Donald Trump vuelve a la carga con una de las ofensivas diplomáticas más excéntricas de su primer mandato: comprar Groenlandia. El magnate neoyorquino, que será presidente de EEUU este mismo enero, ha explicado en un post de su red social Truth, que la potencia norteamericana necesita hacerse con este territorio pues “para fines de seguridad nacional y de la libertad en todo el mundo, Estados Unidos considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta“.

Esta declaración se realizó en el marco del nombramiento como embajador de EEUU en Dinamarca de Ken Howery, cofundador de Paypal con diversos empresarios entre los que destacan Peter Thiel y Elon Musk. Este asunto es un viejo conocido en la agenda del líder y ya en su primer mandado la polémica propuesta se puso sobre la mesa. Concretamente Trump anunció su intención de comprar la gigantesca isla en 2019, una vez ató los diferentes frentes de su guerra comercial con el acuerdo con México y el pacto en fase uno con China, seguido del enfrentamiento con la UE y un acuerdo de compra de gas para reducir los aranceles.

Trump considera que se trata de una base natural totalmente básica para la defensa de EEUU dado que puede ser un punto de conexión entre el continente norteamericano y Europa. Al mismo tiempo cuenta con una importante base aérea y una estación de radar clave. Por su parte su ubicación es no sólo estratégica para el control del Atlántico Norte, sino también para el Ártico.

Pero no es solo que Groenlandia tenga un interés militar. La isla de 2.166 millones de kilómetros cuadrados (más de cuatro veces España) y solo 57.000 habitantes es una auténtica mina de todo tipo de recursos que no se explotan en la actualidad por motivos ecológicos, respecto a una región protegida en su acuerdo con Dinamarca y por el clima extremo de la región. Solo hablando de petróleo, cuya explotación está totalmente prohibida en la región, el último informe del Servicio Geológico de Estados Unidos habla abiertamente de que podría haber unas reservas de 17.500 millones de barriles de crudo y 148 billones de pies cúbicos de gas. Para entender la importancia de estas cifras, EEUU en su conjunto cuenta con 48.300 millones de barriles en sus entrañas La exploración eso sí, es tan complicada que requeriría de los medios más avanzados.

“El futuro no está en el petróleo, sino en las energías renovables, y en ese sentido tenemos mucho más que ganar”, afirmó el gobierno de Groenlandia en un comunicado. El gobierno afirmó que “quiere asumir la corresponsabilidad en la lucha contra la crisis climática global“. De este modo el ejecutivo ‘inhuit’ renunció a una exploración que supone ‘de facto’ cerrar uno de los pulmones energéticos del planeta a cal y canto.

Pero no es solo la energía, según datos del instituto de Groenlandia la región es totalmente rica en tierras raras y todo tipo de minerales preciosos, además de en carbón, grafito y uranio. Greg Barnes, geólogo en jefe de la compañía minera australiana Tanbreez Minerals sostiene que el país cuenta con el depósito de tierras raras más grande de todo el mundo. Entre otros metales, el hielo que cubre el extenso territorio esconde grandes vetas de níquel, cobre, platino y cobalto. Sin embargo se trata de una verdadera frontera inexplorada en la que, de abrirse a proyectos, podrías descubrir grandes yacimientos y reservas de todo tipo de materiales que pueden ser clave en la lucha por generar una cadena de suministros clave.

En cualquier caso los expertos de Brookings señalan que esto no sería rentable desde el minuto uno. “Los costes de exploración y extracción de otros recursos en Groenlandia son elevados debido a las duras condiciones ambientales y la falta de infraestructuras, dos factores que disuaden la inversión”, señala el informe. “Al igual que en otras zonas fronterizas con la extracción de recursos, el éxito del desarrollo de proyectos importantes en Groenlandia depende en gran medida de los precios internacionales de las materias primas”.

El clima y el enfoque ecologista de los habitantes de la región ha llevado a que solo haya dos minas en activo en la zona. En cualquier caso desde Brookings señalan que el cambio climático puede convertir a Groenlandia en la nueva estrella de las materias primas a nivel mundial pues una temperatura solo ligeramente más suave puede llevar a que proyectos que ahora mismo son muy caros y peligrosos puedan de golpe ser más rentables a medida que el país pueda hacer honor al nombre que le pusieron los vikingos cuando exploraron el océano durante la edad media: tierra verde.

