuevo giro en la política fiscal hace que Pekín “pueda emitir más bonos más allá de lo que implica el déficit del 4%, si la inminente guerra comercial daña significativamente la economía del país”, aseguró Zhang Zhiwei, economista jefe de Pinpoint Asset Management a Bloomberg.

Este incremento general del estímulo fiscal para el próximo año, que incluye un mayor déficit y los bonos especiales, puede ascender hasta cerca del 2% del PIB, según proyectan USB Group y BNP Paribas en un estudio.

Esto se trata de algo insólito en China, que hasta ahora adoptó políticas fiscales muy ortodoxas y conservadoras. Pero es algo bastante nimio en comparación con otras economías similares. Estados Unidos, por ejemplo, incrementó su déficit en más del 13% del PIB en solo un año para hacer frente a la pandemia del Covid. Habrá que esperar al mes de marzo de 2025 para confirmar si, efectivamente, el Gobierno decide aplicar esta política fiscal.

Fuente: Revista El Economista

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