El director general de Bluejay mining, Moller Stengard, comentaba el año pasado en una entrevista a Reuters que “estamos viendo temporadas más largas e inviernos más suaves, lo que nos permite hacer más exploraciones”, Además “se ven los efectos del cambio climático. Los glaciares han retrocedido y los casquetes polares se están derritiendo”. En conclusión el directivo explica que “esta región puede ser la clave para proporcionar los recursos que necesitamos para el futuro. Reconocemos los problemas que la rodean, pero también creemos que los metales extraídos de Groenlandia podrían ser parte de las soluciones al cambio climático”.

¿Cuánto costaría Groenlandia?

En ese sentido, si Dinamarca se abriera a negociar la realidad es que estaríamos ante un territorio, al igual que Groenlandia, totalmente inexplorado. Lo primer destacar que legalmente ‘comprar un territorio’ tiene un encaje realmente complicado en derecho internacional en nuestros días y es considerado por muchos como una fórmula del pasado. Sin embargo, el derecho internacional contempla la opción de una cesión de territorio entre dos estados. “La cesión es una entendimiento en derecho internacional y una de las modalidades para adquirir un territorio legalmente. Se puede hacer siempre que haya un consentimiento mutuo”. Ese acuerdo puede incluir una transacción económica entre ambas partes.

En muchos casos la opción será técnicamente imposible ya que si la constitución blinda la integridad constitucional del país la decisión de escindir una parte y ofrecer a otro estado en ilegales y no se puede dar. Por lo tanto según Joseph Blocher y Mitu Gulati, de la Universidad de Duke “la transacción debe cumplir los principios de ambas constituciones“. En el caso de Groenlandia el país funciona con una “ley de Autogobierno” que los reconoce como un pueblo con libertad. En este documento firmado en 2009 afirma que se tendrá que realizar una consulta para cualquier acuerdo internacional que firme Dinamarca que implique a Groenlandia. En ese sentido, si bien legalmente puede ser posible ‘comprar’ la isla, Trump deberá convencer tanto al gobierno en Copenhague como a los habitantes de la misma para que voten a favor en un plebiscito.

En cualquier caso, en la historia ha habido muchos casos de compras de territorios. Destaca claramente la misma compra de Alaska a Rusia por parte de EEUU que se compró por apenas 7,2 millones de dólares de la época, es decir 212 millones de euros actuales. Compras similares fueron las de Luisiana entre Francia y EEUU o Florida. En estos dos últimos casos hubo fuertes componentes geopolíticos con el vendedor (España y Francia) no controlando la región. El caso de Alaska tampoco sería comparable no solo por la época sino porque no se conocía la potencia petrolera y de otros recursos que la región tenía. También hay una referencia interesante, dado que implica a los mismos actores, con la compra de EEUU a Dinamarca de las islas vírgenes por 500 millones de dólares actuales en 1017.

Sin embargo, la propia EEUU ha llegado a poner encima de la mesa un precio por la misma Groenlandia. En la segunda guerra mundial el país norteamericano tomó la isla para impedir que fuera utilizada como una base naval y aérea en una operación de la Alemania nazi, impidiendo así que Hitler tuviese un pie ya en el continente norteamericano. Tras la guerra, el entonces presidente Harry S. Truman hizo una oferta para quedarse con la soberanía ofreciendo 1.000 millones de dólares en oro.

Sin embargo, ha pasado mucho tiempo y 1.000 millones de dólares se antoja como una oferta todavía muy baja. Según el cálculo que realizó el Washington Post en 2019, a raíz de la crisis diplomática en aquel momento, calcularon utilizando la fórmula que usan las empresas de Wall Street para realizar sus operaciones de M&A y el PER. Aunque es difícil aplicar el ratio precio beneficio a todo un país, utilizando el PIB afirmaron que el precio aproximado sería de 38.500 millones de dólares.

Aún es polémica esta medida dado que la economía de Groenlandia podría estar muy fuertemente infrautilizada. Con su escasa población y de que solo cuenta con 3.240 millones de dólares de PIB, actualmente Dinamarca financia el 20% de todo su economía con una inyección de 511 millones de dólares, es decir, la mitad de todo su presupuesto. Esta situación de escasa utilización de sus recursos es la que explica este precio, sin embargo el potencial de una isla de proporciones continentales es inmenso.

Por lo tanto, es muy difícil determinar en qué términos se producirían estas negociaciones, en caso de que Dinamarca se sentase a la mesa. Todo parece indicar que Trump se encontrará con un nuevo rechazo, pero quien sabe hasta donde puede llegar EEUU en su determinación de hacerse con Groenlandia y, en caso de suceder, estas podrían ser las grandes referencias sobre las que empezar a construirse un precio.

Fuente: Revista El Economista

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